El Magazín Cultural

"La silla de la paz", del colombiano Duván López, será la estatuilla en el Premio Anual de la Paz de Luxemburgo

El quindiano fue reconocido por la junta directiva de la paz de Schengen, y por los miembros del comité del Premio de la Paz de Luxemburgo y del World Peace Forum. La obra fue inspirada por la silla vacía que dejó Marulanda en los fallidos diálogos de Pastrana con las Farc.

REDACCIÓN CULTURA
09 de febrero de 2017 - 09:13 p. m.
"La silla de la paz", del colombiano Duván López, será la estatuilla en el Premio Anual de la Paz de Luxemburgo

“La obra fue escogida por su fuerza simbólica, su valor estético y por la necesidad apremiante de encontrar una imagen que incite a la reflexión sobre la violencia en el mundo”, contó Duván López, el artista quindiano que fue escogido por la junta directiva de la paz de Schengen, y por los miembros del comité del Premio de la Paz de Luxemburgo y del World Peace Forum, para que "La silla de la paz", una de sus obras plásticas, fuera la estatuilla que entregarán en la próxima edición de los premios que se realizan anualmente y este año se desarrollarán el 30 de junio.

“Ha sido nuestra satisfacción recibir la visita del señor Alberto Canals en la fundación en Luxemburgo el mes pasado. En nombre de la junta directiva de la paz de Schengen, así como de los miembros del comité del Premio de la Paz de Luxemburgo y del World Peace Forum, quiero expresar mi más profundo agradecimiento por su extraordinaria donación a nuestra fundación.  Es nuestro honor aceptar su generoso regalo de la Cadira per la Pau, que se entregará a todos los galardonados con el Premio Anual de la Paz de Luxemburgo, y simbolizará nuestro premio convirtiéndose en la ‘nueva cara’ del premio público internacional”, dice la misiva recibida por López.

“La silla por la paz”, nombre de la obra es una escultura que “rompe el concepto tridimensional del volumen, -dice López- creo un trompe-l’oeil. (efecto visual), como el de la Casa Quindiana, donde la realidad es sustituida por una imagen que la define, sin recurrir a la representación natural de la misma”. La idea nació luego de los fallidos diálogos de Pastrana con las Farc.  “Quería encontrar una pieza que impresionara al espectador, independiente de su formación cultural, edad, o proveniencia, algo parecido a la magia, en la cual el asombro es general. Aquí se logra porque la silla de tres patas da la impresión de poder ser usada, al acercarse el espectador se percata de su inexistencia volumétrica. Vale la pena resaltar que el proceso duró casi 10 años hasta la consecución de sus proporciones perfectas”. Según López, que vive en Besalu, Girona, cerca de Barcelona, la obra fue escogida por su fuerza simbólica, su valor estético, y por la necesidad apremiante de encontrar una imagen que incite a la reflexión sobre la violencia en el mundo.

Por REDACCIÓN CULTURA

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