El Magazín Cultural

Arrabalero y Montaña en Rionegro

Publicamos la segunda entrega del diario de viaje y de música de las bandas de rock bogotanas Montaña y Arrabalero. Hoy, la presentación en el bar Don catador, de Rionegro, Antioquia.

Juan Sebastián Aguilar*
10 de junio de 2018 - 05:01 p. m.
Una de las imágenes de la velada del viernes 8 de junio en el bar Don catador.  / Sergio Moreno
Una de las imágenes de la velada del viernes 8 de junio en el bar Don catador. / Sergio Moreno

Segundo concierto de la gira: ¡Rionegro! Desde enero estuvimos gestionando esta fecha para tocar en Don Catador, en colaboración con Mario Puentes, local de Rionegro. Mario es un personaje muy conocido en el este antioqueño por ser un fiel promotor de las bandas de rock independiente colombianas. Lo conocí en Facebook por recomendación de un conocido de mi amigo Daniel Piedrahita. Mario es además el guitarrista y cantante de la banda Llueve en la montaña, que cerró en el concierto de anoche.

La energía que se sentía en Don Catador, una muy amable cantina que tronaba la música de Arctic Monkeys, Los Petit Fellas, Vicentico y Red Hot Chili Peppers, era intensa. La calidez de las personas que fueron a vivir el concierto y el ambiente acogedor del bar hacían que nos sintiéramos felices.

Montaña abrió el concierto con un sonido delicado, construido con armónicos en la guitarra y el bajo, mucho delay y reverberación, que resultaba ser una textura envolvente e hipnotizante. Decidí sentarme en primera fila, frente a mi amigo Felipe León, uno de los guitarristas de Montaña, quien me transmitía calma y paz. Tocaron Coordenadas, el disco que lanzaron hace un mes, que se caracteriza por ser un disco rico en atmósferas que invitan al oyente a entrar en un estado de contemplación.

Se bajó Montaña y nos subimos los integrantes de Arrabalero. Fue la primera vez, en un año, que tocamos sin visuales, porque el encargado dejó el proyector en el hostal de Medellín. Tocamos las diez canciones que conforman Sudoku, el disco que estaremos lanzando a finales de junio. Éste está dividido en dos partes: Lado A, que es vocal e introspectivo, y Lado B, que es agresivo. Entre la audiencia, que eran principalmente millenials, se destacaban dos adolescentes que cabecearon todo el concierto. Para mí es una dicha que haya asistido tanta gente, que se acercaban a nosotros, gritaban y aplaudían. Estas reacciones nos emocionan mucho porque nos sentimos muy cerca de la audiencia, que nos pidió una canción adicional cuando dimos por terminado el concierto. Tocamos Proserpina, que hace parte de Sudoku, y habíamos olvidado incluir en el setlist.

Después de nosotros tocó Llueve en la montaña, que cerró el evento. Tienen un sonido pesado, especialmente por el baterista que toca con mucho ponche y mucho volumen. Mario canta en gutural, a grito herido, y toca la guitarra con líneas melódicas muy líricas. La saxofonista tiene un sonido delicado y muy pulcro, así como una voz con las mismas propiedades. Fue una experiencia muy plácida, que también se debe a la seriedad con la que estos músicos asumen su rol.

Salí feliz del concierto porque soltamos todo en la tarima, sudamos y reímos. Qué buen ambiente, de verdad. La hospitalidad y el apoyo de los amigos de Rionegro fue fundamental en el desarrollo de tan grata experiencia. Nos sentimos honrados de ir abriendo nuevos caminos con gente tan linda y tan seria, ¡muchas gracias!

Siguiente parada: Manizales.

* Guitarrista de la banda Arrabalero

Por Juan Sebastián Aguilar*

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