El Magazín Cultural

Los diarios del Che

Hoy se conmemoran noventa años del nacimiento del Ché Guevara. A continuación se presenta una recopilación de algunos extractos de sus diarios en la avanzada por Bolivia.

Ernesto Che Guevara
14 de junio de 2018 - 08:03 p. m.
El "Che" Guevara, quien nació un día como hoy en 1928. / Cortesía
El "Che" Guevara, quien nació un día como hoy en 1928. / Cortesía

Noviembre 7 

Hoy comienza una nueva etapa. Por la noche llegamos a la finca. El viaje fue bastante bueno. Luego de entrar, convenientemente disfrazados, por Cochabamba, Pachungo1 y yo hicimos los contactos y viajamos en jeep, en dos días y dos vehículos. Al llegar cerca de la finca detuvimos las máquinas y una sola llegó a ella para no atraer las sospechas de un propietario cercano, que murmura sobre la posibilidad de que nuestra empresa esté dedicada a la fabricación de cocaína. Como dato curioso, el inefable Tumaini2 es indicado como el químico del grupo. Al seguir hacia la finca, en el segundo viaje, Bigotes3, que acababa de enterarse de mi identidad, casi se va por un barranco, dejando el jeep varado en el borde del precipicio. Caminamos algo así como 20 kilómetros, llegando a la finca, donde hay tres trabajadores del partido, pasada la medianoche.

Bigotes se mostró dispuesto a colaborar con nosotros, haga lo que haga el partido, pero se muestra leal a Monje4 a quien respeta y parece querer. Según él, Rodolfo está en la misma disposición y otro tanto sucede con el Coco, pero hay que tratar de que el partido se decida a luchar. Le pedí que no informara al partido hasta la llegada de Monje, que está de viaje para Bulgaria y que nos ayudara, accedió a ambas cosas.

Diciembre 31

A las 7.30 llegó el Médico con la noticia de que Monje estaba allí. Fui con Inti, Tuma, Urbano y Arturo. La recepción fue cordial, pero tirante; flotaba en el ambiente la pregunta: ¿A qué vienes? Lo acompañaba "Pan Divino"7, el nuevo recluta, Tania, que viene a recibir instrucciones y Ricardo que ya se queda.

La conversación con Monje se inició con generalidades pero pronto cayó en su planteamiento fundamental resumido en tres condiciones básicas:

1) Él renunciaría a la dirección del partido, pero lograría de éste al menos la neutralidad y se extraerían cuadros para la lucha.

2) La dirección político-militar de la lucha le correspondería a él mientras la revolución tuviera un ámbito boliviano.

3) Él manejaría las relaciones con otros partidos sudamericanos, tratando de llevarlos a la posición de apoyo a los movimientos de liberación (puso como ejemplo a Douglas Bravo).

Le contesté que el primer punto quedaba a su criterio, como secretario del partido, aunque yo consideraba un tremendo error su posición. Era vacilante y acomodaticia y preservaba el nombre histórico de quienes debían ser condenados por su posición claudicante. El tiempo me daría la razón.

Sobre el tercer punto, no tenía inconveniente en que tratara de hacer eso, pero estaba condenado al fracaso. Pedirle a Codovila que apoyara a Douglas Bravo era tanto como pedirle que condonara un alzamiento dentro de su partido. El tiempo también sería el juez.

Sobre el segundo punto no podía aceptarlo de ninguna manera. El jefe militar sería yo y no aceptaba ambigüedades en esto. Aquí la discusión se estancó y giró en un círculo vicioso.

Quedamos en que lo pensaría y hablaría con los compañeros bolivianos. Nos trasladamos al campamento nuevo y allí habló con todos planteándoles la disyuntiva de quedarse o apoyar al partido; todos se quedaron y parece que eso lo golpeó.

A las 12 hicimos un brindis en que señaló la importancia histórica de la fecha. Yo contesté aprovechando sus palabras y marcando este momento como el nuevo grito de Murillo de la revolución continental y que nuestras vidas no significaban nada frente al hecho de la revolución.

Fidel me envió los mensajes adjuntos.

Análisis del mes

Se ha completado el equipo de cubanos con todo éxito; la moral de la gente es buena y sólo hay pequeños problemitas. Los bolivianos están bien aunque sean pocos. La actitud de Monje puede retardar el desarrollo de un lado pero contribuir por otro, al liberarme de compromisos políticos. Los próximos pasos, fuera de esperar más bolivianos, consisten en hablar con Guevara y con los argentinos Mauricio8 y Jozami (Massetti y el partido disidente).

Puede leer: El Che: hablar después de la muerte

Abril 6

Día de mucha tensión. Pasamos a las 4.00 el río Ñancahuasu y nos quedamos a esperar el día para caminar; luego Miguel comenzó a explorar pero debió volver dos veces debido a equivocaciones que nos ponían muy cerca de los guardias. A las 8 informó Rolando que una decena de soldados estaba frente a la quebrada que acabábamos de abandonar. Salimos lentamente y a las 11 ya estábamos fuera de peligro, en un firme. Rolando llegaba con la noticia de que eran más de 100 los que se habían apostado en la quebrada.

A la noche, cuando todavía no habíamos llegado al arroyo, se oyeron voces de vaqueros en el río. Le salimos y tomamos 4 campesinos con una partida de vacas de Argañaraz. Traían un salvoconducto del ejército para buscar 12 reses; algunos ya habían pasado de largo y no fue posible recogerlos. Dejamos dos vacas para nosotros y las trasladamos por el río hasta nuestro arroyo. Los cuatro civiles resultaron el contratista y su hijo, un campesino de Chuquisaca y otro de Camiri que se mostró muy receptivo y a quien le dimos el documento y prometió difundirlo. Lo retuvimos un rato y luego lo soltamos con el pedido de que no dijera nada, cosa que prometieron. Nos pasamos la noche comiendo.

Junio 14 

Pasamos el día en la aguada fría, al lado del fuego, esperando noticias de Miguel y Urbano que eran los chaqueadores. El plazo para moverse era hasta las 15 horas, pero Urbano llegó pasada esa hora a avisar que se había llegado a un arroyo y que se veían piquetes, por lo que creía que podría llegar al Río Grande. Nos quedamos en el lugar, comiéndonos el último potaje, no queda más que una ración de maní y 3 de mote. He llegado a los 39 y se acerca inexorablemente una edad que da que pensar sobre mi futuro guerrillero; por ahora estoy “entero”. h-840 

 

Por Ernesto Che Guevara

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