El Magazín Cultural

El decálogo literario y periodístico de Juan Gossaín

“La prensa es el guardián del manicomio y en Colombia ese guardián se enloqueció”, fue una de las sentencias de Juan Gossaín en conversación con Antonio Morales durante el Carnaval de las Artes y que a este asistente le sirvieron para proponer un decálogo (de 13 puntos) del periodismo.

Farouk Caballero / especial para El Espectador
16 de febrero de 2019 - 04:23 p. m.
Juan Gossaín durante el Carnaval de las Artes de Barranquilla en 2019. / Cortesía Fundación La Cueva
Juan Gossaín durante el Carnaval de las Artes de Barranquilla en 2019. / Cortesía Fundación La Cueva

La Cueva en Barranquilla se llenó a reventar la tarde del 15 de febrero de 2019. El motivo obedeció a que Juan Gossaín conversaría con Antonio Morales en el marco del XIII Carnaval Internacional de las Artes.

Uno de los palabreros legendarios protagonizaba el comadreo titulado “Tras un Gossaín literario”. El whisky se sirvió y el hijo más emblemático de San Bernardo del Viento empinó su codo y mojó su palabra: “No puedo ver a Toño sin acordarme de Jaime Garzón”. 

La nostalgia se posó sobre todos los presentes. De inmediato, Juan y Toño notaron que la memoria de Jaime Garzón es inmarcesible y que las heridas de su muerte aún sangran en los colombianos que lo admiramos. Por eso, rescataron su humor y rememoraron jocosidades, como cuando Utreberta, la mujer de los oficios en la casa de los Gossaín, le dijo al escritor que su vida era prácticamente un vacile, porque no trabajaba y se la pasaba sentado en el escritorio leyendo y escribiendo. 

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Lo que no supo Utreberta fue que ella era, en casa de Juan Gossaín, lo que Visitación fue en casa de Gabriel García Márquez. El mismo Gossaín contó que Visitación fue una indígena que los abuelos de Gabo compraron para que les ayudara en los oficios de la casa. Visitación se hizo mítica en la prosa del verdadero gran colombiano, Gabo.

Ella fue una de las tantas mujeres que le sirvieron al costeño más universal para forjar con palabras a Remedios, la bella. Sobre todo, porque la ascensión de Remedios al cielo fue la versión acomodada que la abuela de Gabo dio a su pueblo cuando le preguntaron por el paradero de Visitación. La indígena se fugó con un chofer, pero eso no era poético. Por lo tanto, la abuela Tranquilina Iguarán Cotes decidió ficcionalizar el desenlace y, sin pretenderlo, motivar la pluma única del nieto.   

Tranquilina cambió el chofer por Dios y el carro por las nubes. Así, dijo que Visitación había ascendido al cielo entre sábanas y el fresco de la brisa de la tarde. Aracataca creyó y Gabo copió para darle vida a la bellísima Remedios.

Esta anécdota le permitió a Gossaín aprovechar el momento y decir con todo el énfasis costeño: “Detesto la expresión ‘realismo mágico’, a mí nunca me gustó”. El periodista de setenta años fue enfático al decir que el sufijo ismo representaba algo con tufos de falsedad, por lo que él prefería “realidad mágica”, pues la realidad surge del pacto de verosimilitud que la gente hace con el narrador; es decir, si los cataqueros creyeron la versión de Tranquilina, no hay ismo que valga, solo realidad. 

Palabras al oficio periodístico 

Con Tranquilina, Utreberta y Visitación, Toño Morales quiso armar un trabalenguas, pero optó, mejor, por echar el casete para atrás y rebobinar el siglo pasado desde el momento exacto en el que conoció a Gossaín en el periódico El Espectador.

Morales dijo que cuando él llegó, vio a Gossaín al lado de José Salgar y se impresionó con el aura periodística de la redacción. Juan Gossaín humedeció su garganta con otro trago de escocés y se puso de pie: “Ahí estaba Guillermo Cano y al mencionar a Guillermo Cano, me pongo de pie, fue mi primer director”. 

Los aplausos marcaron el tema: el periodismo. Gossaín dio cátedra después del homenaje para el hombre que bautizó como “el mártir de la información”. Sus palabras quedaron como enseñanzas para todas las facultades de comunicación, pero también para los lectores, por eso presento el decálogo que este palabrero contundente nos dejó.   

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1. “No era mi propósito ser periodista, yo lo que quería era ser escritor”. Con esta frase, Juan Gossaín contó que desde niño quería escribir y que cuando publicó con 10 o 12 años su cuento “El ancón”, en el suplemento La mala palabra, el periodismo no se le asomó ni de casualidad. 

2. “Si tienes talento y no tienes disciplina es un desperdicio. Eso es una broma de la naturaleza”. Con esta máxima, quiso precisar, como lo han dicho los grandes escritores, que un talento sin disciplina no sirve. 

3. “Yo insisto, a los jóvenes hay que enseñarles que la disciplina es crucial. Pon tu imaginación al servicio del rigor del trabajo”. Aquí reafirmó que, si bien la imaginación es necesaria, siempre debe arroparse con el esfuerzo diario.  

4. “Al escribir lo primero que uno debe hacer es complacerse a sí mismo”.Simplemente demandó que todo escritor debe ser ante todo un temible editor de sus propias palabras. Gozar en silencio y reírse de sus logros, pero flagelarse también por el pecado de sus errores. 

 

6. “Los tiempos de hoy obligan a que el periodismo no solo informe, sino que forme”.A Gossaín no le gusta un periodismo deshonesto que le ponga ropa de noticia a una opinión, por eso pide transparencia, ética e investigación como pilares que no admiten negociación. 

7. “No es posible escribir o hablar de algo, sin antes haber hecho reportería completa y haber averiguado todo lo posible sobre ese tema”. Antes de vociferar o elucubrar, se requiere un trabajo investigativo, este es el ABC del periodismo tan ausente hoy en muchas redacciones.   

8. “El lead es un territorio exclusivo de los reporteros de noticias, no de los cronistas”. Hay que respetar los géneros periodísticos y no mentir. Si bien no hay objetividad, sí debe haber honestidad y transparencia, de lo contrario, y aquí me permito traer a colación a un invitado ausente en Barranquilla, no se haría periodismo, sino “hijueputismo periodístico”: Germán Castro Caycedo.  

9. “Lo mejor para escribir novelas es no estar haciendo periodismo a la vez. Lo mismo, al revés”. La ficcionalización y el periodismo, si se escriben al tiempo, terminan por fundirse y confundir tanto al escritor como al lector. 

10. “Hasta para el delito El Caribe es diferente”. La particularidad jacarandosa, sudorosa y cadenciosa del Caribe está en todos los temas. Incluso, permite que un igualado comente a Gossaín y que escriba, justamente desde el Caribe, el único decálogo del mundo con 13 partes. 

11. “La prensa es el guardián del manicomio y en Colombia ese guardián se enloqueció. La prensa, encima, coincide con el frenesí de las redes sociales. Nos jodimos”. La prensa sin autonomía e independencia no piensa, masifica y masacra sus libertades, que son necesarias para cualquier democracia.  

12. “Ni uribista, ni santista; periodista”. El periodismo es la cura contra la epidemia de la polarización política en Colombia. 

13. “Saben qué es lo bueno de venir a Barranquilla, que aquí las cosas más serias se pueden decir con diversión”. Eso se intentó aquí, ya ustedes dirán si se logró.

Por Farouk Caballero / especial para El Espectador

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