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Allie Pleiter, la McDonald's de los libros

La escritora estadounidense desarrolló un método matemático que le permite escribir tres libros al año. Después de 14 años de carrera, ha publicado 30 obras que se venden en Amazon como pan caliente, o mejor, como combos de Big Mac en centro comercial gringo.

Mariángela Urbina
03 de junio de 2016 - 04:41 a. m.
Allie Pleiter, autora de 30 publicaciones, se crio en Connecticut (Estados Unidos) y actualmente vive en Chicago. / Cortesía
Allie Pleiter, autora de 30 publicaciones, se crio en Connecticut (Estados Unidos) y actualmente vive en Chicago. / Cortesía

Allie Pleiter casi enloquece en el proceso de terminar su primer libro. Nunca tomó clases de escritura, ni seminarios, ni diplomados. Nunca se propuso dedicarse a escribir. Sin embargo, 14 años atrás, tenía una historia, y unas ganas de contarla. Se demoró tres años intentando poner en palabras eso que quería, luchando consigo misma, hasta que, al fin, lo logró. Puso el punto del final y encontró un editor dispuesto a publicarla. Después, el libro se vendió incluso más de lo esperado. Y, después del después, siguió vendiendo. Hoy tiene más de un millón de libros vendidos y un editor que le exige tres obras al año.

La cifra, cuando menos, intriga. De Virginia Woolf a García Márquez. De García Márquez a cualquier aspirante a escritor de 20 años, encontrar una industria en la que sea posible escribir una novela al año ya es suficiente razón para celebrar. Por poner un par de ejemplos, pensemos en algunos de los referentes actuales de la literatura colombiana: Piedad Bonnett, entre el 2001 y lo que va del 2016, publicó cinco obras grandes. Por grandes, quiero decir, en prosa. Obras de autor. Novelas. Ricardo Silva Romero, quien asume la escritura como cualquier trabajo de oficina, ha sido, quizás, un poco más “productivo”: entre el 2001 y el presente publicó diez libros. Digamos once, si se tiene en cuenta que Érase una vez en Colombia es un solo libro con dos novelas.

Por su parte, Mario Mendoza —quien en cada Feria del Libro de Bogotá recibe filas y filas de adolescentes ansiosos por su autógrafo— es el más productivo de nuestro ejemplo. Ha publicado once novelas grandes desde 1995. Pero además, entre 2013 y 2015 publicó siete novelas juveniles. Con todo y eso, si uno distribuye las novelas equitativamente en sus años de carrera, ni siquiera Mendoza alcanza a publicar una novela al año. Si bien en algunas ocasiones tanto él como Ricardo Silva han publicado más de una obra en el mismo año, el número de publicaciones totales no alcanza, siquiera, a rozar levemente las cifras de Allie Pleiter en Estados Unidos.

¿Cómo es que alguien tiene energía para sacar tres libros por año? Bueno, para eso es el chunky method, una fórmula matemática basada en la experiencia de Pleiter y en, dice ella, una investigación que hizo observando a otros amigos escritores. Así descubrió cómo la creatividad y la productividad pueden ir de la mano.

Pero antes de hablar de creatividad necesitamos un datico sobre nuestra industria: en Colombia, según el Ministerio de Educación, los índices de lectura en internet han aumentado en los últimos años, mientras que la lectura del libro de papel sigue en picada. Por el otro lado, según los boletines más recientes del Ministerio de las TIC, más de la mitad de Colombia no tiene suscripción a internet, ni móvil, ni fija. Eso significa que, así Mario Mendoza tuviera gasolina para escribir más de una novela al año y quedar satisfecho con el resultado, con todo y su nombre y reconocimiento, no le sería exactamente fácil encontrar una industria que le alimente el pulso.

Pero no importa. Imaginemos un país ideal en el que el tema de la industria esté superado. ¿Qué es lo que tiene esta mujer que le permite escribir tanto? Ella dice que todo es gracias a su método: “Tu chunk es la cantidad de palabras que puedes escribir trabajando en buenas condiciones hasta que se te acabe la gasolina. La mayoría de los escritores tienen un chunk consciente, entonces lo que puedes hacer es usarlo para planear el tiempo que necesitas para tener listo tu manuscrito. Si tu chunk es de mil palabras, por ejemplo, necesitarías 100 chunks para escribir un manuscrito de cien mil palabras”.

Ese método lo convirtió en un libro, una especie de manual que ajusta sus variables dependiendo del tipo de escritor: los que necesitan soledad, los que escriben hasta en las paredes, los que trabajan tiempo completo, los que son padres de familia o los que, como Pleiter, tienen rutinas inquebrantables en su día a día. Ella es cristiana y en su caso, algo que siempre incluye en la división, es el tiempo que necesita para rezar.

“Para ser buen escritor o para cumplir con tu chunk no tienes que poner música clásica e irte a escribir en una finca alejada frente a un lago. Puedes escribir y hacerlo tan bien como ellos, como esos que necesitan el lago, aun si estás en Starbucks o si cada media hora te tienes que parar a hacer algo distinto, como aspirar el piso o empacar la lonchera de los niños”, explica Pleiter. Ella se siente identificada con estos últimos: “Al principio me sentía mal, luego entendí que mi cerebro funciona así y lo que hice fue desarrollar una fórmula que me permitiera vivir con eso”.

Como ella, en el mundo angloparlante, otros escritores publican con frecuencia envidiable. Es el caso de Stephen King, quien es el rey de la novela de terror. “Los escritores son más empresarios que cualquier otra cosa”, dice Pleiter. Entonces, pensando en libros como cualquier otro producto y, por decir alguno, hamburguesas, uno podría decir que los libros de Pleiter —casi siempre historias de amor con desenlaces formativos— son el McDonald’s de la literatura. Asequibles, sacian el hambre, saben bien, se venden por montón, y si se comen todos los días seguramente vendrá la obesidad, y, por supuesto, el hastío. Los libros de Stephen King, por su parte, serían la hamburguesa que hace la mamá en la casa, con carne que ella condimentó, acompañada de un pan especial, artesanal y horneado por panaderos profesionales.

Ambos venden libros como hamburguesas. Y Pleiter ofrece combos. Por ejemplo, si usted se antojó y quiere comprar su más reciente novela —publicada hace un par de semanas— le va mejor comprando las últimas dos de un totazo. Va a recibir un descuento que le deja prácticamente las dos a precio de una. Si de lo que se antojó fue de The Chunky Method Handbook, puede comprarse el libro o mandar un mensaje de texto. (Pleiter desarrolló la manera de asistir 24/7 a escritores enloquecidos con su fecha de entrega, en Estados Unidos y desde su celular. Usted escribe que necesita ayuda y ella le organiza la vida, basada en su chunk). Recuerde, eso sí, que se puede engordar, y tal vez enfermar un poco si sigue comiendo, pero, a la final, un pecadito de vez en cuando no le hace daño a nadie.

Por Mariángela Urbina

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