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Los frutos del encierro de veintidós artistas durante la pandemia en Roma

Aunque cada año la Real Academia de España en Roma organiza residencias artísticas para creadores españoles o latinoamericanos, la estancia de 2020 será difícil de olvidar para los 22 artistas sorprendidos por la pandemia, obligados a encerrarse, convivir y crear juntos durante meses de confinamiento.

25 de junio de 2020 - 08:29 p. m.
José Ramón Ais: "La pandemia ha traído cosas interesantes tanto en la convivencia como en el trabajo en la academia".
José Ramón Ais: "La pandemia ha traído cosas interesantes tanto en la convivencia como en el trabajo en la academia".
Foto: Instagram: @ana_bustelo

Pintores, escultores o fotógrafos exponen ahora al público, hasta final de año, sus obras, resultado de una beca de varios meses en los que se dio un auténtico experimento social. La situación que se vivía en el exterior entró dentro de los muros de la Academia y dejó su huella en unas piezas marcadas por el impacto de la COVID.

“La pandemia ha traído cosas interesantes tanto en la convivencia como en el trabajo en la academia”, cuenta a Efe José Ramón Ais, becado como fotógrafo que tuvo que cambiar sus planes dada la nueva realidad que se vivía en Roma.

En su proyecto original pretendía fotografiar la floración de unos cerezos que Japón regaló a Italia en la época fascista, algo que fue imposible por la prohibición de salir de casa, que “borró la primavera” y le llevó a idear una nueva obra. En ella decidió retratar los olmos del exterior de la Academia, aquejados, como en todo el mundo, por la enfermedad de la grafiosis, en una “reflexión sobre la vulnerabilidad humana y la de la naturaleza”.

El COVID se ha colado en muchas otras obras, como en la de la ilustradora Ana Bustelo, quien en una de sus piezas juega con el desenfoque como metáfora de “ver la ciudad desde la ventana, tener algo a mano pero no ser capaz de prenderlo”.

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Esta sensación la tenían muchos de los artistas que pasaron el confinamiento en la Academia, situada en lo alto del monte Gianicolo, desde donde se obtiene una vista privilegiada de la ciudad eterna.

Durante este periodo surgieron iniciativas para hacer más llevadera la difícil situación a la que se enfrentaban, como un improvisado gimnasio en la terraza del edificio o el llamado “Máximo perímetro”, en el que aprovechaban para andar hasta por el último rincón de la Academia.

También nacieron proyectos de colaboración artística, como un particular Via Crucis creado en Semana Santa, en el que cada artista participaba con un “paso” realizado en distintas disciplinas y con los materiales que quisieran.

Varios creadores reconocen que las sinergias creadas durante este periodo no hubieran sido posibles sin la convivencia forzada, que incluso les ha permitido “librarse” de otras distracciones, como ir a visitar museos e iglesias en Roma.

“Este periodo también nos cambió, y en mi caso surgió un proyecto paralelo llamado las flores del aislamiento, basado en las flores que tenía en el jardín, en ver cómo se marchitan”, explicó el ilustrador Adolfo Serra.

Para el artista gráfico cubano Claudio Sotolongo, el arte creado en las calles durante este periodo le sirvió de inspiración, en una obra en la que recoge restos de carteles en los que se leen recomendaciones para protegerse del virus o el icónico lema “Andrà tutto bene” (Todo irá bien), que sirvió a los italianos para darse ánimos en lo peor de la crisis sanitaria.

Por su parte, la videocreadora Jana Leo, residente en Nueva York, propone con sus imágenes una comparación entre las colas que tenemos que esperar con las nuevas restricciones por el coronavirus con las que sufren a diario los migrantes en Estados Unidos para conseguir la ciudadanía.

Al margen del “arte pandémico”, destacan trabajos como el de la dibujante Carla Berrocal, que llegó a Roma para trabajar en un cómic sobre la cantante de coplas Concha Piquer, a la que reconoce como una gran pionera, que se publicará al inicio del año que viene.

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Berrocal aprovechó el confinamiento para experimentar con la pintura y creó también la serie de “Toreras Bolleras”, en las que mezcla los arquetipos masculinos asociados al mundo del toreo con el imaginario lésbico.

Pese a la preocupación por sus seres queridos, y la dificultad de concentrarse durante una crisis de esta magnitud, algunos de los artistas admiten ser unos “privilegiados” por haber trabajado juntos en este entorno, lo que ha llevado a muchos a crear en disciplinas en las que nunca se habían adentrado.

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