El Magazín Cultural

La hora de las hembrujas

La periodista caleña Claudia Palacios entrevistó 83 mujeres de distintas actividades, y con sus testimonios y reflexiones desarrolló un libro que revela múltiples facetas desconocidas del esfuerzo común por la equidad de género, el feminismo y los difíciles contextos de la realidad colombiana.

* Redacción Cultura
06 de febrero de 2020 - 04:15 p. m.
Archivo
Archivo

“Pensé que el libro iba a ser para mujeres, pero es más para hombres”. Esta reflexión de la periodista Claudia Palacios sobre su obra Hembrujas, resume con precisión el significado de su trabajo. Se trata de una serie de entrevistas con 83 mujeres de todo tipo, con sorprendentes testimonios que pueden permitir a los hombres descubrir cosas que ignoran o que los llevan a reconocer “lo que han sido o dejado de ser”. Un texto de 524 páginas con multiplicidad de voces que también demuestran que, a pesar de los logros alcanzados, aún falta mucho para lograr la equidad de género que garantice iguales oportunidades a las mujeres respecto a los hombres.

Las entrevistas están clasificadas en seis capítulos de diversas temáticas que, al mismo tiempo, agrupan a mujeres representativas de esas mismas luchas.  Las emblemáticas; las activistas y emprendedoras; las rompe esquemas; el cuerpo, la belleza y la sexualidad; las creyentes; y las más vulnerables y vulneradas. Con franqueza, la autora se define como una mujer de 42 años, un hijo de 18 y tres matrimonios encima, “que hubiera podido tener noviazgos más estables y sexualidad más responsable” si hubiera tenido herramientas para proyectarse emocionalmente. Por eso entrega su obra a las niñas, adolescentes y adultas que no deben repetir lo que ella vivió.

Desde la primera entrevista, el libro constituye un atrayente desafío. La elegida fue María Teresa Arizabaleta, quien se define como la primera mujer embarazada que estudió en la universidad del Valle, y que cuenta a través de contundentes respuestas, como acompañó a Esmeralda Arboleda en sus luchas para alcanzar el voto femenino, en una época en que hacerlo las hacía destinatarias de un discriminador adjetivo: “las machorras”.  Un capítulo que incluye a Olga Amparo Sánchez, María Cristina Suaza, Florence Thomas, Claudia Mejía Duque y Mónica Roa, con suficientes explicaciones para entender lo que realmente significa el feminismo.

Lo invitamos a leer también: Los caminos del perdón

Entre las activistas y emprendedoras figuran, entre otras, Mía Perdomo, Nadia Sánchez, Paula Moreno o Natalia Espitia, y en cada conversación afloran inéditas historias personales que explican cuáles fueron las motivaciones de su coraje. Nadia Sánchez, por ejemplo, fundadora y presidenta de She is y directora de Women Economic Forum Latinoamérica, describe su paso por la academia y de qué manera asumió que, si las mujeres se dejan llevar por las emociones, no pueden perder de vista poner los pies en la tierra. “Emocionada pero empoderada” es la frase que se lee en una de las camisetas de She is, para sintetizar el mensaje.

El capítulo más largo está dedicado a las rompe esquemas. La generala de la Policía, Luz Marina Bustos; la pilota de aviación Camila Basto Zabala; la cantante Paola Jara; la artista Maripaz Jaramillo; la magistrada Gloria Stella Ortiz; la periodista Olga Behar; o la congresista Angélica Lozano. Junto a ellas, 22 mujeres más que literalmente se abrieron paso en oficios, profesiones o actividades que parecían vedadas. La rapera Diana Avella, la comediante Liss Pereira, la economista Ana Fernanda Maiguashca, la rectora de la universidad Nacional, Dolly Montoya o la médica Nubia Muñoz. En cada testimonio se advierte que salirse del molde fue mucho más que un acto de valor.

Para hablar del cuerpo, la belleza y la sexualidad, la selección no pudo ser más adecuada. Empieza con la cirujana plástica Lina Triana, autora del libro El renacimiento de la vagina, quien sostiene que a las mujeres les falta liderar en sexualidad, pues muchas se resignan a no sentir. En el mismo tono, la directora de Profamilia, Marta Royo Ruiz, cuenta cómo irritaba a su papá que no fuera una niña calladita y obediente y cómo hasta en Profamilia encontró médicos objetores de conciencia respecto al aborto. La columnista Margarita Rosa de Francisco, la mujer transgénero Tatiana Piñeros o la directora de Colombia Diversa, Marcela Sánchez, ahondan en sus convicciones.

Las creyentes también tienen mucho que aportar. La teóloga y obispa Olga Lucía Álvarez lo hace cuando afirma que la catequesis evangelizadora tiene que ayudar a entender que el mensaje de Cristo es de liberación y no de sometimiento. O la magister en teología Carmiña Navia cuando asume que no existe contradicción entre ser religiosa y feminista, porque el hipismo fue el que la llevó a Jesús de Nazareth, de quien le atrajo su acercamiento a los grupos más débiles de la sociedad, como las mujeres. “Ni María no tenía sexualidad, ni Eva fue pecadora”, resume la charla con la directora de colectivo Católicas por el derecho a decidir, Sandra Mazo Cardona.

El libro Hembrujas cierra con un capítulo fundamental: Las más vulnerables y vulneradas. Entre otras, la abogada Maisa Covaleda, sobreviviente de un intento de feminicidio; la periodista Jineth Bedoya, indeclinable en su lucha desde la organización No es hora de callar; la sobreviviente de la prostitución, Claudia Quintero Rolón; la presidenta del sindicato de trabajadoras domésticas, Maribed Palacios Gracia; o la antropóloga y líder del pueblo emberá, Dayana Urzúa Domicó. Todas ellas con desgarradores testimonios, pero también con posturas erguidas para defender sus causas, derrumbar muros y conquistar espacios.

Es el tercer libro de Claudia Palacios. Ya había publicado ¿Te vas o te quedas? y Perdonar lo imperdonable. Ahora, con una experiencia de más de 20 años como exitosa periodista en radio y televisión, dentro y fuera del país, aporta su inagotable libro Hembrujas, que define como un juego de palabras para exigir acceso igualitario en oportunidades. Hembras, porque describe al sexo femenino en su connotación de fuerza y poder creador; y brujas porque se necesita eliminar los estereotipos de los apelativos para descalificar a las mujeres, sin desconocer su sexto sentido. Una obra escrita pensando en las mujeres pero cuyos destinatarios principales son los hombres.

Por * Redacción Cultura

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar