Los consejos olvidados de la comisión de sabios para transformar la educación

Reorganizar los exámenes de Estado, dignificar la profesión docente y desescolarizar la educación ciudadana son tres de las siete recomendaciones para mejorar la calidad de nuestro sistema educativo.

06 de enero de 2019 - 02:00 a. m.
Los consejos olvidados de la comisión de sabios para transformar la educación

El 21 de julio de 1994, el entonces presidente de la república, César Gaviria, recibió en su despacho a diez de los colombianos más ilustres del siglo XX. El grupo, heterogéneo y multidisciplinario, estaba conformado por el historiador Marco Palacios, el profesor y sociólogo Fernando Chaparro, el ingeniero del MIT Eduardo Aldana, el empresario y economista Rodrigo Gutiérrez, el matemático y sacerdote jesuita Carlos Eduardo Vasco, los científicos naturales Ángela Restrepo, Rodolfo Llinás, Eduardo Posada y Manuel Elkin Patarroyo, y el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez.

Durante la visita, la misión de sabios presentó los resultados de diez meses de trabajo colectivo y riguroso. “El 16 de septiembre del año pasado, en esta misma sala, nos encomendó usted la misión de entregarle al país una nueva carta de navegación con los rumbos de la ciencia, la educación y el desarrollo”, le dijo al presidente Gaviria el comisionado coordinador Carlos Eduardo Vasco, mientras le entregaba un documento titulado Colombia: al filo de la oportunidad. (Lea: Rodolfo Llinás felicita a los estudiantes por lograr acuerdo)

Además de un juicioso análisis de diagnóstico y de contexto, el libro incluía también una serie de recomendaciones concretas para que en el nuevo milenio Colombia saliera del círculo de violencia y desigualdad al que parecía condenada. El deseo de los comisionados era que los gobiernos posteriores aplicaran al pie de la letra sus consejos y transformaran así las estructuras de la educación y la ciencia en el país.

Sin embargo, como ellos mismos lo predijeron, hoy en día, 25 años después, muchas de sus recomendaciones aún no se han tenido en cuenta. Aunque el tiempo haya pasado, los problemas que identificó la comisión se mantienen y en muchos casos se agudizan. Por eso, vale la pena volver la mirada y revivir algunas de las recomendaciones prácticas que quedaron consignadas en el documento y que ayudarían a definir con claridad el destino de la educación en Colombia. Como dijo Rodolfo Llinás en una entrevista reciente en Blu Radio a raíz de la crisis de las universidades públicas: “Es sumamente triste que nuestro documento nunca saliera a relucir, nunca se hizo nada al respecto. Los resultados de esa misión son cero, pero aún estamos a tiempo de aplicarlos. Las soluciones que necesita el modelo educativo colombiano ya están escritas, se escribieron hace 25 años. ¿Alguien quiere tomarse el trabajo de leerlas?”.

De acuerdo con las conclusiones de la comisión, el cambio educativo profundo que necesitaba —y necesita— impulsar Colombia se refiere simultáneamente a la calidad, la democratización y la descentralización de sistema. “El principal problema de la educación —se lee en el informe— es que se enseña sin asegurarse de que se entienda lo aprendido”.

El primer paso para lograr este objetivo no se ha dado todavía. En palabras de Llinás, “es necesario desarrollar un nuevo programa de educación general que hemos llamado Cosmología y que abarcará los doce años de enseñanza escolar. Este programa tendrá como fin enseñar a los jóvenes a pensar conceptualmente con base en un conocimiento global que les permita adquirir la agilidad intelectual que deben tener en la Colombia del siglo XXI”. Además de esta propuesta general, los comisionados plantearon siete recomendaciones específicas que resumimos a continuación.

