Mientras en la madrugada del miércoles en Colombia temblaba, en Noruega todo estaba listo para la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Paz 2025, que fue otorgado a la opositora venezolana María Corina Machado. Desde la semana pasada se había anticipado que ella estaría presente en Oslo, después de casi un año en la clandestinidad y una década en la que el régimen de Nicolás Maduro le ha prohibido salir del país bajo la consecuencia de declararla fugitiva.
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Casi sobre la una de la mañana, el comité organizador del Nobel reveló que honestamente desconocía en dónde estaba la política venezolana, pero afirmó que, pese a la incógnita, ella estaba a salvo y se presentaría en la capital noruega durante el día. “Se espera que llegue en algún momento entre esta noche y mañana por la mañana”, declaró Kristian Berg Harpviken, director del Instituto Nobel. Su hija, Ana Corina Sosa, fue quien pronunció el discurso y recibió el galardón, el cuarto que recibe a título de su madre desde el año pasado.
Pero mientras esto ocurría, la misma organización del galardón alimentaba la especulación y la propaganda en torno al eventual aterrizaje en Noruega de Machado. Los organizadores también revelaron una llamada, sin fecha, en la que Machado les avisaba que sí o sí iba para allá y que tenía que colgar porque debía tomar su vuelo.
“Tuvimos que pasar por muchas cosas, y tanta gente arriesgó su vida para que yo pudiera llegar a Oslo. Les estoy muy agradecida. Y esto es una muestra de lo que significa este reconocimiento para el pueblo venezolano”, dijo. La jornada de entrega de todos los premios cumplió con su agenda sin rastro de María Corina. Pero, pasadas las ocho de la noche (2 a. m. en Noruega), María Corina salió al balcón del Grand Hotel en Oslo a saludar a quienes la esperaron durante horas.
Estaba visiblemente cansada: vestía una chaqueta negra y el pelo desarreglado, reflejo de más de 24 horas de travesía. Con los brazos cruzados sobre su pecho, entonó el himno de Venezuela tras once meses de clandestinidad.
“Estoy aquí por ustedes”, gritó antes de volver al interior del recinto. “Se ha tratado de aprovechar al máximo la entrega del premio y todo lo que significa su presencia en Oslo para generar una campaña de atención hacia ella y sus ideas, digamos, aprovechando al máximo esta circunstancia. Es lo que en publicidad llaman una campaña de expectativa”, explica Txomín Las Heras, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
Según contaron medios estadounidenses durante la jornada, como “The Wall Street Journal” y “The Washington Post”, la de Machado fue toda una travesía: afirman que salió en barco, de forma clandestina, rumbo a Curazao, desde donde presuntamente partiría el vuelo que la iba a llevar hasta Europa. Harpviken mismo declaró que sacarla de Venezuela había requerido más trabajo del que llegaron a imaginar. Vale la pena resaltar que la forma en la que María Corina habría dejado Venezuela coincide con rutas similares a las que ya han tomado en el pasado varios opositores perseguidos por el régimen de Miraflores.
Harpviken afirmó que muchas personas habían arriesgado su vida en esta operación, a pesar de que no logró estar en la ceremonia. En las 40 millas náuticas que separan a Venezuela de Curazao existe un alto control marítimo por parte del Estado venezolano, por lo que el riesgo solamente aumentaba. Cabe recordar que en estas mismas aguas Estados Unidos mantiene una férrea vigilancia desde agosto último. Según “El País”, existe otra versión, la cual Machado había salido de Venezuela antes del martes y que, citando versiones del mismo régimen, habría escapado en un avión estadounidense que transportaba a deportados venezolanos.
Sin embargo, Las Heras también es crítico al reseñar que el premio ciertamente perdió brillo cuando, pese a todos los esfuerzos, Machado no estuvo ahí, una promesa que hizo y reiteró en varias ocasiones durante las últimas semanas. De momento, la expectativa vuelve a estar en la madrugada: el comité anunció que, sobre las 4:00 a. m. del jueves, Machado participaría en una rueda de prensa en Oslo. Mientras esto ocurre, Donald Trump y Nicolás Maduro, a quien desde Oslo le pidieron reconocer el resultado electoral y renunciar, siguen redoblando la apuesta contra el otro, tensando más una cuerda de la cual desconocemos el límite. Maduro insistió ante miles de manifestantes en Caracas este miércoles que habría que “refundar” la Gran Colombia (el Estado naciente del Congreso de Angostura de 1819 y que comprende lo que hoy es Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador, entre otros territorios) como respuesta a la agresión de Estados Unidos. De ese lado, Trump anunció que, en simultáneo, se apoderaron de un barco petrolero frente a las costas venezolanas “por buenas razones”, avisando que “están pasando otras cosas, lo verán más adelante”. Según la Fiscalía de EE. UU., el barco era operado entre Venezuela e Irán.
Entretanto, Ana Corina Sosa afirmó que la promesa de la opositora es volver, pero si salir fue complicado, el regreso podría redoblar los peligros. Para Las Heras, desde afuera tiene sin duda más margen de maniobra, pero “el hecho de estar también dentro de Venezuela le confiere una imagen, y no solamente una imagen, sino también una característica de resistencia interna que hasta el momento le ha dado buenos frutos”. El siguiente capítulo se verá el jueves, cuando veamos a Machado hablar en una rueda de prensa.
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