Brexit: el futuro incierto para los europeos que viven en Reino Unido

El 19 de octubre vence la fecha para que el Reino Unido llegue a un acuerdo en aras de materializar su salida de la Unión Europea. Si no se logra, de acuerdo con la denominada Ley Benn, el primer ministro británico, Boris Johnson se vería obligado a solicitar una prórroga. para seguir negociando una salida con acuerdo; un escenario aún bastante confuso para los europeos que viven en Reino Unido.

-Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8
16 de octubre de 2019 - 02:00 a. m.
 Ciudadanos de todo Europa reconsideran permanecer en Reino Unido luego del Brexit.  / AFP
Ciudadanos de todo Europa reconsideran permanecer en Reino Unido luego del Brexit. / AFP

Concluida la conferencia anual del Partido Conservador, que tuvo lugar a principios de este mes, en Manchester (Reino Unido), el primer ministro británico, Boris Johnson, ahora está a la espera de una respuesta de la Unión Europea acerca de la propuesta de acuerdo que le puso sobre la mesa a tan solo unas cuantas semanas de que llegue el 31 de octubre, fecha fijada por el líder ‘tory’ para que el Reino Unido abandone el bloque de la UE. “Lo que les estamos diciendo a nuestros amigos es que hicimos una muy justa y generosa oferta. Lo que nos gustaría escuchar por parte de ustedes ahora es qué piensan, y si tienen algún reparo con cualquiera de las propuestas que presentamos, entremos en detalle y discutámoslas”, ha señalado Johnson a la prensa británica.

Sin embargo, también ha sido claro en que no habrá más solicitud de prórrogas para la partida del Reino Unido y que, antes que solicitar un nuevo aplazamiento “prefiero estar muerto en una zanja”. Una postura que, en todo caso, se contradice con la expresada por él mismo al advertir que no incumplirá la ley, refiriéndose a la denominada Ley de Benn, que lo obliga a solicitar una prórroga si para el 19 de octubre no se ha logrado un acuerdo con Bruselas de cara a una salida ordenada. Pero mientras eso ocurre, lo cierto es que cientos de miles de migrantes europeos que viven en el Reino Unido no han dejado de preguntarse qué pasará a partir del 1.° de noviembre pues, dada la polarización que ha generado el Brexit, la incertidumbre sobre su futuro parece no cesar.

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El Espectador habló con varios de ellos quienes se han mudado a Inglaterra por la facilidad que les representó en el pasado, por ser europeos y hacer parte de la UE, la libre circulación de capitales, trabajadores, mercancías y servicios. Ahora, no saben si deben regresarse a sus países de origen, entre otras cosas, porque no tienen certeza de qué derechos perderán, si es que esto ocurre. Es el caso de Michal Piskorz, proveniente de Polonia, y quien trabaja como operador de estudios para Bet365 Group Limited, una de las compañías líderes a nivel mundial en el sector del juego en línea. “Realmente, es muy difícil saber qué va a pasar a partir del 1.° de noviembre. Espero que no se presenten disturbios violentos y que el Reino Unido no declare como ‘luto nacional’ la partida de la Unión Europea”, señaló.

Piskorz llegó al país en 2006, recién graduado de la universidad. Había visto en Inglaterra una oportunidad para trabajar, en principio, por un año, en aras de ahorrar dinero dado el poder de la moneda que representa la libra esterlina para luego regresarse a su país. Sin embargo, decidió establecerse en Stoke-On-Trent, una pequeña ciudad inglesa de no más de 300.000 habitantes. También conocida como la ‘capital del Brexit’. “Actualmente, los británicos acá están preocupados por cómo los políticos mintieron durante la campaña (del referendo en 2016) y cómo el Brexit los afectará. Les preocupa, sobre todo, el alza de los precios y las restricciones al momento de viajar, no los extranjeros ni nuestro futuro incierto”, agrega el ciudadano polaco.

Alicia Ruiz, española, trabaja como asesora de relaciones con el cliente en Booking.com, una de las compañías con mayor reconocimiento en el ámbito de viajes y reservas de alojamiento. Llegó al Reino Unido a mediados de 2015 con la idea de regresarse a su país. “Sin embargo, el Brexit sí me empuja más a irme. Vivimos en un mundo globalizado, donde todos los países dependen de otros, y para esta dependencia es necesario llegar a acuerdos. La libre circulación de personas, el comercio, y la economía se van a ver afectadas. Incluso un Brexit que tenga éxito no garantizará un Reino Unido más poderoso internacionalmente. Cuando llegué, la libra estaba a 1.45 con respecto al euro; hoy está a 1.12. Esta caída de la moneda afecta, por ejemplo, al turismo, por la pérdida de poder adquisitivo de los británicos. Y ha sido una de las causas que ha originado la caída del mayor ‘touroperador’ del Reino Unido, Tomas Cook”.

