Esta imagen es una imagen-proceso. Es el “still” de un video en el que está trabajando el artista Santiago Díaz. Tuve la oportunidad de ver parte del video y me impactó por la manera en que uno se queda ahí en el acontecer del tiempo, en un fragmento de territorio, en el pedazo de un paisaje intervenido por el artista: el horizonte ha sido girado y se ha vuelto un eje vertical, y la imagen, transferida a blanco y negro. Ese registro encapsulado es la materia siendo, mostrándose. Cuando lo vi conecté esa experiencia con la idea de tiempo que Onfray propone en “Cosmos”: él piensa en el tiempo como “una larga duración”, como “un contenedor de todas las temporalidades: pasado, presente y futuro”, y enfatiza: “tengo una mirada que no se contenta con el instante, el nihilismo es el puro instante, es la incapacidad para unir el presente con el pasado y con el futuro y desde allí entiendo a la imagen, la imagen está enraizada, nos dice algo, proviene de un mundo, va hacia un mundo”.
¿Qué piensa de mí aquello que observo? (2017) es el indicio del pensamiento que Díaz está estructurando sobre los fenómenos de la naturaleza, su dinámica relacional y su funcionamiento como un montaje de materias movientes. “Yo no quiero mostrar un paisaje. Lo que busco es adentrarme. Ser testigo de las relaciones que ocurren ahí. Verlo como un sistema físico. Por eso no me intereso en un terreno específico, porque creo que cualquier pedazo de ese ‘allá afuera’ es una parte infinitesimal, una subdivisión del gran cuerpo terrestre”, dice el artista sobre su obra. La imagen que constituye Díaz evoca los fotogramas de “El árbol de la vida”, de Terence Malick, o las secuencias del video “I love you”, de Woodkid, donde experimentamos un “adentramiento”, como ese que sugiere el artista.