El Magazín Cultural
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Conjugando la guerra

Lo mejor y lo peor de la guerra siempre se ve en sus consecuencias.

Juan Carlos Piedrahíta B.
24 de febrero de 2011 - 09:58 p. m.

A veces los coletazos emocionales parecen más devastadores que las propias armas creadas para la destrucción, pero también sucede que en esos momentos posteriores afloran actitudes y sentimientos que a pesar de reflejar la crudeza del instante vivido, tienen la capacidad de conectarse con el espíritu para producir algo más que dolor. Eso fue lo que sucedió con las manifestaciones musicales surgidas después de la Guerra Civil Española (1936-1959) y que representó la transición a lo que luego se le dio el nombre de nueva canción, una corriente que tuvo exponentes en España y en todos los países de América Latina, incluido Brasil.

Paco Ibáñez, nacido en Valencia en 1934, es uno de los representantes más destacados de esta época y a quien le tocó padecer desde muy niño el exilio. Por eso vivió sus primeros años en Francia y desde allí se enteró de la noticia del arresto de su padre, un militante anarquista, que fue internado en campos de reclusión para españoles republicanos. Buena parte de la producción discográfica de Ibánez está dedicada a la musicalización de versos de poetas célebres por su compromiso social durante la guerra. Rafael Alberti, Gabriel Celaya, Miguel Hernández y José Ortega son algunos de los nombres en los que este artista se ha apoyado para hacer referencia a las heridas de la guerra.

Otro de los grandes exponentes de esta corriente es Víctor Manuel, quien al lado de su esposa, Ana Belén, visitó Colombia el año pasado. A este compositor y cantante nacido en 1947 la Guerra Civil Española lo tocó muy de cerca porque le quitó a su abuelo. Su padre, Ángel, ha sido su más importante fuente de consulta a la hora de abordar esta época.

Aunque nació en Manila en 1943 y se trasladó a Madrid a mediados del 50, Luis Eduardo Aute también se ha preocupado por explorar el tema de la guerra y lo ha hecho no sólo para sus composiciones, sino también para inspirar su propuesta gráfica.

Joan Manuel Serrat no podía quedar por fuera de este grupo de artistas que han logrado reflejar la cotidianidad de un pueblo después de la guerra. Además de sus interpretaciones de poemas de  Miguel Hernández, el catalán ha hecho una radiografía de los efectos del conflicto en canciones como La Carmeta, La tieta y El drapaire, todas ellas bellas consecuencias de la guerra.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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