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¿Y si Estado Islámico tumbó el avión ruso?

EE.UU. y Rusia dicen que el Estado Islámico carece de la logística para un ataque semejante. Así operan los yihadistas en Egipto, en donde sus ataques se hacen más frecuentes.

Redacción Internacional
05 de noviembre de 2015 - 03:24 a. m.

Hasta ahora, la única certeza con respecto a la caída en Egipto del Airbus 321 es que la aeronave explotó en el aire. Las causas, de acuerdo con los investigadores egipcios y rusos que comenzaron este martes el examen de las dos cajas negras, varían entre una falla mecánica o humana, una bomba en el interior del avión y el impacto de un objeto exterior. En la tercera hipótesis, el grupo extremista Estado Islámico, a través de su célula egipcia, Provincia de Sinaí, clama responsabilidad. De hecho, el día del accidente divulgaron en sus redes el video de un avión que se deshacía en pleno vuelo. Su validez no ha sido confirmada.

Tanto el gobierno de EE.UU. como la presidencia rusa han negado tal posibilidad. De acuerdo con fuentes de seguridad de ambos países, el Estado Islámico carece del material bélico para llevar a cabo una acción semejante. El avión se destruyó 23 minutos después de su despegue, cuando iba a cerca de 10.000 metros de altura. Un experto en seguridad le dijo a Le Monde en estos días que Provincia de Sinaí tiene a la mano misiles con un alcance máximo de tres kilómetros. Otra fuente aseguraba que ese grupo jamás ha hecho una reivindicación falsa, y la aerolínea Metrojet, a cargo del vuelo, dijo que la falla no fue humana ni mecánica.

Provincia de Sinaí (antes llamado Ansar Bait al Maqdis, Defensores de la Casa Sagrada) tiene influencia en la zona del Sinaí, donde quedaron esparcidos los restos del avión y sus pasajeros en un radio de cinco kilómetros. Desde 2011, cuando surgió como producto de la revolución contra el presidente Hosni Mubarak, el grupo ha reclutado numerosos miembros en la zona (tiene una fuerza cercana a los 2.000 hombres) y en 2014 se declaró afiliado al Estado Islámico, cuyo principal territorio de poder se divide entre Irak y Siria. Con la ayuda de insurgentes en Libia, se presentan como una fuerza en contra del ejército y la policía y proclaman el Sinaí como independiente.

Uno de los ataques más extendidos ocurrió en julio, cuando en una seguidilla de 15 intervenciones (dos de ellas con carros bombas), Provincia de Sinaí asesinó a decenas de policías cerca de la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza. Durante este año, el presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi, ha enfrentado numerosas rebatiñas contra sus fuerzas de seguridad, ataques que, según expertos consultados por The Telegraph, demuestran que Provincia de Sinaí tiene capacidad de organización y se expande con más sofisticación. Sin embargo, hasta hoy esta célula no ha atacado a las fuerzas aéreas egipcias, que desde julio han sido desplegadas para resistir a los militantes.

No existen datos exactos sobre el armamento que tiene el Estado Islámico, aunque sí se conoce su origen: buena parte de su material bélico proviene de las bases estadounidenses que fueron abandonadas en Irak y de todas las provisiones que el ejército de EE.UU. les entregó a sus homólogos de ese país para entrenarlos contra el Estado Islámico. Se sabe también que poseen armas de fabricación rusa. Y, más allá de sus provisiones, el Estado Islámico (como Al Qaeda) amenaza a sus enemigos con la certeza de que los atacará. También hay un motivo político de por medio: si Provincia de Sinaí tumbó el Airbus 321, significa que el Estado Islámico no es un monstruo menor y que el bloque ruso y estadounidense que lucha en su contra tiene todavía muchos asuntos pendientes.

Por Redacción Internacional

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