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La Unión Europea ha dejado claro que uno de los puntos más importantes de su agenda es calmar la tensión que hay desde hace semanas entre Grecia y Turquía por la búsqueda de hidrocarburos en el mar Mediterráneo. Es por eso que Alemania fue elegida para mediar y ver si es posible llegar a un acuerdo que no desencadene una confrontación armada. “Las ventanas del diálogo entre ambos países deben estar actualmente abiertas y no cerradas”, declaró en Berlín este martes el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, poco antes de viajar hacia Atenas, que visita por segunda vez en menos de un mes. Luego seguirá rumbo a Ankara.
“En lugar de nuevas provocaciones, en definitiva necesitamos medidas de distensión y comenzar discusiones directas”, añadió el ministro, en tanto las demostraciones de fuerza de Ankara aumentan en una disputada zona rica en hidrocarburos. Y es que Alemania, que ocupa la presidencia rotativa del Consejo de la Unión Europea, considera que el problema entre Turquía y Grecia, ambos miembros de la OTAN, “solamente puede perjudicar a todos, pero en particular a los directamente involucrados en el asunto”, indicó Maas.
El jefe diplomático alemán se reunió sobre el mediodía con su par griego, Nikos Diendas, y con el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, e insistieron en la necesidad de una desescalada. ”La iniciativa de Alemania (...) se desarrolla positivamente en esta dirección”, dice un comunicado del gobierno heleno.
La UE, por medio de su canciller Josep Borrell, solicitó a Ankara que cese “inmediatamente” su búsqueda de yacimientos gasíferos en el Mediterráneo, y prevé tratar el litigio que ya afecta directamente a Grecia y Chipre, miembros del bloque, el 27 y 28 de agosto en Berlín.
Temiendo quedar excluida de compartir las inmensas reservas de gas natural de la región, Ankara envió el 10 de agosto buques de la Armada a una zona reclamada por Grecia, provocando tensiones con Atenas y preocupando a Europa.
Una señal de que la crisis no ha finalizado es que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, animado por el descubrimiento de un gran yacimiento de gas en el Mar Negro, anunció el viernes que su país aceleraría las prospecciones en el Mediterráneo oriental. El domingo, Ankara decidió prolongar la presencia de su barco sísmico “Oruç Reis” en esta zona durante cuatro días más, hasta el 27 de agosto.
Maniobras militares rivales
Tanto Ankara como Atenas anunciaron que a partir de este martes realizarán maniobras militares en el Mediterráneo oriental. En cuanto a Grecia, se trata de un “ejercicio aeronáutico en las costas de las islas de Creta, Karpathos y Kastellorizo”, con la sola participación de aparatos griegos, señaló este martes a la AFP una fuente militar.
Próximamente tendrá lugar una maniobra de entrenamiento junto a la aviación de Emiratos Árabes Unidos, en tanto hubo otra el lunes en el sur de Creta de fuerzas griegas y estadounidenses, según la fuente.
Por su parte, el ministerio de Defensa turco anunció en esta jornada la puesta en marcha de “ejercicios militares de transición”, con participación de “barcos turcos y aliados”, al sur de la isla de Creta. “En lo sucesivo, Grecia será responsable del menor inconveniente que ocurra en la región (...)”, fustigó el lunes Erdogan.
Atenas tiene por “objetivo la delimitación de las áreas marítimas en esta región”, subrayó este martes de mañana el portavoz Stelios Petsas a la cadena de televisión pública Ert. Con su presencia en Atenas y Ankara, “Alemania está intentando proporcionar una salida al bloqueo provocado por la posición turca”, añadió.