Hace seis años David Zuluaga, un estudiante del Gimnasio La Montaña, inquieto por los asuntos del país y la política, se acercó a la rectora de su institución, María Mercedes de Brigard, y le propuso realizar una actividad académica en la que él y sus compañeros representaran por unos días a los legisladores del Congreso de la República. La idea era dividir a los estudiantes de bachillerato que quisieran participar en el número de bancadas de los partidos políticos influyentes, tener jornadas de debate sobre asuntos importantes y como resultado presentar “proyectos de ley”.
El estudiante impulsó esta idea y creó una tradición en la institución que este año convoca al 5º Congreso Joven, que comenzó ayer en el Archivo de Bogotá, donde se reunirán hasta el próximo sábado ochenta jóvenes, entre los 15 y 18 años, provenientes de instituciones educativas de Bogotá, Medellín, Cali, Ibagué, Cartagena, Duitama y Montería.
“Me gusta que el Congreso Joven permita que vengan de muchos lugares del país y de alguna manera podamos simular la inclusión de toda la población colombiana representada en ellos”, dice Camilo Andrés Garzón de 17 años, presidente del Congreso Joven y representante del partido Conservador joven.
Al final del encuentro los estudiantes convertidos en senadores, y divididos por comisiones, sacarán adelante distintos “proyectos de ley” que resulten del debate sostenido en las sesiones.
Son seis los temas que fueron elegidos previamente por los representantes del Gimnasio La Montaña y que corresponderán a cada comisión, de acuerdo con la agenda política actual del Congreso: Ley de Víctimas, Juzgamiento Militar, Presupuesto Nacional, Legalización de la dosis mínima, Reforma a la salud y Cambio en la Mayoría de Edad.
Los organizadores buscan que con el tiempo en el Congreso de la República se tengan en cuenta sus iniciativas. Para la rectora de la institución, el propósito del Congreso Joven es “crear conciencia democrática y de las necesidades del país en los estudiantes”.
El presidente del Congreso Joven, Camilo Andrés Garzón, concluye que estos espacios son importantes porque ayudan a “desarrollar un espíritu crítico frente a la política colombiana y conducen a recobrar la fe en las instituciones que tenemos. Podemos ponernos en el lugar de los senadores sin caer en los partidismos en los que incurren en ocasiones los reales, concentrándonos en la búsqueda de soluciones que contribuyan a las necesidades colombianas”.