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España, de hecho, es el mayor proveedor de frutas, verduras y hortalizas del Reino Unido. Según advierte Alicia Ruiz, la interrupción del comercio por el aumento de los aranceles supondrá el aumento de los precios en la lista de compra. Una postura similar sostiene Thanos Perdikaris, de Grecia, quien ya lleva seis años viviendo en el Reino Unido y trabaja como probador de productos de medios en Bet365 Group Limited. “Desde ya vivimos con inseguridad porque la libra ha caído significativamente desde que el Brexit se votó. Quienes trabajamos acá nos sentimos muy frustrados, realmente”. Eso, sin contar con los brotes de racismo y xenofobia que se han acrecentado entre más se aproxima la fecha de retirada.

“Aunque no he sentido discriminación directamente relacionada con mi nacionalidad por parte de otros colegas o ciudadanos británicos a mi alrededor, he sentido que tanto la xenofobia como el racismo sí han sido expresados abiertamente en los medios de comunicación por parte de los partidos políticos de derecha. La campaña del Brexit fue liderada por los más extremistas políticos de derecha, incluido el actual primer ministro, Boris Johnson, y Nigel Farage, el exlíder del UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido) y actual líder del Partido del Brexit. Y hablaron, durante la campaña, de reducir el número de inmigrantes, por ejemplo”, explicó Perdikaris a este medio de comunicación.

Sin embargo, no teme sobre el futuro de sus derechos en el Reino Unido. Según su lectura, nada cambiará después del 31 de octubre pues, dijo, el Ministerio del Interior británico ha sido claro en explicar que la solicitud para aplicar al estatus de residencia permanente en Reino Unido estará abierta hasta el 30 de junio de 2021. El gobierno británico también ha informado, no obstante, que los ciudadanos europeos que lleguen al país por primera vez después de que se materialice el Brexit podrán solicitar un permiso de residencia pero temporal, de tres años y si al 31 de diciembre de 2020, no cuentan con ese permiso, tendrán que abandonar el país. “Si los ciudadanos europeos se ven forzados a abandonar el Reino Unido en algún momento, entonces, eso significaría automáticamente, que los británicos tampoco tendrán el derecho de vivir o trabajar en otro ningún país de la Unión Europea, supondría yo”, agrega el nativo griego.

La experiencia de Gabriela Pancheva, asesora de relaciones comerciales en una multinacional cuyo nombre prefiere mantener bajo reserva, confesó que sí se ha sentido discriminada por los británicos. “Especialmente, porque creen que venimos a robarles su trabajo que porque no nos importa, dicen ellos, trabajar por un salario ínfimo. Por fortuna, la compañía para la cual trabajo se enfoca en un área de negocios multicultural y nuestro CEO ya nos ha asegurado a los ciudadanos extranjeros que hará lo que sea que se necesite para ayudarnos y brindarnos asistencia con nuestras aplicaciones para obtener la residencia permanente. Nos ha prometido también que se asegurará de que cada uno de nosotros conserve su trabajo después del Brexit”, señaló Pancheva.

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Incluso, la situación para ciudadanos de países nórdicos -considerados superiormente avanzados en asuntos como la educación, la economía, el empleo y la calidad de vida- tampoco es fácil en el Reino Unido. Una ciudadana finlandesa, que prefirió mantener en reserva su identidad y quien trabaja como auditora de crédito en una compañía en Manchester, afirmó que “si una de las consecuencias del Brexit es el alza en la calidad de vida, no alcanzo a dimensionar cómo quedaré afectada financieramente. Ya de por sí, en el Reino Unido los salarios son mucho más bajos que en toda Europa continental o Escandinavia. Eso yo es lo suficientemente malo como para quedarnos en una situación peor”, advirtió.

Y a pesar de llevar cuatro años en el Reino Unido, recientemente ha tenido que enfrentar situaciones que, según califica, han sido insolentes de parte de algunas compañías británicas. Por ejemplo, al notar que era extranjera, una agencia de alquiler de apartamentos le pidió adjuntar, para poder rentar, una copia del permiso que tenía para poder estar dentro del Reino Unido y detalles del pasaporte para que pudieran verificar que, en efecto, se encontraba de manera legal en Inglaterra. “En cierta forma, entiendo el pensamiento de las generaciones pasadas respecto al Brexit y por qué lo votaron favorablemente, pero lo que no puedo entender es cómo la gente más joven es tan miope y no darse cuenta de los efectos que derivarán de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Es evidente que son más los contras que los pros de este proceso. Yo todavía espero que esto no ocurra”.

El próximo 19 de octubre, técnicamente, debería haberse llegado a un acuerdo en torno al Brexit. Pero mientras esa fecha llega, lo cierto es que el panorama actual no dibuja un escenario distinto a la incertidumbre, por decir lo menos, en asuntos como el futuro de la frontera entre las dos Irlandas, los derechos de los ciudadanos de la Unión Europea en Reino Unido y viceversa, y el dinero que el Reino Unido debería pagarle a la Unión Europea para saldar sus obligaciones financieras con el denominado ‘bloque de los 27’. El tiempo corre contrarreloj alrededor de uno de los hechos más coyunturales para el continente europeo en su historia reciente.

Por -Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8

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