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Amenaza en la red Grindr

Joven activista de derechos humanos de la comunidad LGBTI denuncia amenazas a través de una red social para homosexuales. El sujeto detrás de la intimidación sería estudiante de la Universidad de los Andes. Habría al menos cinco casos.

Natalia Herrera Durán
27 de septiembre de 2015 - 02:00 a. m.
Sebastián y Alejandro Lanz, hermanos, activistas y defensores de derechos humanos de la ONG Parces y de la comunidad LGBTI. / Andrés Torres - El Espectador
Sebastián y Alejandro Lanz, hermanos, activistas y defensores de derechos humanos de la ONG Parces y de la comunidad LGBTI. / Andrés Torres - El Espectador

Es fácil saber quién es Sebastián Lanz en la Universidad de los Andes. Es estudiante de antropología y derecho, y activista y defensor de derechos humanos de la ONG Parces y de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas (LGBT). Sus días los ha dedicado a luchar por los demás. Pero esta vez son su vida y su integridad las que están en riesgo. En las manos tiene la evidencia de las amenazas que ha recibido en los últimos meses, que tienen en jaque su tranquilidad y la de su familia.

Lo que más preocupa es que hay indicios para creer que el criminal detrás de la intimidación estaría en la misma universidad. También, que no sería la primera vez que amenaza con deformar con ácido el rostro de algunos estudiantes del centro educativo. Sus víctimas tienen una cosa en común: son gais y utilizan la aplicación Grindr en su celular, reconocida red social entre la población homosexual. El panorama se complica cuando la universidad asegura que no puede hacer nada para identificar al responsable de las amenazas o evitar que esto siga sucediendo.

Esta historia empezó el viernes 28 de agosto. Sebastián Lanz estaba en la Quinta de Bolívar, en los alrededores de la Universidad de los Andes, en el centro de Bogotá. Su celular vibró. “Loca, drogadicta, afeminada”. Fueron las primeras agresiones que recibió a través de su Grindr, popular sitio web que tiene como fin cruzar mensajes y acordar citas de amor, trabajo y amistad entre homosexuales.

Lanz contestó que lo denunciaría ante las directivas de la universidad, porque a través de esta aplicación se puede conocer la ubicación y esta persona estaba a pocos metros de él. Su interlocutor desconocido, sin foto de perfil, contestó que no le importaba. Dos días después las agresiones se convirtieron en amenazas. “¿Cuando te desfigure la cara irás a seguir actuando como una mongaloca? (…) Eso va a pasar cuando te mande a tirar ácido. Sebastián Lanz, tus días están contados (…) si me echan de la universidad, lo mato. Su hermano y usted son unos hijos de puta”.

“Manifieste a esta unidad de investigación de la Fiscalía si las amenazas tienen relación directa con su labor como activista de derechos humanos”. “La persona que me amenaza, menciona que soy un activista de tres pesos, se mete con mi vida sexual, con mi apariencia, con mi vida laboral y con mi hermano, que también es activista”, dice la denuncia que Lanz interpuso en la Fiscalía y que sigue a la espera de reparto, como se dice cuando el caso no ha sido asignado a un investigador.

Pero su hermano, Alejandro Lanz, también abogado de los Andes y defensor y activista LGBTI, no sólo terminó involucrado en los mensajes, también pasó a ser el enlace que podría contextualizar un poco más esta historia. Un año atrás, también a través de la aplicación Grindr, desde un perfil desconocido y con un lenguaje muy similar, le habría escrito esta persona, muy preocupada por saber si alguien conocía su identidad: “El semestre pasado amenacé una gente gay de la U con tirarle ácido, ¿sabías? (…) Esa gente entró en pánico y se empeñaron en encontrar mi identidad (…) yo soy un man de clóset, uniandino”, decía, y rogaba por saber si Alejandro o su pareja sabían quién era él y sobre estas amenazas. Alejandro Lanz intercambió un par de mensajes más, lejos de imaginar que un año más tarde, el amenazado por “El Loco”, como decía llamarse, sería su propio hermano. En la conversación se identifican al menos cuatro estudiantes de la misma universidad amenazados, uno de derecho, otro de antropología, otro de ingeniería y uno más de economía.

La respuesta de la universidad

“La Universidad de los Andes es una institución de carácter académico, y por ende, no le compete realizar investigaciones conducentes a identificar sujetos que lleven a cabo acciones presuntamente intimidatorias a sus miembros. Si bien, uno de sus objetivos comprende velar por el bienestar de la comunidad, las acciones encaminadas a lograrlo tienen una aplicación que se circunscribe al ámbito universitario. Lo anterior es importante por dos razones: la primera, porque las amenazas no se llevaron a cabo en la Universidad de los Andes, como lo enuncia Alejandro en el encabezado de su correo; la segunda, porque el medio en el que se manifestaron no es institucional; es una red social (Grindr) a la que las personas se vinculan voluntariamente”.

Esa fue la respuesta que dio la universidad a las denuncias de Sebastián y Alejandro Lanz, a través de la ombudsperson, Margarita Gómez, como se conoce el cargo de la persona que tramita estos requerimientos. La respuesta, según los Lanz, no tiene en cuenta la solicitud de investigación de estos hechos, sobre todo teniendo en cuenta que en 2013 una persona, con un lenguaje muy similar, les dijo lo mismo a otros tres estudiantes uniandinos a través de la misma plataforma.

Por lo pronto, sin mucho más que hacer, los hermanos Lanz esperan que las amenazas en su contra no sean más que eso.

La historia de una red social para gais

La ubicación de la persona, su edad, peso, estatura y una foto de perfil son los datos básicos que están disponibles en la mayor red social móvil para gais en el mundo, con más de 4,5 millones de usuarios: Grindr. “Como cualquier otro hombre gay, yo quería saber quién más era gay a mi alrededor. Yo sabía que no era el único hombre gay con este problema, por lo que quería encontrar una manera simple y divertida para que los hombres se conocieran entre sí”, aseguró Joel Simkhai, el fundador y actual presidente ejecutivo de esta plataforma que surgió en marzo de 2009.

En América Latina, Grindr empezó específicamente en Brasil, el noveno país donde la aplicación es más popular. En enero de 2011 ganó el premio al mejor sitio web de citas para móvil. Hoy, tras el éxito que ha tenido, existen otras aplicaciones, como Scruff y Hornet —también para hombres gais—, Brenda —para lesbianas— y, más recientemente, Tinder, que nació en 2012 y también está dirigida a heterosexuales.

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Luego de publcado este artículo, el rector de la Universidad de Los Andes reaccionó con esta carta

Por Natalia Herrera Durán

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