1) Cambiar las políticas educativas estatales

La comisión sugiere elevar al ámbito presidencial la orientación y definición de las políticas estatales sobre la educación. Hay que “generar una movilización nacional de opinión sobre la educación”. Al mismo tiempo, se recomienda integrar los esfuerzos de los sectores privado y público por medio de la creación de la Corporación Mixta de Carácter Nacional para la ciencia, la educación y el desarrollo. Finalmente, se aconseja incorporar en las organizaciones educativas “lo más avanzado de las técnicas de gestión”. (Puede leer: “Es un problema social no reconocer la importancia de los docentes”)

2) Reformar el sistema educativo formal

Es necesario lograr que el 100 % de los colombianos entre cinco y quince años estén escolarizados en ambientes propicios para su formación integral. Para ello se recomienda dar “prioridad en los recursos fiscales y en los planes municipales de educación a los niveles preescolar y básico con el fin de garantizar la cobertura total con calidad y equidad”. Reformar la educación básica es otro de los puntos principales de este apartado. En concreto: “Promover la fundación de colegios integrados que ofrezcan al menos los nueve grados de la educación básica, sin interrupciones ni requisitos de paso del quinto al sexto grado”. Los comisionados sugieren, además, “integrar los procesos curriculares alrededor de unos pocos núcleos, como la comunicación, los valores, el pensamiento y las relaciones con la naturaleza y la sociedad”. Para los comisionados, ampliar la participación estudiantil también es clave. “Los estudiantes deben tener la posibilidad de participar efectivamente en el manejo de diversas áreas de la actividad escolar”, asegura el informe.

3) Educación posbásica flexible

“Una vez terminado el bachillerato básico, en el que se desarrollan las capacidades básicas de pensar, entender, razonar, leer distintos tipos de códigos y expresarse por distintos medios, especialmente el escrito se abriría al estudiante un amplio abanico de opciones, todas enfocadas a completar el desarrollo de la vocación de cada uno”. El título de bachiller básico posibilitará, afirman los comisionados, el acceso a los grados superiores de educación y a aquellos tipos de trabajo social y económicamente productivo que no requieran ciclos posteriores de formación específica. “Sugerimos otorgar, por parte del Estado, una tarjeta de crédito educativo a los estudiantes de menores recursos que obtengan el bachillerato básico, con fondos de destinación exclusiva en la cuantía suficiente para garantizarles el acceso a distintas formas de educación posbásica durante cuatro semestres continuos o discontinuos”. El bachiller básico podrá iniciar la transición hacia el trabajo independiente como microempresario en campos tan diversos como las artesanías, la música, el comercio, los servicios técnicos y los personales.

4) Dignificar la profesión docente

Los comisionados proponen reformar a fondo la formación inicial de los docentes. “La formación de los maestros se haría en todos los casos después de una formación, disciplinaria o profesional, en ciencias o en artes, de carácter universitario”. Es decir, la formación para los maestros sería de posgrado, en los niveles de especialización, maestría o doctorado en educación. Se convocará, además, a los maestros del país a desarrollar dinámicas de avance pedagógico mediante grupos o asociaciones de docentes conformados alrededor de las disciplinas o de las artes.

5) Reorganizar los exámenes de Estado

La comisión propone establecer un examen de competencias básicas a quienes terminen el primer ciclo general de educación. “En el nuevo examen se evaluarán únicamente las aptitudes y las competencias de los sujetos en tres aspectos: lectura comprensiva y rápida de distintos tipos de textos, símbolos, medios y gráficos; capacidad mínima de expresión comunicativa escrita y de generación de textos; habilidades de pensamiento, inferencias, razonamiento deductivo y lógica matemática”. Además se reorganizarán los exámenes de ingreso a las instituciones de educación superior. “Para ingresar a ellas, los aspirantes presentarán exámenes de Estado sobre aptitudes y sobre conocimientos específicos, en los aspectos y áreas que el mismo estudiante y la universidad a la que aspire a ingresar consideren pertinentes”.

6) Desescolarizar la educación ciudadana

Vincular más estrechamente al sistema escolar con su entorno sociocultural y hacer partícipe a este último del proceso educativo, para incorporar en él a todos los colombianos y a todas las organizaciones, en particular a la familia, la empresa, la ciudad y el país, como educadores y educandos. (Lea también: Jornada única: ¿disminuirá la brecha entre colegios públicos y privados?)

7) Impulsar y reformar la educación artística

La apertura de espacios para el desenvolvimiento de las vocaciones artísticas debe ser un propósito de la nueva educación. Una nueva concepción de la educación artística se hace necesaria para ello, la cual debe centrar sus estrategias de formación en la detección temprana de las vocaciones y en una sólida formación ética y estética.

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