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¿Cómo es el trabajo adentro de una UCI en Bogotá?

El trabajo también cambió para médicos, enfermeras y personal de servicios generales: los turnos se han hecho más largos, el estrés aumenta y cada día viven con las unidades al tope.

Santiago Ramírez Baquero
31 de agosto de 2020 - 07:11 p. m.
“Normalmente tenemos grupos de intensivistas, enfermeras y terapeutas las 24 horas del día”, pero ha sido un reto, pues la institución ha requerido multiplicar hasta por cuatro el número de profesionales, pero no es fácil debido a que la mayoría de instituciones en Bogotá están en condiciones similares.
“Normalmente tenemos grupos de intensivistas, enfermeras y terapeutas las 24 horas del día”, pero ha sido un reto, pues la institución ha requerido multiplicar hasta por cuatro el número de profesionales, pero no es fácil debido a que la mayoría de instituciones en Bogotá están en condiciones similares.
Foto: Santiago Ramírez Baquero

El cambio de turno no baja la tensión en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Cardio Infantil. Aunque sean las seis de la mañana, el ritmo nunca disminuye en esta UCI que tiene sus camas a tope con 12 pacientes que no se deben descuidar ni un minuto.

El nivel de protección debe ser alto, largo y minucioso lavado de manos, guantes para ponerse implementos como protección de zapatos y batas, protección ocular, gorros y trajes. Una vez se cruza una línea amarilla no puede haber vuelta atrás.

Los médicos monitorean cada detalle de sus pacientes, algunos en decúbito prono para que la respiración sea posible, y poco hablan entre ellos, salvo para algunas precisiones en procedimientos. Despersonalizados, el único rastro de su identidad, los ojos, los hace ver cansados: los turnos se han hecho más largos, el peligro es constante y el estrés está a niveles altísimos.

Fabio Varón, inmunólogo intensivista y jefe de la UCI cardio infantil, habla del cambio que ha traído la pandemia. Previo a ella solamente tenían con una UCI respiratoria con 12 camas. Hoy hay 4 UCI dedicada a la atención de pacientes covid19. “Aunque aumentamos UCI y camas seguimos estando en ocupación del 95% al 100%”, afirma Varón.

El número de pacientes incrementa, y afuera en las calles las personas no saben si prefieren morir de covid-19 o de hambre. “Normalmente tenemos grupos de intensivistas, enfermeras y terapeutas las 24 horas del día”, pero ha sido un reto, pues la institución ha requerido multiplicar hasta por cuatro el número de profesionales, pero no es fácil debido a que la mayoría de instituciones en Bogotá están en condiciones similares.

Varón se siente preocupado por la consulta tardía de las personas, algunos solo consultan cuando los síntomas ya son graves, lo que dificulta la posibilidad de tratar la enfermedad de una manera menos invasiva. Y su análisis se siente ante el miedo de las personas al querer asistir a un centro médico cuando se tienen los síntomas.

“Ahora hay que llegar antes porque toca vestirse, y este debe ser un proceso que tiene que ser supervisado, lo mismo cuando llegue el momento del retiro. Las salidas son de manera individual, no se puede salir en grupo, porque necesitamos que la mayoría del personal esté pendiente”.

No solo los médicos y enfermeras son los que están en la primera línea. También hay personas, la mayoría mujeres, que sus labores de servicios generales fueron destinadas exclusivamente a manejar los desechos producidos por las UCI, trabajo no menor para atender la compleja situación.

Menos tensionante parece ser el centro de enfermería que vigila los pacientes en hospitalización, aunque igual con personas enfermas con covid19.

Tanya Silva llegó a trabajar durante un mes como enfermera y ene se tiempo contrajo el virus. Saluda a su familia por la ventana que da a un pasillo exterior que afortunadamente tiene la habitación que le fue asignada. No se siente tan aislada, incluso afirma que aprende desde su nueva posición “me tienen que pinchar todos los días, y es raro asumir una posición de paciente-enfermera. Si me deprimo y si me preocupo me debilito, no me puedo permitir eso porque enfermo más”, confiesa la enfermera.

Su colega, la jefe de enfermería Yenny Gómez tiene memorizados los nombres de la mayoría de pacientes, los saluda como si fueran las más cercanas personas en una forma de levantar ánimos a cualquiera que se le atraviese. Sus consejos no sobran “no traigas esto aquí que puede ser un foco de contagio… necesito la guía de procedimientos para quitarnos los trajes aquí mismo… veamos el estado de los pacientes…”, mientras habla todo esto, hace rondas por el centro de enfermería, está pendiente de los fármacos que llegan, de la limpieza del lugar, de que todo esté en orden.

Una cama sin paciente se asoma a la entrada del centro de enfermería. “En unas horas ingresarán a alguien”, dice y continúa en sus largas horas de trabajo.

Por Santiago Ramírez Baquero

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