El pacto migratorio de la discordia

Este lunes en Marrakech, las Naciones Unidas anunciarán el primer acuerdo multilateral para buscar soluciones conjuntas a la crisis migratoria que se vive en el mundo. No obstante, son varios los países que no han querido participar porque afirman que este acuerdo viola su soberanía.

Jesús Mesa
10 de diciembre de 2018 - 01:51 a. m.
Una mujer con su hijo observa a los policías durante una manifestación que pide a Grecia la apertura de las fronteras a Macedonia.  / EFE
Una mujer con su hijo observa a los policías durante una manifestación que pide a Grecia la apertura de las fronteras a Macedonia. / EFE
Foto: EFE - KOSTAS TSIRONIS

Después de dos años de duras negociaciones, más de cien países se reunirán hoy en la ciudad de Marrakech, en Marruecos, para adoptar formalmente el primer tratado sobre migración negociado bajo las Naciones Unidas. El texto surge como respuesta a la mayor crisis migratoria que ha vivido el planeta desde la Segunda Guerra Mundial, según la ONU.

Llamado oficialmente el Pacto Mundial por la Migración, el acuerdo busca dar soluciones conjuntas a la migración ilegal y gestionar mejor la afluencia de personas en el planeta, que, de acuerdo con estimaciones de Naciones Unidas, asciende a 250 millones de personas; un poco más del 3 % de la población mundial.

A primera vista, el pacto parece ser un avance significativo en tiempos en los que la retórica antimigratoria ha aumentado alrededor del mundo. El borrador del texto, publicado en julio de este año, plantea 23 objetivos y reconoce, entre otras cosas, los derechos de los migrantes y la necesidad de proteger a los refugiados “independientemente de su estatus migratorio”. Además, el pacto afirma que la migración es una “fuente de prosperidad, innovación y desarrollo sostenible”.

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Pero más allá de las buenas intenciones de las Naciones Unidas, la víspera del encuentro en Marrakech no ha estado exenta de la polémica. Desde que comenzaron las discusiones en 2016, el pacto migratorio se ha convertido en el blanco preferido de políticos nacionalistas alrededor del mundo, que lo consideran un atentado a la soberanía nacional.

Además, en este momento hay varios puntos calientes alrededor del globo. Italia y España tienen una complicada situación con los inmigrantes que llegan de África. Estados Unidos está incómodo ante la posible llegada de una caravana de más de 7.000 migrantes de Centroamérica. Otro escenario complicado es el de Venezuela, pues la crisis económica que se vive en ese país ha obligado a que cerca de dos millones de personas hayan salido de allí hacia distintos destinos en la región, dentro de los que se destacan Colombia, Perú y Chile.

De hecho, hasta el momento, países como Estados Unidos, Hungría, Australia, Israel, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Austria, Suiza, Bulgaria, Bélgica, Letonia, Italia y Chile renunciaron al pacto o expresaron fuertes reservas sobre él.

“(El pacto) es un esfuerzo de las Naciones Unidas para promover la gobernanza global a expensas del derecho soberano de los Estados de administrar sus sistemas de inmigración”, cuestionó Estados Unidos de manera oficial la firma del pacto.

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Los defensores del texto arremetieron contra lo que consideran una campaña para desmerecer el acuerdo y convertirlo en una cuestión política interna que puede atraer votantes. “Somos testigos de una manipulación por parte de algunos sectores políticos, de una tergiversación de los objetivos del pacto”, dijo Antonio Vitorino, director de la Organización Internacional para las Migraciones.

“Por motivos un poco perversos en función de las mayorías electorales en un país u otro, se utiliza y se manipula el pacto sobre las migraciones”, afirmó por su parte el ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian.

De hecho, la canciller alemana, Angela Merkel, quien ha defendido a ultranza la suscripción del acuerdo, tuvo que lidiar un fuerte pulso interno en su país contra el partido nacionalista Alianza Democrática, que hizo campaña para sacar a Alemania del acuerdo.

La canciller aclaró que la soberanía sobre las políticas migratorias “seguirá correspondiendo a los gobiernos nacionales de cada país”.

 

Multilateral mas no vinculante

El pacto que se suscribirá entre hoy y mañana es el primer acuerdo internacional sobre migración bajo las Naciones Unidas. Sin embargo, el texto no es un tratado internacional vinculante. Esto significa que los países que hagan parte del acuerdo no están obligados a cumplir a rajatabla lo acordado.

“Su propósito principal es simbólico: demostrar que los países pueden identificar áreas de cooperación mutua en materia de migración”, explica Nina Hall, internacionalista de la Universidad Johns Hopkins, a The Washington Post. “El borrador es débil en cuanto a los mecanismos de implementación, monitoreo y revisión, lo que sugiere que cada país decidirá cómo implementarlo” comenta.

Por Jesús Mesa

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