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Cuatro años para hacer 64 parques en Bogotá

Para adecuar esos espacios, claves dentro de la visión de ciudad de Peñalosa, se destinarán $350.000 millones. Aunque la mayoría está a cargo de las alcaldías locales, cualquier intervención deberá tener el visto bueno del gobierno central.

Redacción Bogotá
05 de septiembre de 2016 - 02:00 a. m.
Una muestra de las obras que  se adelantan en el parque zonal Bosa Naranjos. / Cristian Garavito
Una muestra de las obras que se adelantan en el parque zonal Bosa Naranjos. / Cristian Garavito
Foto: Cristian Garavito/ El espectador

La palabra parque resalta en el discurso de Enrique Peñalosa. Esos espacios no sólo “están en su corazón”, como dicen quienes lo conocen, sino que, en su lógica para entender la ciudad, son claves para garantizarles a los ciudadanos su derecho a lo público. En su primer gobierno (1998-2000) impulsó la construcción de 1.200. Ahora pretende dejar, al menos, 64.

En Bogotá hay 5.029 parques, de acuerdo con el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD). Lo primero que hizo esta administración fue cambiar la política para manejarlos, ya que Gustavo Petro (2012-2015) les delegó la responsabilidad de la mayoría a las alcaldías locales, y tan sólo 95 quedaron a cargo del IDRD. Ahora el mandato es que cualquier intervención en un parque pase por el filtro de la administración central, con el fin de unificar los criterios tanto para hacer obras como para diseñar la estrategia de recreación y deporte.

La meta de 64 es alta si se compara con la que el anterior gobierno se impuso pero no pudo cumplir, que era de 13; de hecho, la ejecución fue de tan sólo el 32 %. Orlando Molano, director del IDRD, explica que para lograrlo presupuestaron $350.000 millones. Serán parques zonales (entre 1 y 10 hectáreas) y vecinales (más pequeños que los anteriores y que cubren las necesidades de los barrios). Aunque aún no está definido puntualmente dónde quedarán, el funcionario asegura que “estarán por toda la ciudad y su ubicación dependerá de una priorización de espacios que definiremos al cruzar muchos factores que indiquen las zonas donde son necesarios. Para eso cruzamos bases de datos de las secretarías de Seguridad y de Educación, por ejemplo, con la idea de construirlos en sectores cercanos a colegios o donde se requiera mejorar la seguridad”, precisa el funcionario.

Ya definieron que a un costado de los pilones del cable de Ciudad Bolívar habrá uno. En Las Margaritas (Kennedy) y La Esperanza (Bosa) harán otros dos, con recursos del cupo de endeudamiento por $5 billones que el Concejo le aprobó a la administración este año. De ahí, $74.000 millones son para la construcción de parques y alumbrados en barrios populares. Con recursos de valorización pretenden hacer 13 más.

Pero ¿cómo recabar terrenos en una ciudad donde a duras penas se consigue una esquina libre para construir un colegio? Molano admite esa dificultad (“el suelo está muy caro”, dice) y explica que parte de la estrategia es recibir lotes que les darán el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y la Defensoría del Espacio Público (Dadep).

La necesidad de conseguir espacios hace recordar el alboroto que se armó en la primera alcaldía de Peñalosa, cuando expropió siete hectáreas del Country Club, en la localidad de Usaquén, norte de Bogotá, con el fin de crear una zona verde al servicio de la gente de a pie. El Distrito, sin embargo, terminó metido en un pleito jurídico que aún no se desenreda. Puede decirse, por lo pronto, que la administración aún no es dueña del terreno y por eso no puede adecuarlo como se debe, aunque puede organizar eventos como Jazz al Parque, que se escuchará allí el 10 y el 11 de septiembre. Está pendiente, sin embargo, un nuevo avalúo para definir cuánto hay que pagar y si pasa formalmente a manos públicas. Como candidato, incluso, Peñalosa sostuvo que le gustaría “hacer un parque en los demás terrenos del Country”, pero aclaró que no alcanzaría a hacerlo en su periodo de administración.

En el corto plazo se ha dedicado a asuntos más puntuales, como recuperar parques en mal estado e iluminar otros para que sean funcionales de noche. Ya lo hicieron en el Atahualpa (Fontibón) y el Cayetano Cañizares (Kennedy). El director del IDRD, sin embargo, pide entender que “es imposible intervenirlos todos”. Ahí, entonces, también están haciendo un trabajo de priorización.

A eso se suma el objetivo de construir 75 canchas sintéticas, no necesariamente ligadas a los parques. Las primeras obras que entregó este gobierno, de hecho, fueron escenarios de ese tipo en Salitre y Rafael Uribe Uribe. Este año deberán quedar listas al menos 15.

Cumplir esas metas no sólo le permitiría a la ciudad mejorar sus indicadores, pues actualmente tiene 4,93 metros cuadrados de zonas verdes por habitante, cuando deberían ser al menos 10, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Cumplir, para esta alcaldía, también significaría darle coherencia a un discurso en el que los parques son centrales.

Por Redacción Bogotá

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