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En total, 11 de los 15 humedales de la capital obtuvieron esta distinción, que obliga, tanto a la nación como al Distrito, a elaborar políticas que busquen su conservación y su uso racional, por lo que se deberán diseñar planes de manejo que permitan conservar la flora y la fauna del territorio.
El complejo de humedales de la ciudad, que se interconectan a lo largo del río Bogotá, cubre un área total de 667 hectáreas, en las que viven, transitoria y permanentemente, 196 especies de aves, de las cuales 41 son acuáticas, 65 migratorias y tres propias de la región cundiboyacense. La tingua, el cucarachero del pantano y el chamicero se cuentan, junto con la margarita del pantano, la verdolaga y las orquídeas, como fauna y flora autóctonas de la región que hacen parte importante del equilibrio ecológico de la ciudad.
Es por ello que a la lista Ramsar ingresaron los humedales de Tibanica, La Vaca Norte, El Burro, El Tunjo, Capellanía, Santa María del Lago, Córdoba, Jaboque, Juan Amarillo, La Conejera y Torca-Guaymaral, que, de acuerdo con la Secretaría de Ambiente, cumplen la función de “actuar como esponjas naturales regulando el agua de la capital, conservando el nivel freático de los suelos y controlando inundaciones”.
El secretario de Ambiente, Francisco Cruz, aseguró que el Distrito ha trabajado en la recuperación de estos ecosistemas: “Con el Acueducto hemos estado limpiando los cuerpos de agua, quitando las conducciones erradas de aguas contaminadas, mientras que, por su parte, la Secretaría de Ambiente ha sancionado a los infractores, personas naturales e instituciones educativas que insistían en contaminar los humedales. A la vez, se viene desarrollando una serie de labores pedagógicas con la comunidad para que se apropie de estos espacios, a través de aulas ambientales, ciclorrutas y senderos”.
Si bien la convención Ramsar busca dar pie a políticas y acciones positivas en busca de prevenir las acciones negativas contra los humedales, esta nueva declaratoria no iría en contra de los planes de renovación del alcalde Enrique Peñalosa en Torca y la Reserva Van der Hammen.
De acuerdo con la Secretaría de Ambiente, la declaratoria permitirá el apoyo intergubernamental para su protección, por lo que la nación deberá enfocar y ayudar a la ciudad en este proceso, mientras que el deber de la administración será tomar nuevas medidas para que se haga un uso racional de los humedales y se detenga su deterioro.
El tratado es un acuerdo internacional que se creó en la ciudad de Ramsar (Irán) en 1971 y con él se busca comprometer a los países que hacen parte de las Naciones Unidas en la conservación de los cuerpos hídricos del mundo incluidos en la lista. En estos 43 años se han reconocido 2.300 humedales, 11 de ellos en Colombia, incluidos todos desde este año en el acuerdo, entre los que se cuentan la Ciénaga Grande de Santa Marta (Magdalena y Atlántico), el río Bita (Vichada) la laguna de la Cocha (Nariño), el sistema de agua de Chingaza (Cundinamarca), la laguna de Otún (Risaralda), la laguna de Sonso (Valle del Cauca), los lagos de Tarapoto (Amazonas), la ciénaga de Ayapel (Córdoba) y la ciénaga de Zapatosa (Cesar y Magdalena).