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El poder combativo del Himno de la Guardia Indígena

Una pieza musical con origen en Totoró, Cauca, explica el poder combativo del movimiento conformado por cerca de 60 mil personas. “Porque por cada indio muerto, otros miles nacerán”.

Joseph Casañas Angulo
13 de octubre de 2020 - 07:17 p. m.
Miembro de la Guardia Indígena durante la marcha que se llevó a cabo en noviembre de 2019 en Santander de Quilichao, Cauca.  / Joseph Casañas
Miembro de la Guardia Indígena durante la marcha que se llevó a cabo en noviembre de 2019 en Santander de Quilichao, Cauca. / Joseph Casañas
Foto: Archivo Particular

En noviembre del año pasado, cuando la minga indígena se reunió en Santander de Quilichao para evaluar la posibilidad de iniciar una marcha hacia Bogotá para protestar por el asesinato sistemático de miembros de la Guardia Indígena, Luis Acosta, coordinador nacional de ese movimiento social, pidió en la sesión especial del Congreso que se llevó a cabo en el norte del Cauca, el reconocimiento constitucional del Himno de la Guardia Indígena.

“Es un himno muy alegre. No suena como una marcha. Suena más a lo que en realidad somos los colombianos. Es un himno lúdico, no militar. Este himno ayudaría a desmilitarizar el alma, porque creo que debemos dejar las armas a un lado. Ya las dejaron las Farc, ahora las tiene que dejar el resto de los colombianos, porque nos estamos destruyendo. El Himno invitaría a eso, a desarmarse”, dijo Luis Acosta

En ese momento y ante la inminente posibilidad de que las comunidades indígenas iniciaran el recorrido hacia la capital de la República, de nuevo (como sucede esta vez) surgieron informaciones de supuestas infiltraciones de grupos guerrilleros en la movilización.

Lo invitamos a leer: Las razones de la minga indígena

Luis Acosta, coordinador nacional de la Guardia Indígena, había perdido la cuenta del número de veces que ha tenido que, en público y en privado, “aclarar” qué es y qué no es ese colectivo conformado por niños, mujeres y adultos, cuya esencia es proteger la vida, la autonomía y el territorio de las comunidades indígenas.

En ese momento., con un palo e' sangre terciado que le entregó la comunidad del Amazonas, habló de la necesidad de acabar con la estigmatización. En parte, dice, esa es la razón del exterminio indígena. “Los integrantes de la Guardia Indígena no somos cocaleros. Tampoco somos guerrilleros. Somos los protectores e integrantes de un mecanismo humanitario de defensa civil no armado. No estamos a favor del narcotráfico, tampoco defendemos ladrones. Hacemos jurisdicción especial indígena. Hacemos soberanía, como lo hace el Ejército. La única diferencia es que a nosotros no nos pagan, ni usamos armas. Usamos nuestro bastón”.

De acuerdo con el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), “la Guardia Indígena se concibe como organismo ancestral propio y como un instrumento de resistencia, unidad y autonomía en defensa del territorio y del plan de vida de las comunidades indígenas. No es una estructura policial, sino un mecanismo humanitario y de resistencia civil. Busca proteger y difundir su cultura ancestral y el ejercicio de derecho propio. Deriva su mandato de las propias asambleas, por lo que depende directamente de las autoridades indígenas. Surge para defenderse de todos los actores que agreden sus pueblos, pero solamente se defienden con su ‘chonta’ o bastón de mando, lo cual le imprime un valor simbólico a la Guardia”.

En 2004, durante el encuentro entre la comunidad indígena del Cauca y el expresidente Álvaro Uribe en el resguardo de La María Piendamó, se registró un hecho que marcó un antes y un después para la consolidación de un símbolo de la Guardia Indígena.

Luis Manuel Sánchez Benachí, autor del Himno de la Guardia, recuerda que ese día, cuando sonó el Himno Nacional, nadie se puso de pie, pero “cuando entonamos el Himno de la Guardia Indígena toditicos se pararon. Fue algo emocionante”.

Durante la sesión especial del Congreso en el norte del Cauca, Luis Acosta pidió a los 51 senadores y representantes presentes en el evento el reconocimiento constitucional del Himno de la Guardia Indígena.

Indios que con valentía

y fuerza en sus corazones,

por justicia y pervivencia,

hoy empuñan los bastones.

Son amigos de la paz,

van de frente con valor.

Y levantan los bastones,

con orgullo y sin temor.

Que se reconozca el Himno, dijo Luis Acosta, sería el mejor homenaje que el Senado les podría hacer a los pueblos indígenas. “Que el Himno suene en todos los medios para que se sepa quiénes son los guardias. Es una forma de hacer educación para que la sociedad entienda lo que queremos los pueblos indígenas, lo que somos la Guardia Indígena. Es parte también de un proceso formativo. En Colombia aún hay mucha ignorancia sobre lo que significa ser indígena. Sería bueno que una mujer de Barranquilla, un joven en Vichada o un hombre de Medellín sepan cuál es el Himno de la Guardia. Que invita a defender la vida, a defender la madre Tierra, a cuidarnos entre nosotros mismos, porque todos deberíamos ser guardias. Todos deberían estar en esa línea. Guardia es el que protege la vida”, agregó Acosta..

Alejandro Machine, coordinador del Cabildo Huellas en Caloto, Cauca, señaló que el Himno de la Guardia Indígena se consolidó en las mingas más grandes de la historia reciente. “Y eso pasa porque los símbolos de las comunidades se constituyen y se construyen en la práctica. Por eso el himno habla de un sentimiento profundo de resistencia milenaria”.

Porque por cada indio muerto,

otros miles nacerán (bis).

Totoroes y paeces, yanaconas y guambianos.

Coconucos, siapidaras, todos indios colombianos.

Pa' delante, compañeros dispuestos a resistir.

Defender nuestros derechos, así nos toque morir.

Guardia. Fuerza.

Guardia. Fuerza.

Guardia. Fuerza.

El himno, que está acompañado por música parrandera y tiene base de guitarra, tiple y puntera, lo compuso Manuel Sánchez Benachí. Fue interpretado por primera vez por el grupo 4+3 de Totoró.

La Guardia Indígena, dicen las autoridades del CRIC, tiene entre sus funciones humanitarias la búsqueda de desaparecidos, liberación de personas secuestradas y detenidas, acompañamiento y apoyo permanente a los cabildos, traslado de heridos y primeros auxilios, seguridad y protección de las movilizaciones, marchas, congresos, asambleas permanentes y protección de los sitios sagrados, entre otras.

“Tenemos 60.000 integrantes. Si la Guardia no existiera esos 60.000 estarían en la guerra, en cualquiera de los bandos. Pero nosotros le hemos quitado ese combustible a la guerra. En el Cauca 13.000. Pero nos quieren matar porque somos un estorbo para la megaminería, para las multinacionales, para los narcotraficantes. Pero no nos vamos a dejar sacar del camino. No lo vamos a permitir, porque defender el territorio es un mandato de nuestros mayores”, finaliza Acosta.

“Guardar, cuidar, defender, preservar, pervivir, soñar los propios sueños, oír las propias voces, reír las propias risas, cantar los propios cantos, llorar las propias lágrimas” es la razón de la existencia de la Guardia.

Guardia. Fuerza.

Guardia. Fuerza.

Guardia. Fuerza.

Joseph Casañas Angulo

Por Joseph Casañas Angulo

Comunicador social y periodista egresado de la Universidad Los Libertadores con diez años de experiencia en medios de comunicación.@joseph_casanasjcasanas@elespectador.com

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