El Magazín Cultural

Las tareas de la casa y la limpieza (Relatos y reflexiones)

Ahora en el confinamiento la casa (para algunos) es el refugio. En la casa, ese único mundo propio que habitamos por estos días como si fuera el mundo entero se ha convertido en ese lugar donde los días no tienen fin y quizá lo único que ayuda a diferenciar el tiempo que pasa es el momento de la comida.

Catherine Rendón
14 de abril de 2020 - 10:49 p. m.
"Las personas que limpian la casa de los otros conocen mejor a las personas que allí habitan", dice Catherine Rendón en el texto ilustrado por esta imagen.  / Cortesía
"Las personas que limpian la casa de los otros conocen mejor a las personas que allí habitan", dice Catherine Rendón en el texto ilustrado por esta imagen. / Cortesía

Mientras estamos en confinamiento habitamos la casa con otra mirada y la relación con ella, ahora más que nunca, se ha vuelto muy cercana. Todos los espacios dentro de la casa son el mismo y sirven para lo mismo. Los habitamos a nuestro antojo, sin reglas.

Para quienes tenemos una vida de confinamiento antes de la pandemia la casa sigue siendo la misma: un lugar de amparo y protección. Pero para otros, quienes pasan más tiempo fuera que dentro de ella, la relación con la casa se ha convertido en un disfrute del espacio propio, visto durante mucho tiempo como un espacio ajeno.

Lo invitamos a escuchar la Audionovela Yo Confieso: "Yo Confieso": Capítulos Uno y Dos

Hace poco leía la columna titulada Limpieza de Margarita Rosa de Francisco, en ella describe como va relacionándose con una casa en la que vive hace cuatro años y en la que apenas empieza a reconocer y todo por la relación que ha empezado a establecerse por la limpieza, pues quien antes la hacía por ella ya no puede ir. Me pregunto cuántas personas como ella dejan las tareas de limpieza a cargo de otras personas y cuántas personas que limpian las casas de otros en este momento también tienen el tiempo para limpiar sus propias casas. 

Las personas que limpian la casa de los otros conocen mejor a las personas que allí habitan. Saben qué productos usan, qué comen, cómo cocinan, cómo habitan un espacio. No hay mejor forma de conocer a alguien que por su mugre y sus desechos. Todo aquello desechable se oculta, se evita tocar, se evade y cuánto de eso lo dejamos en manos de otros (por el motivo que sea) para que sí lo hagan, para que limpien lo desechable, para que barran con la mugre, con nuestras vergüenzas y dejen todo limpio y pulcro.

Lo invitamos a escuchar el capítulo tres de la audionovela Yo Confieso: "Yo Confieso": Los tiempos del demonio-Capítulo Tres

Muchas de esas personas que dejan en manos de otras su mugre propia en este momento en el que ahora tienen una relación cercana con su casa y se enfrenan a su propia mugre, han olvidado a las personas que antes del confinamiento hacían ese trabajo y que no son pocas, en promedio en Colombia son unas 680 mil (según la Encuesta Integrada de Hogares del DANE 2017) y a nivel global son unas 67.1 millones (según datos de la Organización Internacional del Trabajo, 2018). Y digo que las han olvidado porque han dejado de pagarle sus salarios (no todas, claro, pero sí una gran mayoría). 

Sabemos que estas personas, principalmente mujeres, que limpian la mugre de otros están haciendo sus trabajos de manera informal, el 88,6 % (según la Escuela Nacional Sindical) trabajan bajo contratos verbales que no tienen ningún tipo de regulación laboral que las proteja y muchas veces tampoco pueden acceder al pago de salud y pensión porque el salario que recogen en el día a día apenas y alcanza para vivir. Estás mujeres hacen distancias extenuantes y van recorriendo toda la ciudad porque sus trabajos lo desempeñan entre 4 y 5 casas diferentes. 

Las tareas de la casa, la limpieza de la casa es una labor ardua (como cualquier otra trabajo, claro) el problema es que creemos que es un trabajo que lo puede desempeñar cualquier persona y para el que no hay un reconocimiento mayor. Estas personas que limpian los objetos y la grietas de una casa desconocida, están cuidando la vida de otros, y lo sabemos más ahora que nunca porque en el mugre está el daño y ahora, por ejemplo, la limpieza de las manos tiene que ver con el cuidado propio y el cuidado del otro. Estas personas están posibilitando la vida porque en el cuidado, en la limpieza está el bienestar y la salud. Sin embargo, muchas veces olvidamos la importancia de estas labores por su ritual de cotidianidad. 

Si usted apenas está reconociendo su casa y ahora tiene el tiempo para limpiar esos lugares de su casa al que pensó que nunca llegaría el polvo, y está haciendo esa tareas que siempre o algunas veces lo hacían otros por el motivo que sea, por favor, ahora mismo, justo mientras ve el esfuerzo desmesurado que es limpiar su propia mugre no olvide a quien lo hacía antes por usted y que ahora, está en casa, haciendo las tareas de la casa y la limpieza pero sin remuneración.

Por Catherine Rendón

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar