El Magazín Cultural

"El rey Lear": Una tragedia conjugada en tiempo presente

Cineco alternativo presenta los próximos 1o. y 2 de junio El rey Lear, puesta en escena por el National Teathre de Londres, en las principales salas de Cine Colombia.

Adela Donadio Copello
31 de mayo de 2019 - 05:20 p. m.
Imagen de una de las escenas de "El Rey Lear", con Ian McKellen y Anita-Joy Uwajeh. / Johan Perrson
Imagen de una de las escenas de "El Rey Lear", con Ian McKellen y Anita-Joy Uwajeh. / Johan Perrson

Lear es un personaje que representa algo similar a escalar una de las cumbres más elevadas de la interpretación; el rey desposeído, senil, se expone a los rigores de la naturaleza y enfrenta verdades que se revelan con extremo sufrimiento. Esto implica una fuerza y energía descomunales, no fáciles de conservar con la edad. Sir Ian McKellen ha escalado esta cima del triunfo dos veces, en casi 10 años. En la Royal Shakespeare Company en 2007, dirigida por Trevor Nunn, para un inmenso auditorio. Y en 2016 en la sala Minerva del Chichester Festival Theater, un teatro-estudio muy íntimo y cercano al público, bajo la dirección de Jonathan Munby.

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El Rey Lear divide el reino entre sus tres hijas, entrega el poder para tener una vejez tranquila y prevenir así futuras disputas por la herencia. A cambio hace una demanda que solo Cordelia, la menor y más amada por el padre, encuentra contradictoria y perversa. Les pide que le declaren su amor. Goneril la mayor y Regan la segunda, lo engañan con su oratoria; Cordelia es sincera y escueta. Ella lo ama por ser su padre y no dirá nada, para obtener un “tercio más valioso que el de sus hermanas”. Por hablar desde la verdad y defraudar al padre que espera una gratitud adulatoria, Cordelia es desterrada y desheredada. El conde Gloucester, fiel servidor del rey, tiene dos hijos: Edgar el legítimo y Edmund el bastardo, reconocido con vergüenza por el padre.

Un hijo que desprecia al padre y ambiciona el lugar que ocupa el hermano en sus afectos. Por lo general esta historia se considera una trama secundaria. En sus relecturas Munby encontró relevante la historia íntima de las relaciones entre padres e hijos, y su adaptación se inspira en preguntas sobre la naturaleza de estas relaciones “domésticas” y las razones que hacen a los hijos volverse en contra de los padres. Las considera dos historias paralelas a las que da el mismo peso, “se reflejan y se iluminan la una a la otra” y están entretejidas de manera admirable de principio a fin. Esta fue una vía de trabajo con los actores, para generar ese ambiente íntimo de los conflictos; vivirlos desde su respiración, su humanidad y una palabra poética en clave de conversación.

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Las consecuencias trágicas de las situaciones introductorias tienen efectos casi inmediatos. Las hijas ofenden al padre, lo maltratan y lo obligan a huir. Edmund, mediante ardides, hace que el padre destierre a Edgar. Luego entrega a su progenitor como traidor por amparar a Lear. El rey enloquece, a Gloucester le sacan los ojos, Edgar vive como mendigo para que no lo reconozcan. Lear es una obra triste y desesperanzada. Los poderosos experimentan la caída, quedan expuestos a los embates de la naturaleza y a la fuerza de los dioses (no de Dios), ven la miseria humana y se hacen preguntas existenciales sobre el origen y los misterios de la vida.

Durante el período de la Restauración Inglesa el poeta irlandés Nahum Tate hizo una adaptación - “Versión revivida con alteraciones”- con un final feliz justo como convenía al restablecimiento de la monarquía y al triunfo de los valores. Lear retoma el poder, el bufón es suprimido, Cordelia y Edgar, los buenos hijos, se casan. Esta versión dominó los escenarios europeos desde 1681 hasta 1838, cuando se emprende el rescate del texto original. No es un simple dato histórico, nos da luces sobre lo que implica este extendido diálogo con los clásicos y lo que para cada época significa adaptarlos. A Munby le interesa un matrimonio entre las obras clásicas y los medios contemporáneos de expresión para hablar en tiempo presente.

El National Theatre Live nos permite conocer en Colombia a este joven director inglés y comprender cómo se aproxima a Shakespeare. Cercanía al espectador; una obra donde se sienten los conflictos internos en la respiración de los actores. Un mundo familiar y conocido, pero a la vez extraño y distorsionado. Decisiones sobre los personajes. Un Lear guerrero comandante de ejércitos con un bufón que es su ayudante de campo. Para Munby los bufones de Shakespeare son una pesadilla. Hay en ellos algo anticuado, un humor que ha perdido vigencia. Son siempre su gran reto, resuelto en esta obra, dándole un oficio real y desde lo musical. Las mujeres, ¿qué papel masculino podrían hacer en el mundo de hoy? Kent lo encarna una actriz, una mujer representa al personaje más leal al rey quien se disfraza de hombre para estar entre los suyos y protegerlo. El director, en sus trabajos preparatorios, hace listados de las palabras que más aparecen en las obras. En Lear es la palabra “me”: “Una obra de personajes ególatras que persiguen con fiereza su objetivo, con salvajismo, sin conciencia”.
 

Por Adela Donadio Copello

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