El Magazín Cultural

Los procesos artísticos del Proyecto Faenza

Diecisiete artistas se reúnen para potencializar sus obras de manera colectiva, tejiendo comunidad y fortaleciendo la escena artística. ‘Pretérito perfecto’ es su más reciente exposición en LGM Galería.

Sandra Fernández
26 de junio de 2019 - 05:17 p. m.
"Libertad", de la artista Nardy Getiva, una de las obras que hacen parte del Proyecto Faenza.  / Cortesía
"Libertad", de la artista Nardy Getiva, una de las obras que hacen parte del Proyecto Faenza. / Cortesía

Los procesos de creación para un artista se convierten en metamorfosis que solamente aguardando en el tiempo hasta cumplir su maduración, toman forma para ser expuestas ante el público. Es como una idea que ronda en la cabeza para expresarse de forma tangible, adquiriendo un discurso y una estética que se alimenta constantemente. Son entonces estos procesos, laboratorios de experimentación que se llevan a cabo en un espacio, o más bien en talleres de continua activación que el artista adopta como hogar para generar proyectos artísticos. Pero, ¿Qué pasaría si estos procesos se realizaran de manera colectiva sin perder la individualidad de su creación? No se trataría de una creación colectiva, sino más bien de enriquecer su obra con la intervención del otro.

Si está interesado en leer otro texto de Sandra Fernández, ingrese acá: Ellos son el veneno, nosotros somos el antídoto

Esta propuesta, que nace del azar, es la raíz del Proyecto Faenza, un grupo de artistas que potencian sus trabajos a partir de lo que logran en común y que trascienden para mostrar aquel resultado autogestionando exposiciones y actividades que enriquezcan su práctica. A finales de 2014 los artistas Fredy Forero, Otoniel Borda y Jorge Magyaroff tenían sus talleres en un edificio antiguo en el centro de Bogotá, justo en diagonal al Teatro Faenza, aquí comenzó a gestarse un primer acercamiento, que como explica Magyaroff: “Cuando estás en proceso de creación, usualmente no sabes cómo solucionar algo porque estás enredado con el desarrollo de un trabajo. Viene muy bien ir a la puerta de al lado y pedirle opinión al otro artista”. Este acto se tornó cotidiano y le dio una mirada distinta a la obra en creación, fortaleciéndola desde una perspectiva fuera del hacer.

Como parte de esta iniciativa, los artistas reconocieron lo valiosa dinámica y decidieron hacer un llamado a que más artistas se instauraran en el edificio para que fueran parte de lo que denominarían como Estudios Faenza. Así se unieron en 2015 los artistas Edgar Jiménez, Vicenta Gómez, Mauricio Combariza y Leonardo Guayan, realizando actividades como visitas a sus talleres y posteriormente a los talleres de la zona, para formar una especie de circuito en el que directores de espacios, coleccionistas y el público interesado, conocía aquellos procesos artísticos y el resultado de esta dinámica. Con el tiempo comenzaron a gestionar actividades como laboratorios artísticos y exposiciones en otros espacios, que en palabras de Magyaroff: “Encontramos en ese proyecto un espacio en donde podíamos hacer promoción de nuestro trabajo, gestionar exposiciones y se convirtió en una plataforma de lanzamiento para los artistas, así que le dimos la vuelta al nombre y nos comenzamos a llamar ‘Proyecto Faenza’”.

Si desea leer otro texto de Sandra Fernández, ingrese acá: Más allá de la obra de arte

Ya el espacio no los unía porque el edificio en donde estaban sus talleres se deterioraba, así se dividieron en diferentes lugares de la ciudad. En 2018 este proyecto lo conformaban 17 artistas, uniéndose en esta etapa Angélica Chavarro, Estey Ducuara, Evelyn Tovar, Fernando Cuevas, Libertad Patiño, Lorena Parada, Marcello Castellani, Nardy Getiva, Paul Guerrero y William Bahos. Su primer gran proyecto fue Videoarte Faenza, una convocatoria abierta que reunía a los artistas de esta disciplina para proyectarse en distintos espacios de la ciudad. Con el tiempo, realizaron exposiciones que no se realizan de manera convencional, su participación más que ser colectiva, adquiere un valor individual.

Actualmente en LGM Galería, en medio de un espacio que está en construcción, Proyecto Faenza se planteó desarrollar una exposición adhiriéndose a ese concepto de proceso que constantemente replicaba dentro de su labor como proyecto. La exposición ‘Pretérito perfecto’ busca a partir de piezas escultóricas y de intervenciones, manifestar una construcción constante de la obra, en donde las acciones iniciadas en el pasado continúan en el presente.

“Son trabajos realizados de manera muy apasionada y comprometidos desde una individualidad, desde una gestualidad y una búsqueda de estética particular, pero respondiendo a algo colectivo que es Faenza”, explica Angélica Chavarro artista que hace parte de la muestra con una instalación de telas que permiten que el espectador pueda atravesarla; sus textos hacen alusión a la las ideas tangibles, mientras el tejido reconoce la meditación y la sutura cerebral que en palabras de la artista: “Estoy en el desafío de crear imágenes meditativas y contemplativas desde una forma pictórica muy particular, porque se mezclan momentos de exploración respetando la naturaleza de cada material; entonces hay tejido, hay textos y es hacer tangible lo intangible”.

Las obras de los 12 artistas sorprenden en este espacio por la variedad de técnicas y materiales que pareciese nacieran de este espacio en construcción. Bajo la curaduría de Paul Guerrero, las obras logran acomodarse en un espacio determinado que permiten al espectador interactuar con ella en los tres pisos de la galería. Como la obra del artista Leonardo Guayán ‘Quye’, hecha de fragmentos de raíces de árboles endémicos de Bogotá que atraviesa los tres pisos del espacio; la escultura tejida con malla en hierro que dibuja un rostro gigantesco de la artista Nardy Getiva titulada ‘Libertad’; o los rastros de suelo de la artista Evelyn Tovar titulada ‘Charca’, hecha con escombro cerámico recuperado en las calles de Bogotá.

“El Proyecto Faenza ha sido una plataforma de autogestión en donde los artistas que conforman el proyecto potenciamos nuestros trabajos a partir de lo que logramos en común (…) Esto hace que sea muy productivo porque existe esa retroalimentación continuamente. Gestar en colectivo potenciaba muchos intereses individuales y comunes que nos permitían abrir nuevos canales de aproximación del arte para la gente”, dice Chavarro y es que el constante desarrollo de este proyecto propone una manera distinta de no solamente hacer arte, sino de gestionar actividades artísticas con una mirada desde lo individual, pero manteniendo siempre la unión.

samifernandezc@gmail.com

Por Sandra Fernández

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar