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Nicolás Maduro viajó el fin de semana hasta el fuerte Paramacay, una base naval a dos horas de Caracas, con un objetivo claro: exigir de nuevo fidelidad a los militares y romper así con los rumores de que hay fuertes dudas e insatisfacción dentro de sus filas tras la juramentación de Juan Guaidó como presidente interino y la promulgación de una ley de amnistía por la opositora Asamblea Nacional.
Maduro lo sabe. No es un secreto que tanto el chavismo como la oposición entienden que la clave para una transición en Venezuela reposa en los hombros de los militares, que hasta el momento, aunque han reiterado su apoyo al gobierno, también han mostrado signos de no estar tan cohesionados como en el pasado.
Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano y una de las principales expertas en asuntos militares de Venezuela, habló con El Espectador sobre el impacto que ha tenido el mensaje de Guaidó en las Fuerzas Armadas venezolanas y el papel que tendrían los militares.
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¿Cómo evalúa la ley de amnistía que publicó la oposición?
Es un proyecto bastante ambicioso, que abarca casi 20 años de excesos, pero que también puede dar pie a la controversia, sobre todo si se perdonan violaciones a los derechos humanos. La ley abarca a todos los que ayuden a restituir la vigencia de la Constitución y los exceptúa de responsabilidades penales, civiles o administrativas. Algo que sin duda busca alentar a funcionarios militares a que cambien de bando.
¿Cree que esta ley tendrá eco dentro de los militares?
Esto es incierto aún. Apenas el lunes la ley comenzó a circular. Pero es importante la narrativa que desde la Asamblea Nacional y la oposición se desarrolle sobre la ley de amnistía, para hacerla creíble a la institución militar. Pero si hay algo claro es que el mensaje de Guaidó está calando dentro de las filas de la Fuerzas Armadas y es difícil que los militares puedan desagregar los alcances de esta ley.
¿Cómo ve a Guaidó?
Ha introducido un nuevo relacionamiento de diálogo con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y con la sociedad venezolana desde la oposición, algo que en el pasado no había. Con un lenguaje simple sin dejar de ser firme. Eso es importante para la interlocución en el plano doméstico con la FANB, y también en el plano internacional.
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¿Y a Maduro?
Desesperado. Está haciendo una esfuerzo sobrehumano por mostrar que tiene el apoyo del ejército, mostrar autoridad, y mostrarse rodeado de militares para ello. Pero otra cosa es donde reposa la lealtad de las tropas. Los altos mandos están con él, pero entre los mandos medios y los soldados hay varios que están cansados.
Y la demostración militar que Maduro planea para febrero es uno de esos intentos...
Sí. Pero eso es un error estratégico. Si usted considera que hay una opción real de una invasión militar es un error mostrar el apresto operacional de la FANB. Maduro, que ha considerado la idea de una supuesta invasión militar, ¿a quién quiere demostrar?
¿Y cómo explica el caso del coronel José Luis Silva, agregado militar en Washington, que apoyó a Guaidó? ¿Cree que haya más militares que sigan su ejemplo?
Es más fácil para un agregado que está fuera del país, y que tiene a su familia fuera, acogerse a los mecanismos de colaboración que para alguien que está dentro, pues puede ser apresado o perseguido. Debemos esperar más pronunciamientos de militaresen los próximos días, razón por la cual Guaidó y la AN tienen que definir cuál es el camino que deben seguir los oficiales para contribuir con la transición.
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¿Estas expresiones de apoyo por parte de militares hacia Guaidó son aisladas o son consecuencia de las fisuras que hay dentro del ejército?
Yo creo que el apoyo es directamente proporcional al de la agudización de la crisis socioeconómica y política. Hay una profunda crisis que está afectando de igual manera a la sociedad que al resto de la FANB.
¿Cree que la presión internacional tenga incidencia dentro de la FANB?
Más que la presión internacional, creo que la agudización de la crisis va a ser el detonante. Puede que se dé una explosión social o marchas masivas. Las Fuerzas Armadas ya no están ejerciendo la represión contra el pueblo, como en años anteriores, y un ejemplo de ello fue lo ocurrido el 23 de enero. La represión hoy está a cargo de grupos élite como las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) o el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Esto no es una modalidad generalizada hasta este momento, pero son signos que están revelando la crisis interna que hay dentro de la FANB. Del 2017 al 2019 hay un abismo y hoy el 90 % de los militares está sufriendo esta crisis.
¿Qué papel espera que tomen los militares?
Lo hemos visto en momentos claves en Venezuela, como en 1958 o en el 2002: los militares son leales a las opciones reales del poder, son pragmáticos antes de idealistas y evitan la confrontación con ellos mismos. Entendiendo esto, dependerá de quién esté en mejor posición. Esto, creo, responde a su pregunta.