Cuando decidí dar inicio a este espacio en el que la imagen me incita a decir una serie de cosas, pero también – y sobre todo - donde es precisamente la imagen la que las dice o sugiere; no dimensioné la manera en que mi interés histórico y estético por material visual de diversa índole, se acentuaría de una manera tan fuerte. Mi fijación en las imágenes como documento, dio origen a Imaginarios hace cuatro años. Desde entonces, intento – atravesada por cierto tipo de angustia – escribir algunas ideas sobre cada imagen manteniéndome – dentro de lo posible - en una posición tangente a la imagen misma, a su propio lenguaje.
Para esta edición especial, escribo estas líneas con la “presencia viva” de Luis Carlos Galán de fondo, un archivo sonoro con fragmentos de sus discursos retumba ahora mismo en mis oídos. Esta fotografía me impactó cuando la vi en una de mis sumergidas en el archivo de la revista Cromos. Guillermo Tapia capturó a este ícono político en pleno discurso, en un contraplano que deja ver en mínima profundidad de campo al público y que hace énfasis en el gesto enérgico de un hombre que marcó la historia política del país. La fuerza de su oratoria y la contundencia de su accionar, entregaron un aliento de esperanza. Su carrera política enmarcada en el Nuevo Liberalismo fue implacable y su ética, incorruptible. En ese discurso del 3 de febrero de 1982, donde Tapia registró la imagen, declaró desafiante: “¡Ahí están! … van a acabar con el país”, refiriéndose a quienes tenían en sus manos el “poder oscuro y criminal del narcotráfico”.