De los 27 años de trayectoria política de Henrique Capriles, 25 los ha hecho de la mano de Primero Justicia (PJ), el partido que fundó en 2000 con otros jóvenes activistas políticos. Con esta bandera enfrentó a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2013, que llevaron al dirigente chavista al puesto que hoy todavía ostenta. Pero este martes se confirmó que la dirigencia del partido lo había expulsado por tener la intención de participar en las elecciones legislativas del 25 de mayo.
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“Resulta especialmente indignante y escandaloso que figuras como Henrique Capriles y Tomás Guanipa, tras negociaciones con el régimen de Maduro, hayan sido habilitadas selectivamente, a pesar de haber estado inhabilitadas hasta hace apenas unas horas y hayan sido beneficiadas con una tarjeta electoral, mientras los partidos legítimos del país siguen judicializados y secuestrados por el poder. Todo esto ocurre mientras hay presos políticos, compañeros de partido perseguidos, torturados, en la clandestinidad o en el exilio por pensar distinto”, afirma el comunicado del PJ. En concreto, los expulsados fueron Tomás Guanipa, Ángel Medina, Juan Requesens, Amelia Belisario y Pablo Pérez.
Guanipa (candidato legislativo) es hermano de Juan Pablo, una de las cabezas visibles del partido y en clandestinidad desde las elecciones del 28 de julio, mientras que Requesens (candidato a la Gobernación del estado Miranda) fue preso político en Venezuela, recién liberado en 2023. Todos estos nombres se suman al de Manuel Rosales, líder de Un Nuevo Tiempo, quien aspira a la reelección como gobernador de Zulia y cuya agrupación política recibe a Belisario, Pérez, Guanipa y Capriles como cabezas de lista para las elecciones a la Asamblea.
Todos estos movimientos reconfiguran la unidad con la que la oposición llegó a las elecciones del 28 de julio de 2024 respaldando a María Corina Machado y, en últimas, a Edmundo González Urrutia. A simple vista pareciera que la fractura se da por participar (o no) del cuestionado proceso electoral del régimen. Sin embargo, para Julio Borges, también miembro fundador del PJ, esta solo fue “la gota que rebasó el vaso”.
“Este es un tema que ha ido generando un cortocircuito dentro de Primero Justicia desde que se celebraron las primarias en las que se eligió a María Corina Machado como candidata, en octubre de 2023. En aquel momento, este mismo grupo de personas intentó frenar las primarias, renunció a participar en ellas y finalmente nunca se incorporó a la campaña presidencial de María Corina y Edmundo. Querían que el candidato fuera Manuel Rosales, y el 28 de julio no dieron la pelea como lo están haciendo ahora por el voto”, explica el dirigente, exiliado en España y columnista de El Espectador. Capriles, a través de X, culpó precisamente a Borges de su expulsión, afirmando que la hoy cúpula del partido responde a él. También afirmó que “no existe autoridad (de PJ) para ejercer expulsiones por la participación electoral”.
“La ruptura es sumamente lamentable, ya que se trata de dos líderes vitales para el país. Henrique Capriles es un gran luchador político y un líder destacado, impulsor de iniciativas sumamente importantes, y Julio Borges ha sido un estratega de gran peso. Y lo fundamental es que Primero Justicia ha sido, hasta ahora, el partido político probablemente más consistente que ha tenido Venezuela en este período tan oscuro para los partidos. Por ello esta ruptura, además de ser una pérdida, beneficia de manera significativa al régimen de Maduro”, explica Alejandro Martínez Ubieda, analista y miembro de la organización Diálogo Ciudadano Colombo-Venezolano.
Martínez vincula estas rupturas y “viejas tensiones” con la forzada derrota en las elecciones del 28 de julio. Las actas oficiales nunca se hicieron públicas, y la oposición sigue rechazando la autoproclamación de Maduro. En cambio, consideran a González presidente electo. Según Martínez, la derrota, sumada a la represión contra la oposición y al encarcelamiento de políticos (896 hasta abril, según la ONG Foro Penal), habría sido el detonante final para esta ruptura.
Participar o no participar, esa es la cuestión
“Desde octubre de 2023 hasta ahora se han sostenido innumerables reuniones y conversaciones dentro de Primero Justicia para alcanzar algún tipo de entendimiento. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha generado una brecha que se ha profundizado considerablemente en el partido”, continúa Borges. Llegaron al punto en el que PJ decidió no participar en el proceso del 25 de mayo. A su juicio, los expulsados cometen un “gran error” al involucrarse, pues es seguir la “agenda de Maduro”.
No obstante, en contraste con la posición de los líderes de la PUD, Eglee González Lobato, analista y consultora política venezolana, considera que no participar del proceso (como lo ha pedido Machado) es darle al pueblo venezolano la imagen de que los candidatos oficialistas son “la única vocería, la única candidatura, la única opción”, siendo que, por el contrario, presentarse es la opción de seguir cultivando la confianza en todo el país.
“La opción de no participar es equivalente a abstenerse del ejercicio de la política. Repetir una estrategia ya implementada anteriormente no solo ha reducido espacios que ya eran complicados de consolidar, sino que también genera una inmovilización de la sociedad. Es decir, hay que tener en cuenta que una elección presidencial es muy distinta de una elección regional o parlamentaria, en la que se moviliza el liderazgo regional. Esto tiene un gran impacto en el país: no se habla únicamente de un cambio político a nivel nacional, sino de un cambio en la defensa de sectores de las diversas fuerzas vivas del país”, comenta la analista.
También cita el caso de Barinas, cuya gobernación fue ganada en 2022 por Sergio Garrido, candidato de la PUD. Aunque Borges analiza como un pequeño grupo a los expulsados de PJ, para González, más allá de los nombres, “tienen una fortaleza importante, capaz de atraer a otros sectores de la tendencia moderada a sumarse y contribuir en ese proceso electoral”.
Lo cierto es que, como en múltiples ocasiones del pasado, la oposición venezolana está de nuevo fragmentada y reconfigurada para seguir intentando ser un contrapeso al régimen madurista, que dictó las condiciones para estas elecciones legislativas y regionales del 25 de mayo. González enfatiza en que una de las claves es entender que victorias electorales no solucionarán una crisis de la magnitud que vive Venezuela sin algún tipo de consenso o negociación con el régimen.
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