El Magazín Cultural

Diario: Día 1. Amor y Muerte (Cuentos de sábados en la tarde)

Un diario pretende recopilar las experiencias de quien lo escribe. Este en especial también desea ser el remolino alrededor del cual giren todos nuestros sentimientos, desesperanzas e ímpetu. Quiere hacernos entender y que nos comprendamos.

Juliana Vargas / @Jvargasleal
19 de enero de 2020 - 12:15 a. m.
 “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. / Archivo particular
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. / Archivo particular

Enero 18

Vamos a hablar de amor, ya que eso es lo que vende. Está en la Coca-Cola y en las apps sobre meditación. “Comparte con los demás”, “ámate a ti mismo”. Está en los chocolates de febrero, en los amigos secretos de septiembre, en Navidad y Año Nuevo. Está en cada carta que no te envié, en las valentías que me guardé, en las cobardías que se adueñaron de mis manos, mi boca, mis brazos que no fueron capaces de abrazarte, de lucharte, y al mismo tiempo de soltarte.

Vamos a hablar de la muerte, ya que nadie quiere escuchar de ello. Vamos a hablar de la última mirada acusadora que me regalaste y al mismo tiempo tan llena de amor, desamparo y cuervos. Vamos a hablar de los cuervos y de la magia, de la magia que dejaste huérfana cuando te fuiste, y de las lágrimas que se atragantaron a medio camino.

Vamos a hablar de amor, porque todos creemos saber qué es, pero al definirlo no hacemos más que tartamudear. Y por eso no te amé lo suficiente, aun cuando creía que no cabías dentro. Y por eso no te luché lo suficiente, no te volé lo suficiente, no te leí lo suficiente. El amor es lo que dice Coca-Cola y las apps de meditación, es lo que dice los matches y las salas de cine, es lo que dicen los sofás cuando se han acabado las palomitas, y también son las palomitas que idealizamos mientras se posan en los alfeizares. 

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Cómo iba a amarte, si nunca tuve tiempo para detener mis pasos y mis latidos, nunca tuve tiempo para pensarte, pensarte de verdad. Mirarte de frente y no a través de un lente, de aquellos que se ven delante de un celular, una pantalla, un algoritmo.

Amar es…Amar es…amar es el dolor que siento mientras estoy aquí, arrodillada. Amar es recordar tu rostro bajo el féretro. Amar es…es.. “Dense fraternalmente un saludo de paz”. Es aquella vez que me atreví a decirte que te quedaras, y también aquella otra en la que no te soporté. Son las veces que me sobrepuse a mi cobardía, las veces que me atreví a pensar por mí misma, a sentir por mí misma, a lucharte como sólo lucharía un loco, como Florentino Ariza por Fermina Daza, como Leandro por Hero ¡Yo que sé! Como sólo yo habría luchado por ti, de haber escapado del vórtice que es este mundo.

Vamos a hablar de amor y de muerte, porque amarte es vivir con tu rostro bajo el féretro, para recordar que debo empezar a ser yo, empezar a amar como no te pude amar a ti, y al mismo tiempo amar como sólo podría haberte amado a ti. “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.

Por Juliana Vargas / @Jvargasleal

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