El suicidio, uno de los desenlaces más trágicos de la crisis en Venezuela

Durante los últimos seis años han aumentado los casos de pacientes que padecen depresión. Adolfo Sepúlveda no pudo comprar los medicamentos que necesitaba y se quitó la vida. No es el único caso.

Daniela Rojas Díaz
24 de junio de 2018 - 02:00 a. m.
En 2017 más de 150 personas se quitaron la vida en Venezuela. La tasa más alta de los últimos 30 años en ese país.  / AFP
En 2017 más de 150 personas se quitaron la vida en Venezuela. La tasa más alta de los últimos 30 años en ese país. / AFP
Foto: AFP - FEDERICO PARRA

El 9 de abril, Aniuska Pérez encontró a su esposo ahorcado con un nailon grueso. Adolfo Sepúlveda era el supervisor de instalaciones deportivas del Departamento de Proyectos del Instituto Nacional de Deportes (IND), un ente gubernamental venezolano. Sufría de Párkinson y no conseguía los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad. Esto le causó un trastorno depresivo que lo condujo al suicidio.

La psiquiatra Belinda Labrador indica que los casos de pacientes que padecen depresión han aumentado en los últimos seis años. La crisis económica y humanitaria que vive Venezuela está llevando a su gente a tomar decisiones tan desesperadas como quitarse la vida.

El panorama económico no es alentador. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se espera que la hiperinflación en el país vecino para finales de año llegue a más de 13.000 %. En Colombia la inflación del año 2017 fue de 4,09%, 0,34 % menos que el 2016, según el Banco de la República.

A la mayoría de los venezolanos su salario no les alcanza para llegar a fin de mes. Adolfo Sepúlveda no aguantó la presión de no poder costear su enfermedad. Por eso se suicidó.

Y es que la escasez de medicinas es de un 80 %, de acuerdo con la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven). La depresión, que debería tratarse con terapias psicológicas y, en los casos de mayor gravedad, con medicamentos psiquiátricos, es complicada de atender porque en muchos de los casos es el contexto del país el que la genera y además no puede ser medicada porque no hay medicinas para su tratamiento.

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La psicóloga venezolana Verónica Rivera asegura que quienes caen en depresión no se sienten capaces de responder a todas las demandas que se presentan y que son generadas por la crisis económica, política y social que afecta más a las personas con este tipo de trastorno.

“Ellos sienten que no están logrando sus objetivos, que no se están autorrealizando, porque sus prioridades son otras. Hay algo en la mente del venezolano que cambió (…). La situación nos ha hecho afrontar y ver las cosas diferentes al resto del mundo. Muchos de los trastornos psicológicos en Venezuela se alteraron por la situación”, expresó la psicóloga.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Venezuela hay más de 1,3 millones de personas que padecen de depresión; es decir, el 4,2% de la población. De acuerdo con el censo de 2011, eso equivale a 136.526 personas.

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Sepúlveda fue uno de los miles de casos en Venezuela que padeció esta enfermedad. Su esposa Aniuska Pérez indicó que su marido cayó en depresión hace dos años, cuando le diagnosticaron Párkinson.

“Una de las medicinas que le mandaron para tratar el Párkinson no se encontraba en el país, a falta de esta se le bajaron los ácidos del cerebro y produjo la depresión (…) En ese momento varias veces dijo que quería quitarse la vida porque no aguantaba la situación, pero entró en tratamiento psiquiátrico con pastillas muy fuertes y mejoró”, dijo Pérez.

Sin embargo, las medicinas para el Párkinson no llegaron a Venezuela con la periodicidad que deberían y, cuenta su esposa, que su vida se convirtió en un peregrinaje en cada farmacia de Caracas. Cuando aparecían eran muy costosas y no podía comprarlas.

“Con esta situación comenzó a retumbarle nuevamente la decisión de suicidarse, decía que no quería ser una carga. Su sueldo no le alcanzaba para mantener su tratamiento”, contó Aniuska Pérez.

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De acuerdo con Rivera buena parte de los venezolanos que participaron en las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, en 2014 y 2017, sufren de estrés postraumático, así como de trauma psicosocial. El primero se suele ver en pacientes que viven en situaciones de guerra, donde ocurren catástrofes naturales o hechos de terrorismo.

“Hay manifestantes que vivieron cosas muy fuertes como que la Guardia Nacional les disparaba a quemarropa o los acorralaba para detenerlos. No pueden olvidar ese momento y eso se llama estrés postraumático”, explicó.

