Margarita Rosa de Francisco confiesa que fue abusada a los 8 años

Su columna se llama ‘El violador’ y en ella asegura que historias como la de ella se deben a una larga cadena de abandonos.

Redacción Cromos
19 de diciembre de 2019 - 05:59 p. m.
En su columna invita a las mujeres a que sigan rompiendo el silencio para empezar a sanar y motivar un cambio social. / Will van der Vlugt, director/DP Caramel Pictures, para Cromos
En su columna invita a las mujeres a que sigan rompiendo el silencio para empezar a sanar y motivar un cambio social. / Will van der Vlugt, director/DP Caramel Pictures, para Cromos

“Y la culpa no era mía (tenía ocho años). Ni dónde estaba (dentro de un carro). Ni cómo vestía (un vestido con canesú y cuello redondo). El violador fuiste tú, muchacho –escribe Margarita Rosa de Francisco en su columna en El Tiempo–. ¿Cuántos años tendrías? Calculo que por ahí unos veinticinco. Conducías el carro de mi papá. Siempre me llamó la atención que fueras pecoso y pelirrojo. En Cali no se veía a nadie así. 'Lo que pasó' contigo no sé si me lo he inventado. Todavía me pregunto si más bien se trata de una fantasía que tuve al sentir tus ojos tan fijos sobre mí aquella tarde en que me estaba bañando en la piscina de la casa de mi tía con mi hermano y un amigo suyo”.

Por primera vez la actriz cuenta esta experiencia en su columna, pero ya lo había hecho en un video de Colombianas, una biografía colectiva (un espacio digital en el que diferentes mujeres cuentan sus experiencias de vida): “El chofer estaba con nosotros y me miraba todo el tiempo. Yo alcanzo a percibir la mirada de este hombre, distinta. Una mirada contenedora, animal. Una mirada muy penetrante y muy seductora”. Acto seguido, el hombre se acerca a la piscina, donde ella jugaba a ser una princesa, y le pregunta si quiere aprender a manejar. Ella dice que sí, sale del agua, se viste y se monta con él en el carro.  

“Me lleva lejos por una carretera cerca al aeropuerto –continúa la artista en el video–. Yo empiezo a sentir un terror indecible dentro del carro. Empiezo a percibir que algo no está bien ahí. El hombre para el carro y me dice: ‘Siéntense en mis piernas’. Yo me siento allí y creo que el señor empieza a masturbarse, y yo empiezo a sentir el pene de él, pero tengo la confusión y pienso que de pronto estoy sentada en la palanca de cambios. Yo estoy cogiendo el timón con las manos y tengo al hombre detrás con una respiración horrible. Me dice que simplemente coja el timón y él hace lo demás”.

Durante un tiempo el carro va y viene, hasta que la niña le dice al chofer que no quiere más. Él, sin embargo, le aclara: “Yo le digo cuanto termina la clase”.

Para la actriz es un momento borroso y hoy, tantos años después, le cuesta decir exactamente cómo pasó todo, pero también asegura que es una experiencia que tiene clavada en la mente y que ha llevado siempre con ella. No siente que el hombre la haya maltratado, pero recuerda muy bien haber sentido ese contacto sexual de él debajo de ella. Y no olvida que el chofer le aclaró que no debía contarle a su papá sobre lo que había ocurrido, porque él no tenía permiso para llevarla tan lejos.

“Yo quería ir a la clase, así que está la típica situación del niño abusado que no sabe si produjo la situación. Eso no me dejó sentir suficiente rabia contra él. Yo conté el episodio de abuso de este conductor ya grande. Mis papás lo recibieron aterrados. Muy culpables. Dijeron: ‘¿Dónde estábamos nosotros?’. Estaban trabajando y nosotros estábamos en manos de este señor”.

Margarita Rosa de Francisco asegura que eventualmente lloró mucho esa experiencia en terapias de pscioanálisis y que todavía hoy la pone muy incómoda contar su historia, que la llevó a relacionar lo sexual con algo malvado, con algo sucio y que no está bien. En su columna invita a las mujeres a que sigan rompiendo el silencio y liberando estas experiencias que las marcaron, para empezar a sanar y motivar un cambio social: “El violador en nuestro camino no es un individuo sino todo un sistema de abandonos y de duelos desiguales encadenados unos a otros. Sigamos gritando, mujeres, si eso ayuda a desarmarlo”, termina.

  

Por Redacción Cromos

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar