Las sucias jugadas de Trump contra los migrantes

El presidente estadounidense, Donald Trump, quiere mandar a los inmigrantes indocumentados a zonas de mayoría demócrata, particularmente a las llamadas “ciudades santuarios”.

Camilo Gómez Forero
17 de abril de 2019 - 02:00 a. m.
Las amenazas de Donald Trump a los migrantes no los ha frenado.  / AFP
Las amenazas de Donald Trump a los migrantes no los ha frenado. / AFP

Tras salir impune de la investigación sobre la trama rusa (que buscaba pruebas de la participación de Rusia en las elecciones de 2016), el presidente estadounidense, Donald Trump, ha vuelto a la carga contra los inmigrantes ilegales; esta vez con una medida más polémica que la separación de las familias que llegaban a la frontera sur.

El mandatario amenaza con reubicar a los inmigrantes indocumentados en las llamadas “ciudades santuario”, localidades a lo largo de Estados Unidos, que tienen políticas más amigables con los migrantes y que en su mayoría son gobernadas por demócratas. El presidente ha dejado ver con claridad las intenciones de su propuesta: busca sofocar a los liberales con el problema migratorio para que estos accedan a cambiar las leyes de migración a una línea más dura.

“Debido al hecho de que los demócratas no están dispuestos a cambiar nuestras muy peligrosas leyes de inmigración, estamos, como informamos, dando fuertes consideraciones para colocar a los inmigrantes solo en ciudades santuario. La izquierda radical parece tener una política de fronteras abiertas y brazos abiertos. ¡Así que esto debería hacerlos muy felices!”, dijo Trump en su cuenta de Twitter.“California siempre está diciendo que queremos más personas y que quieren más personas en sus ciudades santuario; les daremos más personas. Podemos darles un suministro ilimitado. Y a ver si están tan felices. Siempre dicen que tienen los brazos abiertos. A ver si tienen los brazos abiertos”, agregó.

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Durante su campaña a la presidencia, Trump había amenazado con acabar con las ciudades santuario para que retiraran sus políticas de colaboración con los migrantes y ayudaran al gobierno. “Las que se opongan a colaborar con las autoridades federales no recibirán más dinero de los impuestos”, dijo Trump, que ahora invoca su derecho a transferir a los migrantes a estos espacios. Algunos alcaldes de ciudades santuario han contestado a la propuesta de forma retadora. “América era un país santuario antes de que Chicago fuera una ciudad santuario. Envíelos (a los migrantes), les daremos la bienvenida y matricularemos a sus hijos en nuestras escuelas”, dijo el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel. Sin embargo, han rechazado el uso de Trump de los migrantes para sus fines políticos.

Según el periódico The Washington Post, el gobierno de Trump ha propuesto dos veces el transporte de migrantes a ciudades santuario. Primero en noviembre, aunque la Casa Blanca negó que se hubiera presentado la medida. “Solo fue una sugerencia”, aseguró un portavoz del Gobierno, pero fue el mismo Trump quien reveló desde su Twitter que la idea va en serio. La segunda propuesta fue en febrero de este año. Incluso, la administración Trump formuló enviar indocumentados al distrito de presidenta de la Cámara de representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Pelosi contestó ante la noticia que “el alcance del cinismo y la crueldad de este gobierno no puede ser exagerado. Usar a seres humanos, incluidos niños pequeños, como peones en su juego de guerra para perpetuar el miedo y demonizar a los migrantes es depreciable”, aseguró.

“No solo la administración carece de autoridad legal para trasladar a los detenidos de esta manera, sino que es sorprendente que el presidente y los altos funcionarios de su gobierno estén considerando incluso manipular las decisiones de liberación de migrantes por razones puramente políticas”, aseguraron en una carta los presidentes demócratas del Comité Judicial de la Cámara, Jerrold Nadler, Elijah Cummings y Bennie Thompson.Hay dos obstáculos para el proyecto de reubicación de Trump. El primero es que sería un mal uso de los recursos del gobierno, según expertos, y los funcionarios de Trump podrían violar la Ley Hatch, que prohíbe a los empleados de la rama Ejecutiva usar recursos del gobierno para fines políticos, y este es un fin político. La segunda es que debe tener la aprobación del Congreso para este plan.

Los demócratas han acusado al mandatario de usar a los migrantes como peones para sus fines políticos, pues, aunque no oficialmente, la carrera electoral por la presidencia de 2020 ya comenzó. Según el analista Ronald Brownstein, de CNN, la amenaza de reubicar migrantes revela, más que la “determinación de Trump por presionar los límites de la ley y la moralidad con políticas de migración de línea dura”, la postura política electoral del mandatario. En la campaña electoral de 2016, el republicano perdió frente a Hillary Clinton las zonas metropolitanas más grandes por un margen mayor al de cualquier candidato de su partido en tiempos modernos. Y en las elecciones de medio término en 2018, los republicanos perdieron en las áreas urbanas con tendencia a los demócratas. Con la medida de reubicación, Trump energizaría su base electoral no urbana, según Brownstein.

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“Esta amenaza extiende su relación (la del presidente) extraordinariamente antagónica con los centros metropolitanos de la nación. La ironía es que el propio Trump es producto de la política urbana, las celebridades de bienes raíces y la cultura de los tabloides en la ciudad de Nueva York, no de un entorno suburbano, ni mucho menos rural”, dice Brownstein. A expensas de perder votos en las ciudades, Trump podría mantener su ventaja en las áreas rurales. “Eso significa tolerar la intensa antipatía de los votantes más jóvenes, las minorías y muchos votantes blancos con educación universitaria al servicio de la movilización de blancos de mayor edad, evangélicos y obreros. Geográficamente, aceptaría enormes déficits en áreas urbanas al costo de expandir las ventajas de los republicanos en comunidades rurales”, concluye Brownstein.

Trump busca convertir la migración en el tema central de reelección, apostando una vez más por prometerles a sus votantes conservadores fronteras más seguras. El asesor principal de la Casa Blanca, Stephen Miller, lidera la estrategia para adoptar nuevas y controvertidas medidas para frenar la migración. Él ha propuesto extender la cantidad de tiempo en que los funcionarios estadounidenses pueden detener a los migrantes arrestados en la frontera a más de veinte días, para que los padres decidan entre separarse de sus hijos o permanecer juntos indefinidamente en detención, según fuentes cercanas al gobierno. Además, presiona para que continúe la purga dentro de la administración del presidente para retirar a funcionarios que no son afines a las políticas de línea dura.

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Pero tanto Trump como Miller están frustrados, pues la cantidad de migrantes centroamericanos que se concentran en la frontera aumenta cada mes y rompe récords. En marzo se registraron 76.103 detenciones en la zona fronteriza, y en abril la cifra pudo haber pasado los 100.00 arrestos. Hasta ahora las políticas de migración de Trump no han disuadido a los migrantes de viajar a Estados Unidos. Ni la separación de familias, ni la amenaza de un cierre de frontera con México o la construcción de un muro, ni el retiro de apoyo a los países centroamericanos de donde salen los migrantes han surtido efecto. ¿Podrá la reubicación de personas salir adelante? El tema entrará en discusión en el Congreso.

Por Camilo Gómez Forero

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