Pájaro indicó a los medios que después de lo ocurrido en las instalaciones del Palacio, fue llevado a la Clínica de la Caja de Previsión Social, donde recibió varias desafortunadas visitas por parte de militares, que buscaban llevárselo con ellos.
“Me llevaron a la sala de cirugía, y después me contaron los médicos que un soldado había entrado a la sala de cirugía para llevarme cuando yo estaba dormido, por eso yo me considero un casi desaparecido, si me hubieran llevado, yo no estaría aquí hablando con ustedes”, indicó.
Igualmente Pájaro destacó que desde su oficina en el tercer piso, escuchaba voces que decían desde los pasillos “al que vean quiébrenlo, al vean, mátenlo”.
“Era una lluvia de balas que pasaban por encima de la cabeza de uno, uno no podía ni levantar la cabeza”, resaltó Pájaro, que decidió acabar con 22 años de silencio ante la opinión pública en contra de la voluntad de su familia.
En medio de emotivas intervenciones familiares de los desaparecidos de la cafetería como Gloria Marcel Ospina, hija de Gloria Estela Lizarazo, pidieron que se castigue a los culpables de que personas como ella hayan tenido que crecer desconociendo la verdad y en manos de muchas familias.
“Tengan en cuenta la impunidad que ha rodeado el holocausto del Palacio de Justicia. Han sido por los militares y por los medios de comunicación durante estos 22 años” indicó César Augusto Rodríguez, hermano del administrador de la cafetería. Quien también se mostró desconcertado con la idea de indulto para los militares “ahora que nos estamos acercando a una pequeña justicia”.
En el Consejo de Estado se llevó a cabo este martes un evento a cargo de la comisión de verdad para conmemorar los hechos ocurridos en el Palacio de Justicia en el 5 y 6 de noviembre de 1985.