El Magazín Cultural
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“No soy Michael Moore”

Nicolás Philibert, uno de los documentalistas más importantes de Francia, llegó a Colombia. El Espectador habló con él.

Mónica Diago
25 de septiembre de 2008 - 08:51 p. m.

“Yo hago documentales para adultos, para un público que pueda pensar a partir de lo que ve en un escenario, no soy como Michel Moore que le dice a la gente lo que debe pensar y lo que debe rechazar”. Esta premisa es la que lleva a Nicolás Philibert a dirigir cintas que abordan temas cotidianos, sencillos y que no pretenden criticar ni impartir en el público un juicio de valor. Es el caso de uno de sus más reconocidos filmes, premiado en el Festival de Cine de Valladolid en el 2002, y ganador del premio de cine europeo a mejor documental en el 2003, Être et avoir, Ser y tener.

El documental  muestra la vida de un maestro y sus alumnos en un jardín infantil francés. A través de una cámara objetiva y pasiva que permite a los personajes desarrollarse libremente en su entorno natural, dejando que los niños sorprendan al espectador con sus ocurrencias. En el marco de la décima Muestra Internacional Documental, que se realiza en distintas salas de cine de Bogotá, se exhibe hoy en la Cinemateca Distrital esta cinta a las 3:00 p.m.

Aunque Nicolás Philibert ha hecho más de seis exitosos documentales, La ciudad Louvre, El país de los sordos, Un animal, animales, La menor de las cosas  y Ser y  tener, afirma no tener una metodología para filmar. “No hay reglas ni recetas para ser un buen observador, lo único que sí se necesita realmente es ser sensible a todas las piezas que componen el lugar que se está grabanado”.

Para cada uno de sus filmes inventa una gramática diferente, dándole siempre prioridad a la forma como contará la historia y, sobre todo, a su reconstrucción de la realidad, que resulta lo más importante para un documental.

El país de los sordos es otro de sus productos audiovisuales que se exhibe en la muestra. Una cinta que explora el lenguaje de los signos a través de hombres y mujeres de diferentes edades y distintas condiciones de vida. “Al descubrir la importancia de la memoria visual en los sordos comencé a pensar que un filme sobre este tema sería como trabajar con la esencia misma del cine”, comenta Philibert. Al igual que en Ser y tener, el director utiliza como hilo conductor de la película un profesor, en este caso un sordo, que convierte sus gestos y ademanes en divertidas escenas que, además de ternura, consiguen una sonrisa de los asistentes.

Pronto, Nicolás Philibert sorprenderá a su público con una nueva entrega, de la cual no anticipa nada porque nunca lo hace, prefiere guardar sus ideas hasta el momento cuando estén completamente listas.

Por Mónica Diago

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