Sobre el trauma psicosocial indicó que lo nota en pacientes que han perdido la capacidad de expresarse lúcidamente, que tienen más sensibilidad al sufrimiento ajeno y cuya desesperanza es mayor. “Nadie sabe qué ocurrirá con el país y te das cuenta en las citas con los pacientes y en las conversaciones que escuchas en la calle”, agregó.

Con respecto a la depresión y su relación con el suicidio, Rivera indicó que para que una persona tome esa decisión debe fallar en su mente al menos uno de estos tres factores: las redes de apoyo (familia o amigos), la fortaleza personal y la capacidad para enfrentar los problemas”.

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“Nunca sospeché que Adolfo iba a hacer eso, porque yo lo veía amante de la vida (…). Él era un hombre muy activo y positivo, le gustaba sentirse útil, pero debido a la enfermedad de Párkinson perdió movilidad. Aparte, no tenía con qué comprar las medicinas y eso lo aturdió mucho”, contó Máryori González, compañera de trabajo de Adolfo Sepúlveda,

Una investigación de la Universidad Central de Venezuela (UCV) indica que en 2016, las consultas psiquiátricas de pacientes con depresión aumentaron entre 10 y 12 %. Asimismo, señala que estas consultas tienen que ver con el desabastecimiento de medicinas y alimentos.

“En Venezuela es difícil diagnosticar una depresión clínica rígida porque hay muchos factores que la afectan, como la alimentación. Si una persona no come bien, como pasa en Venezuela, siente fatiga e insomnio, que son síntomas de una depresión. Estas, a su vez, pueden ser causa de otra enfermedad o de la depresión”, agregó la psicóloga.

Dos días antes de que Sepúlveda se quitara la vida, el ministro de Salud venezolano, Luis López, aseguró que el tratamiento para los pacientes con enfermedades crónicas estaba garantizado. “Los pacientes con Párkinson tienen los medicamentos, el presidente aprobó la compra de tres millones de tabletas que beneficiarán a 16 mil pacientes”, manifestó. Sin embargo, según Alexander Hernández, presidente de la Fundación de Párkinson de Caracas, hay más de 32.000 personas con esta enfermedad.

Otros suicidios

No solo está la historia de Adolfo Sepúlveda. Este año, en los medios de comunicación venezolanos se hicieron públicos dos casos de suicidio causados por la falta de medicamentos y la situación del país. El primero ocurrió con el periodista Alejandro Cañizalez, hallado muerto el 7 de abril. El mismo día que el ministro López negaba la escasez de medicamentos.

Según dijo su cuñado Félix Rodríguez al portal web El Estímulo, a Cañizalez le afectaba, como a cualquier venezolano, la situación del país. “Desde hace cinco años la depresión vino de menos a más y había problemas para conseguir la medicina. Ya no era un tema económico, es que no se conseguía”, expresó.

“En Venezuela, actualmente, solo hay dos marcas de antidepresivos. Estos desaparecen un tiempo y luego aparecen más costosos. Tampoco los venden por cajas y conseguirlos detallados es complicado. Esos y los psicotrópicos pueden costar entre cuatro y ocho millones de bolívares y una sola caja alcanza para 30 días”, aseguró la psiquiatra.

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El sueldo mínimo en Venezuela es de 5.196.000 bolívares, con el aumento del 103 % que hizo esta semana el Gobierno; el bono de alimentación pasó a 2’196.000 bolívares. Un ingreso que equivale a 65 dólares, según el cambio oficial, pero que en la práctica es de USD 1,76.

Algo similar ocurrió con el músico peruano Carlos Fernández Prada, quien residía en Venezuela y se quitó la vida. De acuerdo con información del diario El Comercio, de Perú, tomó la decisión por la depresión que le causó la pérdida de su esposa y la grave situación que vivía en Venezuela.

“Carlos no se comunicaba con nosotros desde hacía varios días, estaba muy deprimido, no dormía y decía que veía a la gente buscando comida en la basura. Él no quería llegar a esos extremos”, contó a El Comercio su prima Consuelo Fernández Prada, quien desde Lima juntaba ayuda para que él pudiera regresar a su país.

“No voy a permitir que esta derecha imponga una supuesta ayuda humanitaria cuando nuestro pueblo está siendo atendido”, dijo Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, al referirse a su negativa de recibir recursos médicos de otros países.

Dijo esto antes de enviar ayuda humanitaria a Cuba, después de los destrozos que ocasionó la tormenta Alberto, en mayo, y de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le exigiera que permitiera ingresar medicamentos, insumos médicos y alimentos a Venezuela.

Por Daniela Rojas Díaz

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