El Magazín Cultural
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Cayó un Rayo y dejó un museo

La institución creada por el maestro Omar Rayo inicia la celebración de su 30° aniversario.

Sara Araújo Castro
13 de enero de 2011 - 09:57 p. m.

Águeda Pizarro de Rayo ha dedicado la mayor parte de su vida a las letras, a la poesía. Ahora, en ausencia de su querido maestro y compañero Omar Rayo, las artes y la gestión del museo le toman todos los días con sus noches. Agradece que él hubiera dedicado tanto tiempo a programar la celebración de los 30 años de la institución que lleva su nombre, y que arranca mañana con una extensa programación.

Omar Rayo, emblemático artista, grabador y gestor que falleció el pasado 7 de junio de 2010, cumpliría 84 años el próximo 20 de enero. Ese mismo día se celebra la fiesta patronal de Roldanillo y los 30 años de la apertura del Museo Rayo, la institución a la que entregó las tres últimas décadas, con una exposición de Fernando Botero y con una semana cultural que complementa aquellos planes que el maestro preparaba con más de un año de antelación.

En los jardines del museo, diseñados por el arquitecto mexicano Leopold Gout, yacen los restos del  artista bajo el epitafio que él escogió: “Aquí cayó un Rayo”. Como su esposa lo afirma, “al caer aquí el Rayo, sembró el futuro de una institución por la que luchó toda su vida”, y a la que ahora ella se ha dedicado con devoción, pues a pesar de sus quebrantos de salud, Omar Rayo seguía soñando con extender el museo y hacer de su taller un espacio para el aprendizaje.

Museo del Intaglio

Cuando en las décadas del 60 y 70 el grabado estaba en boga, ya el maestro Rayo había iniciado su trabajo de tallado en papel que él llamó intaglio y que se hacía con un bajo relieve, primero con tórculo sobre planchas de cobre y cinc, y luego a mano sobre planchas de cartón. El taller donde trabajaba  esta técnica, con la cual posteriormente desarrolló la mayor parte de su obra, le sirvió de inspiración hace cuatro años para hacer una nueva fase de la institución, que se acercaba a las tres décadas.

Con el apoyo del museógrafo y artista Édgar Correal, se realizó el diseño de este centro, que tiene en el primer piso del módulo-museo la historia y el proceso del intaglio y el aporte del maestro Rayo a la gráfica internacional. Y el segundo, una exposición antológica de las diferentes colecciones de grabado del maestro Rayo.

Además de esta nueva obra, que Rayo no alcanzó a ver terminada, están las dos exposiciones principales: una cumple el sueño de traer Testimonio de incertidumbre, del maestro Fernando Botero, la segunda rinde homenaje al maestro Omar Rayo, ambas curadas por el historiador de arte, profesor, curador y primer director del Museo Rayo, Miguel González.

Aunque Roldanillo y toda Colombia extraña la presencia del artista, los miembros de la junta de la Fundación y del Museo Rayo se han ocupado de que este año se mantenga la alegría para poder conmemorar tres décadas de una labor cultural que trasciende la obra artística de Omar Rayo y que refleja que su extenso legado seguirá brillando en adelante.

Por Sara Araújo Castro

 

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