A pesar del dramático acuerdo logrado entre Grecia y sus acreedores el domingo pasado, en el que se logró la promesa de un tercer rescate económico por más de 86 mil millones de euros a cambio de una serie de reformas, la incertidumbre sigue vigente a raíz de la oposición que el gobierno heleno ha encontrado en el Parlamento de este país.
Grecia se encuentra en una carrera contrarreloj, pues la Unión Europea, en cabeza de Ángela Merkel, ha mostrado su intransigencia al imponerle un apretado cronograma de reformas. Ayer fue la fecha límite para que afectara el cambio en el sistema pensional heleno y para que se elevara la tasa del impuesto del IVA a 23% en todo su territorio.
Además, el gobierno griego tiene hasta el 20 de julio para aprobar la reforma a la justicia y deberá traspasar sus activos disponibles para su venta a un fondo supervisado por autoridades europeas. Si logra cumplir con todas estas condiciones, se iniciará el proceso de negociación para el tercer rescate.
El mismo primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, ha tenido que confrontar al Congreso de su país para hacer presión y conseguir que las reformas sean aprobadas. A pesar de estas dificultades, el mandatario ha mencionado que no tiene ninguna intención de eludir sus responsabilidades y continuará tratando de hacer cumplir con el acuerdo logrado el domingo pasado.
Mientras que sube la incertidumbre por el apretado itinerario de Grecia, las críticas han comenzado a aumentar entre las entidades internacionales. Por ejemplo el Fondo Monetario Internacional (FMI), en cabeza de su directora, Christine Lagarde, recomendó una condonación de parte de la deuda helena y tachó el programa del rescate actual como mal manejado.