El Magazín Cultural

La marea verde que llegó a Cannes

El realizador Juan Solanas presentó en el Festival de Cannes el documental Que sea ley sobre la lucha de las mujeres en Argentina para legalizar el aborto.

Janina Pérez Arias - Cannes
21 de mayo de 2019 - 08:12 p. m.
Una de las imágenes del filme "Que sea ley", de Juan Solanas, que trata sobre el tema del aborto en Argentina.  / Cortesía
Una de las imágenes del filme "Que sea ley", de Juan Solanas, que trata sobre el tema del aborto en Argentina. / Cortesía

Miles de mujeres tomaron las calles de Buenos Aires en junio de 2018. La llamada marea verde, que se venía moviendo desde el año anterior, retumbó con más fuerza su demanda: la legalización del aborto en Argentina. La séptima vez que ese proyecto de ley lograba llegar a la cámara de diputados, con la aprobación en esa primera instancia ponía más cerca el objetivo.

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En el documental Que sea ley, presentado como Proyección especial en el Festival de Cannes, el argentino radicado en Uruguay Juan Solanas recogió no solamente la histórica toma de las calles, sino también valiosos testimonios de la lucha de las mujeres en la Argentina para hacer reconocer su derecho.

“El verde color es el de la vida, de la naturaleza, de la alegría, de la esperanza”, explicaba en Cannes Jenny Durán, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal y gratuito. Jenny es una de las casi 50 mujeres de diferentes organizaciones y entidades que llegaron a la Riviera francesa procedentes de Argentina para acompañar en la presentación del documental a Juan Solanas, quien lleva en la muñeca de la mano izquierda el ya emblemático pañuelo verde.

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¿Cuándo comenzó a recoger imágenes para Que sea Ley?

Empecé a filmar unos tres días después del voto positivo de los diputados, y el último plano de la película lo filmé hace 25 días. Fueron ocho meses de rodaje, y como hice de todo – filmación y edición-, me di el lujo de agregar planos. No he contado cuántas horas tengo, pero son muchas. Empecé a filmar sin saber que quería hacer una película, sentí la necesidad de registrar lo que estaba pasando. Noté que se abría una ventana más grande hacia la posibilidad de la legalización del aborto; entonces me desperté a las tres de la mañana del día del voto, y cuando finalmente se dio la votación, me puse a llorar. Yo no soy un hombre que llora, pero me emocioné, y me dije: “ché, agarrá una cámara y anda a filmar”. Pensé que me iba por una semana, y al final fueron ocho meses. Al ser aprobada la ley, me violentó mucho, me dio mucha bronca, pero por suerte pude canalizar la rabia, decidí tomarme el tiempo para realizar la película, que además es autoproducida.

¿Había seguido el tema?

Mis padres se exilaron en Francia. Pasé 37 años en París, y crecí en un país donde el aborto era legal. En el 2002, en una de mis visitas a Argentina, me enteré de que el aborto estaba prohibido. Pensé que era un chiste, me quedé tan choqueado que en mi primer largometraje la historia es sobre una mujer que decide abortar; lo filmé en 2004 y un año más tarde estuve en Cannes con esa película (Noreste) en Una Cierta Mirada. Entonces es un tema, como muchos otros, que desde hace mucho me jode la vida.

¿Qué lo motivó a movilizarse a otras ciudades y no quedarse solamente en Buenos Aires?

Más allá de Buenos Aires hay otra Argentina. Yo filmé a gente que no tiene agua potable ni electricidad, que a lo mejor no comen las tres comidas diarias, por lo que cuando estás en una situación de aborto en ese contexto, tienes el pasaporte de primera clase para la muerte o para pasarla muy mal. Si bien la película es militante, la apuesta era que no fuera un panfleto, era simplemente mostrar la realidad, interferir lo menos posible en el proceso de realización y en la realidad, la cual alcanza y sobra para informar al público para que se forme una opinión. Después de ver la película dudo mucho se apoye el argumento contrario; la película muestra lo que la gente no quiere ver, la parte sucia y dura.

¿A qué se refiere con panfleto?

Es porque la película no tergiversa, no le hace decir a alguien lo que no dijo. Militante no significa mentir; para mí era importante sacarle valor al mensaje porque la película es inatacable. Si vos hacés un panfleto, sí que es atacable. Es imposible que alguien diga que lo que se muestra en este documental no es verdad. Por eso también muestro el lado adverso, aunque le doy el tiempo justo y necesario.

¿En qué momento decidió mostrar el extremo contrario, los llamados grupos pro-vida?

Tengo que confesar que me costó mucho porque me resultan muy antipáticos. No quise hacer una caricatura de ellos, pero carecen de argumentos sólidos, no tienen un cuerpo teórico, por eso es indignante. Esta es una película para y por la Ley de Aborto en Argentina y su efecto en Latinoamérica. Yo soy ateo, pero tengo respeto hacia los creyentes y las religiones; mi problema es cuando esa gente le quiere imponer sus opiniones al resto de la sociedad de manera facha. Pedí entrevistas, pero rechazaron todas mis solicitudes, sabían que mi película era a favor del aborto, y en verdad les proponía que se auto hundan, cosa que hacen a cada rato. 

¿Cómo seleccionó los testimonios y a las personas que participaron en el documental?

Parte de mi pequeño dogma consistía en filmar lo que me proponía la realidad. Yo no hice casting, nunca rechacé ningún testimonio, de hecho no sabía lo que me iban a contar, aparte de los dos casos emblemáticos de la película de Belén (condenada a prisión por aborto espontáneo) y Ana María Acevedo (paciente oncológica a quien no le permitieron abortar ni hacerle ningún tratamiento contra el cáncer), con los demás fue poner la cámara enfrente para filmar. Hubo testimonios muy duros.

¿Qué visibilidad cree que le puede dar el Festival de Cannes a la causa y a la realidad que expone en Que sea Ley?

Solo el futuro lo dirá, pero la mediatización de Cannes es muy importante; ha habido una gran cantidad de artículos en los medios de comunicación de diferentes países. Pude haber estado dos años montando el documental, pero a raíz de la selección en Cannes, la pude terminar hace unos días. Cuando te pones a hacer un filme, el sueño más descabellado es que te escojan en el Festival de Cannes, yo traté de hacer la mejor película posible, el mejor objeto cinematográfico posible para que ayude a propagar el mensaje.

Por Janina Pérez Arias - Cannes

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