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“Difícil hablar de paz sin hablar de minorías étnicas”

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que apoya a indígenas y afrocolombianos, inaugurará el 1º de marzo el programa Oro Legal, dedicado a capacitar a mineros informales en Antioquia y Chocó.

Redacción Internacional
26 de febrero de 2016 - 04:07 a. m.

Desde 1976, todos los presidentes de EE. UU. han designado oficialmente el mes de febrero como el Mes de la Historia Negra, o mes nacional de la historia afroamericana. Países como Canadá y el Reino Unido también dedican un mes para la celebración de la historia de esta comunidad. En el marco de esta celebración, el director de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), Peter Natiello, habla de los diferentes proyectos por medio de los cuales esa agencia apoya a la comunidad afrocolombiana.

¿Qué importancia tiene la inclusión de las comunidades afrodescendientes en el proceso de paz?

Difícil hablar de paz sin hablar de las minorías étnicas, los grupos indígenas y afrocolombianos. Sus territorios ancestrales han sido el espacio, en muchos casos, del conflicto, y ellos han sufrido, tal vez de manera más dura, los impactos del conflicto armado: reclutamiento de niños, homicidios, desplazamiento, minas antipersonas. La paz tiene que llegar a esas comunidades, el Estado tiene que llegar, el desarrollo tiene que llegar a mejores niveles de igualdad económica. Es clave para el país. En la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional trabajamos en esas comunidades. Hemos apoyado al Consejo Nacional para la Paz Afrocolombiano, que reúne a varios grupos, para que puedan hacer sentir la voz de los afrocolombianos.

¿Qué programas tienen pensados para atender a esta población en un posible posconflicto?

Los programas que tenemos van dirigidos a ellos. Doy algunos ejemplos. Hace poco estuve en el norte del Cauca conversando con productores de piña, afrocolombianos, víctimas del conflicto armado. Los estamos apoyando a través de nuestros programas de cadena de valor agropecuario, ayudando a conectar pequeños productores con mercados, protegiendo y defendiendo derechos humanos de líderes afrocolombianos e indígenas. Esta foto de aquí (señala un retrato en su oficina) es un excombatiente desmovilizado de las Farc que está haciendo su servicio comunitario con la Agencia Colombiana de Reintegración en la comunidad de Miramar, en Buenaventura. Es un ejemplo de cómo estos programas tocan a la comunidad afro en varios aspectos.

Usaid ha ayudado en la infraestructura institucional para desarrollar la Ley de Tierras. Sin embargo, el número de retornos es aún bajo. ¿Qué le falta al proceso?

La verdad es que vemos con muy buenos ojos la Ley 1448. El solo hecho de que el país la haya promulgado, de que el Estado esté llegando con la ley en la mano a resolver conflictos de tierras en lugares a donde no llegaba, o que no se resolvían por la ley sino con los grupos armados, es un paso muy importante. Pero falta. Estos procesos son duros. Yo trabajé muchos años en Sudáfrica, después de que salieron de su época de apartheid, y tampoco fue fácil. ¿Qué se necesita? Organizar la información entre varias agencias que están involucradas en el proceso de restitución de tierras. Racionar la información, compartirla, va a ayudar a facilitar el proceso. Creo que el mismo acuerdo en La Habana va a abrir espacios en los territorios para que la institucionalidad colombiana entre en los territorios.

¿En qué consisten los programas de ACDI/VOCA, que han sido calificados como exitosos?

ACDI/VOCA ejecuta el programa de afrocolombianos e indígenas, y estamos orgullosos con lo que hemos podido lograr en cinco años de implementación. La inclusión económica es un tema muy importante, y ahí ambas instituciones, en alianzas con casi 1.500 empresas colombianas, hemos capacitado y creado empleos para alrededor de 9.000 jóvenes afrocolombianos e indígenas. Hemos apoyado 200 organizaciones comunitarias, grupos como La Tonga, en el norte de Cauca, asociaciones de productores, etc., y los hemos apoyado con capacitaciones, formación, manejo financiero y participación.

Hace unos días, el presidente Barack Obama presentó un nuevo presupuesto para el posconflicto en Colombia. ¿En esta nueva partida están incluidas las poblaciones afros y otras minorías?

Los fondos nuevos que anunció el presidente Obama hace dos semanas es una cifra del Ejecutivo que tiene que ser negociada con el Congreso. Es un poco temprano para hablar de esos recursos. En el Congreso, el Congressional Black Caucus (Asamblea de Congresistas Afros) tiene un presupuesto de US$15 millones al año, que es lo que se utiliza para financiar los programas de ACDI/VOCA.

El año pasado fueron asesinados 69 líderes populares, entre ellos líderes afros como Genaro García (Nariño). ¿Cómo se podría garantizar el ejercicio libre de su labor?

Fue muy trágico lo que pasó con Genaro García. Ocurrió en Tumaco, un municipio muy importante para Usaid. Hay dos cosas que hay que seguir trabajando y vamos a estar muy metidos en eso. Respecto al tema de la protección, desde Usaid hemos trabajado con líderes afrocolombianos para fortalecer medidas de autoprotección. También hemos trabajado con la Unidad Nacional de Protección, y creo que hay que profundizar esos esfuerzos.

Las comunidades afros también se enfrentan a una explotación minera y ambiental. ¿Qué proyecto tiene Usaid para atacar este frente?

Estamos lanzando un proyecto que se llama Oro Legal, que va a trabajar en Antioquia y en Chocó. Tiene tres enfoques. Primero, formalizar mineros informales. Segundo, reducir el uso de mercurio. Tercero, recuperar tierras perdidas en las minas aluviales, esos destrozos ambientales que se han visto en diferentes territorios del país. Hemos hecho esfuerzos en Antioquia con la Gobernación anterior, donde formalizamos a 84 informales. Hemos disminuido en cinco toneladas el uso de mercurio en lugares como Segovia y el norte de Antioquia, y hemos recuperado cerca de 600 hectáreas con reforestación. Esperamos ampliar esos esfuerzos con Oro Legal.

¿Tienen algún plan dirigido a las comunidades indígenas de La Guajira, que sufren de hambruna y falta de servicios básicos?

Hemos trabajado bajo nuestro programa de energías limpias en 19 comunidades wayuus para asegurar un mejor abastecimiento de agua potable. Y también, a través del Programa Mundial de Alimentos, Estados Unidos ha hecho contribuciones importantes en alimentos en seis municipios afectados por estos problemas. Esos alimentos están llegando a alrededor de 14.000 personas.

Usted ha trabajado en reconciliación entre víctimas y victimarios. ¿Con qué herramientas es posible superar y perdonar?

Estoy aprendiendo de los colombianos. Es un tema que no cae dentro de lo normal de Usaid. Reconciliarse después de un conflicto no es lo mismo que vacunar niños, educar jóvenes o fortalecer políticas públicas, eso es algo que los colombianos están buscando con sus propias vías. En la comunidad de Miramar es esperanzador ver que las personas que viven en el barrio aceptan a los desmovilizados. Tenían miedo, pero después de este trabajo se ve que se hablan entre sí, se saludan, que tienen hasta un cierto grado de amistad. Eso da mucha esperanza.

Por Redacción Internacional

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