En esta época de fiestas de fin de año los artículos sobre “cerrar ciclos”, un término cada vez más usado en el lenguaje popular para describir el fin de una etapa, vuelven a inundar las redes sociales. La mayoría ha asociado este comportamiento con cambios visiblemente notables, como un nuevo corte de pelo o alguna nueva actividad como ir al gimnasio. En Venezuela, al menos en la última semana, “cerrar ciclos” se ha relacionado con el deseo de que un organismo popular, que ya cumplió su término, acepte que no puede seguir operando.
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“Ese ciclo debe cerrarse”, declaró el político venezolano Manuel Rosales, del partido Un Nuevo Tiempo. Una frase de la que han hecho eco muchos.
A través de una carta, los partidos de la Plataforma Unitaria Democrática de Venezuela se enteraron el pasado 23 de diciembre de que se había pedido y aprobado la prórroga para la Asamblea Nacional, la cual terminaba oficialmente en enero de 2021, pero cuyo funcionamiento se ha extendido hasta la actualidad. La carta, fechada el 19 de diciembre, estaba dirigida al embajador estadounidense Francisco Palmieri –que está en Colombia- y firmada por Dinorah Figuera, presidenta de la Comisión Delegada. En esta expresa la decisión de prorrogar la actividad por un año más.
“Partamos por el principio: eso es una Comisión Delegada. Ni siquiera la totalidad de quienes se abrogan en la condición de diputados están allí. Y acto seguido, después de esa carta, viene la renuncia de la segunda vicepresidenta de la Asamblea (Auristela Vásquez), quien había firmado la carta. Así que la verdad todo es muy confuso, y eso es algo que los venezolanos no necesitan”, comenta Rafael Guzmán, miembro de la directiva de Primero Justicia y exdiputado de dicho organismo hasta enero de 2021.
Aunque la incertidumbre y el desconcierto sobre la Asamblea Nacional (AN) de 2015, aplaudida en su momento por toda la oposición al chavismo, puede ser lo último que necesiten los venezolanos en este momento, Guzmán también es fulminante al hablar de ese cuerpo legislativo. “Tampoco es que los venezolanos estén pendientes de qué hace la AN2015. Solamente se habla cuando sale la noticia de que se va a prorrogar”, apunta.
Desde la aprobación de su primera prórroga, en diciembre de 2021, la AN2015 perdió influencia y peso en el tablero político. De hecho, pocos saben hoy que es Figuera quien la preside y que Juan Guaidó, quien la presidió por casi siete años y a través de esta se declaró presidente interino de Venezuela, dejó el cuerpo en diciembre de 2022.
“Para mí el mandato popular hay que respetarlo, y a nosotros se nos dio un mandato por cinco años. Cualquier extensión que hayan hecho de eso, por muy ilegítima que haya sido la elección de 2020, no da pie para que tú te prorrogues de la nada y que esta, que fue una victoria muy bonita y contundente para darle herramientas al país, tampoco significaba que teníamos un mandato infinito”, reflexiona Guzmán.
El exdiputado de Primero Justicia no es el único en pensar así. Otros, como Juan Requesens, Ángel Medina, Marialbert Barrios, Tomás Guanipa, Milagros Paz, José Manuel Olivares, Jorge Millán y José Antonio Mendoza, también dieron por concluido su mandato, ya sea en 2021, como Guzmán, o meses después. Aunque Guzmán explica que hay muchas dudas sobre esta carta por la que se habría extendido el mandato de la AN, y que incluso no se sabe si es del todo verdad, pues circuló por redes sociales, la mayor pregunta es por qué debería seguir operando.
Quienes defienden la prórroga insisten en que hay que proteger los activos de Venezuela que se encuentran afuera y que, producto de las sanciones y del desconocimiento a Nicolás Maduro como presidente, se han congelado en países como Estados Unidos y hay juicios que atender en países como Inglaterra. Sin embargo, Guzmán sostiene que si bien se necesitaba un ente que cumpliera con esas funciones, la dualidad de gobiernos no funcionó, y “acá están los resultados”. Mantener este organismo abre problemas de transparencia que son, precisamente, los que se buscaban enfrentar desde la oposición.
“Como ciudadano, no sé cuáles son las actuaciones de la AN2015, pues son secretas. No hay rendición de cuentas y no se sabe cuál es el destino de los recursos congelados o de los procesos judiciales. No se le informa al país de eso y no ha ayudado a ese cambio que los venezolanos ansiamos. Sinceramente, mi balance es negativo, porque es lo mismo que nosotros adversamos”, remata.
Ante las dudas de si los diputados de la AN2015 siguen recibiendo dinero, Guzmán dice que desconoce esta realidad. En redes sociales, varios usuarios se han quejado de que estas figuras recibirían hasta US$5.000 por su papel de diputado, pero este es el tipo de detalles que no han sido esclarecidos por los miembros en actividad de dicho parlamento. El Espectador intentó contactar a Figuera, pero no recibió respuesta.
“Ahora, de ser así, que se vean beneficiados sería absolutamente escandaloso. Entiendo que todo funcionario público tenga derecho a una remuneración, pero como dicen: a salario igual, trabajo igual. Y no sé qué hacen. Te preguntaría: ¿cuánto gana un director de hospital en Venezuela? No veo por qué un diputado debería tener un salario superior a eso y por qué son los únicos funcionarios que se verían beneficiados de esos recursos congelados”, remató Guzmán.
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