La lucha contra el narcotráfico y el rol de Venezuela volvieron a tomar vigencia al inicio de esta semana desde distintos frentes. Mientras en Estados Unidos se espera el despliegue de destructores navales frente a las costas venezolanas, en Caracas el régimen de Nicolás Maduro anunció que movilizará a más de 15.000 efectivos a lo largo de la frontera con Colombia para hacer frente a las redes que trasladan droga entre ambos países.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Al tiempo, Diosdado Cabello informó que han decomisado 52,7 toneladas de drogas en lo que va del año, lo que, según él, representa entre el 70 % y el 80 % del total que se traficaría desde Venezuela. Citó además presuntos informes de Naciones Unidas y volvió a cuestionar la “amenaza” de Estados Unidos. “¿Por qué no despliegan aquí sus flotas, sus aviones, para luchar contra el 87 % de la droga que sale de Colombia? Lo despliegan y están preocupados por donde supuestamente sale el 5 %”, dijo.
Sin embargo, en contraste con las cifras de Cabello, según el informe Narcotráfico en Venezuela 2024, 639 toneladas de cocaína transitaron por el país en 2023, generando $ 8.236 millones de dólares, una cifra que supera, en perspectiva, el presupuesto de defensa de Venezuela, estimado por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo en $ 4.900 millones de dólares. A este contraste se suman las ya conocidas acusaciones de Washington contra Maduro y Cabello de dirigir el Cartel de los Soles, una organización criminal presuntamente conformada por altos mandos militares y encargada de coordinar el envío de cocaína hacia Estados Unidos desde Venezuela y otros países de la región.
Toda esta falta de transparencia en cuanto a cifras, sumada a la deslegitimación del régimen de Maduro tras las elecciones de 2024 —de las cuales nunca se presentaron actas que respaldaran su reelección—, deja serias dudas sobre las formas en las que se sostiene el poder desde el Palacio de Miraflores.
“Cuando no solo tenemos un crecimiento del narcotráfico, sino que además se suman a ello el oro — en especial este mineral — y otros de gran valor estratégico, como el coltán o las tierras raras, el panorama se complica aún más. A esto se agrega el debilitamiento del rol del Estado y el hecho insólito de que quienes deberían defender los recursos naturales, la economía y el establecimiento de mecanismos de comercio transparentes que generen confianza en los actores del comercio internacional son justamente los más interesados en mantener redes opacas”, explica Alejandro Martínez Ubieda, analista de la Asociación Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano.
Lo que revela el experto da luz sobre las presuntas y variadas formas de enriquecimiento del Estado venezolano. Además del petróleo, pieza clave en esa economía, las fuentes que ya menciona el analista se suman y forman un panorama más complejo. Martínez señala cómo el Estado ha entregado a los militares determinadas áreas para su control y explotación.
Este es, además, otro de los factores clave para entender los negocios del Estado: la permisividad o concesiones en diferentes industrias. Así lo explica Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario: “Muchas veces llega a acuerdos e incluso participa en dinámicas criminales, desde el nivel nacional hasta una especie de federalización que se ha dado de facto. No podemos hablar de una organización criminal como tal en el Estado, pero sí de muchos actores estatales que han generado toda una serie de dinámicas dependiendo del negocio y el territorio en el cual se encuentran. Tenemos generales que logran el dominio territorial de un área y pactan con organizaciones criminales, pero que muchas veces entran en conflicto con aquellas mismas organizaciones con las que han pactado algunos actores del centro. Esto hace que la situación en Venezuela se configure como un complejo equilibrio criminal”.
Rodríguez añade a todas las fuentes de presuntos ingresos las criptomonedas, describiendo al país como un terreno fértil para negocios ilegales, con concesiones como “el uso de los recursos del Estado, particularmente energía eléctrica, instalaciones para el desarrollo de este tipo de economía con monedas cripto”. A esto se le suman negocios de terceros con asuntos de interés social como los medicamentos o programas de subsidios como los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). De este programa, Rodríguez destaca cómo Álex Saab, ministro de Producción Nacional de Maduro, aprovechó para “enriquecerse y amasar una gran fortuna a partir de la corrupción y el desfalco, mediante productos que eran comprados incluso con sobreprecio o con calidades altamente deficientes, lo que finalmente llevaba al ciudadano a enfrentar problemas de salud o a tener un acceso limitado a estos alimentos”.
Lo cierto es que, si la cuestión es de presencia criminal, no puede obviarse que uno de los grupos que ha sacado provecho de esas fallas es el ELN, el cual, según ambos analistas, ha aprovechado la situación para hacer presencia territorial en Venezuela, fortaleciendo su posición y ocupando un rol importante en la cadena de narcotráfico de la región.
La pregunta a futuro sería, sin duda, si el hecho de que Estados Unidos vuelva a poner su foco sobre las redes de tráfico que permean al régimen de Caracas será efectivo para frenarlas. Rodríguez es escéptico, asegurando que el narcotráfico es capaz de adaptarse y evadir los controles que intente imponer Washington a través de sus diferentes órganos de control, mientras que Martínez es más optimista, pues considera que la presencia de estos barcos en aguas venezolanas puede servir para monitorear la actividad ilegal que parte de ese territorio y, de cierta forma, “asfixiar la economía ilícita y delincuencial que tiene Nicolás Maduro”.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
El Espectador, comprometido con ofrecer la mejor experiencia a sus lectores, ha forjado una alianza estratégica con The New York Times con el 30 % de descuento.
Este plan ofrece una experiencia informativa completa, combinando el mejor periodismo colombiano con la cobertura internacional de The New York Times. No pierda la oportunidad de acceder a todos estos beneficios y más. ¡Suscríbase aquí al plan superprémium de El Espectador hoy y viva el periodismo desde una perspectiva global!
📧 📬 🌍 Si le interesa recibir un resumen semanal de las noticias y análisis de la sección Internacional de El Espectador, puede ingresar a nuestro portafolio de newsletters, buscar “No es el fin del mundo” e inscribirse a nuestro boletín. Si desea contactar al equipo, puede hacerlo escribiendo a mmedina@elespectador.com