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Los destinos cruzados de Galán y Santofimio

Artículo publicado en El Espectador, en mayo de 2005, que detalla el ascenso al poder de los dos líderes, enconados rivales políticos, cuya mayor confrontación giró alrededor de la creciente influencia de Pablo Escobar en la vida pública nacional.

Redacción Política
31 de agosto de 2011 - 06:12 p. m.

Los dos tenían un talento por encima de lo normal, incursionaron en el periodismo y siendo muy jóvenes el país supo de ellos. Sin embargo, Galán se inclinó por la política limpia y de ideales, y Santofimio tomó un camino torcido que lo llevó a prisión. Pero, ¿era tanto el antagonismo como para que el político tolimense terminara convertido en el asesino del jefe del Nuevo Liberalismo?

Luis Carlos Galán Sarmiento era 15 meses menor que Alberto Santofimio Botero. El primero nació en septiembre de 1943, en Bucaramanga. El segundo, en junio de 1942, en Ibagué. Ambos liberales y de familias liberales. Ambos aventajados estudiantes. Los  dos precoces en la actividad periodística y política. Pero sus destinos, batallas y propósitos políticos siempre fueron antagónicos. Su rivalidad fue pública, persistente y enconada.

Abogados de profesión y periodistas de oficio durante su primera juventud. Galán de la Universidad Javeriana y fundador de la revista Vértice, antes de vincularse a El Tiempo. Santofimio de la Universidad del Rosario y fundador del periódico Rebelión y el radioperiódico Combate. Antes de los 20 años, ambos incursionaron en la política. Galán al lado del presidente Carlos Lleras y Santofimio en la Alcaldía de Ibagué.

En 1970, al comenzar el gobierno de Misael Pastrana, a los 26 años, Luis Carlos Galán se convirtió en el ministro más joven de la historia colombiana. Durante 22 meses ocupó el Ministerio de Educación. A su vez, Santofimio Botero, en 1968, también a los 26 años, saltó de la Asamblea del Tolima a la Cámara de Representantes. Al año siguiente ya era vicepresidente de esa corporación.

Galán Sarmiento dejó el Ministerio de Educación en 1971, pasó a ocupar la Embajada de Colombia en Italia y fue representante del país ante la FAO. Regresó a Colombia a finales de 1975. Para la misma época, Santofimio Botero acababa de concluir su gestión de diez meses al frente del Ministerio de Justicia, durante la administración de Alfonso López Michelsen. Tras su gestión administrativa pasó también a la diplomacia.

La confrontación

Cuando caía el telón del gobiernoLópez y el Partido Liberal estaba dividido entre los liderazgos de Julio César Turbay y de Carlos Lleras, Galán y Santofimio se vieron en escenarios antagónicos. El primero aceptó la coordinación de la revista Nueva Frontera, de Carlos Lleras. El segundo apoyó al turbayismo. Sobrevino entonces el Consenso de San Carlos, que le dio la candidatura liberal de 1978 a Turbay Ayala.

Ambos fueron elegidos senadores en 1978, pero un año después, como una alternativa política para la renovación de su partido, Luis Carlos Galán fundó el Nuevo Liberalismo, enfiló baterías contra la dirigencia liberal y dos años después se negó a participar de la convención de la colectividad. Entre tanto, Santofimio se fue afianzando como miembro de la Dirección Liberal, manejando además los hilos de la política en su departamento.

No obstante, desde octubre de 1977, Santofimio ya estaba afrontando un proceso penal por los delitos de falsedad y peculado. Durante dos años fue la piedra de escándalo por presuntas irregularidades en la celebración de contratos con personas analfabetas o inexistentes durante su gestión como presidente de la Cámara. En febrero de 1979, el Tribunal Superior de Bogotá lo absolvió.

En 1982 comenzó la confrontación pública entre los dos líderes políticos. El liberalismo
llegó dividido a las elecciones y Belisario Betancur ganó la Presidencia. Pero meses antes de la derrota liberal, Galán, en un acto público, desautorizó en Antioquia una lista del Nuevo Liberalismo que incluía a Pablo Escobar Gaviria, un narcotraficantem antioqueño que pretendía mimetizarse en la política. Escobar Gaviria había constituido una asociación denominada “Medellín sin tugurios”, que promovía una especie de “altruismo” político en los barrios periféricos de Medellín. Era su fachada política y en ella tenía como un activo colaborador, entre otros políticos, a Santofimio. La desautorización y sindicaciones de Galán a Escobar incentivaron la pugna con el fogoso dirigente tolimense.

Pero definitivamente la rivalidad Galán-Santofimio empezó con el ingreso del Nuevo Liberalismo al gobierno Betancur Cuartas y la gestión del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla —segundo del Nuevo Liberalismo—. Desde que asumió el cargo en agosto de 1983, Lara Bonilla la emprendió contra el narcotráfico. Su principal aliado en el Congreso fue Luis Carlos Galán Sarmiento. El enemigo público: Pablo Escobar.

Estela de muerte

Lara atacó políticamente a Escobar y lo desenmascaró ante la opinión pública. El capo
antioqueño respondió con una denuncia por un cheque del narcotraficante Evaristo Porras Ardila que fue filtrado a las arcas electorales del Ministro de Justicia. El lance terminó con la clandestinidad de Escobar, la pérdida de su inmunidad parlamentaria y el asesinato de Rodrigo Lara, en abril de 1984.

Desde entonces, el antagonismo fue absoluto. Santofimio acusó al Nuevo Liberalismo de ejercer una especie de “secuestro moral y político contra el Partido Liberal” por su apoyo al gobierno Betancur. Galán Sarmiento ripostó señalando que consideraba imposible reconocer como interlocutor a Santofimio, a quien calificó de ser el jefe de maniobras escrupulosas para destruir la honra de Rodrigo Lara Bonilla.

Para 1986, ambos eran precandidatos presidenciales, pero terminaron apoyando la elección de Virgilio Barco Vargas. Santofimio desde su movimiento Alternativa Popular y Galán Sarmiento disolviendo el Nuevo Liberalismo para garantizar la unidad de su partido. El resto de ese período es historia conocida: en medio de la peor época de “guerra sucia” en el país, el 18 de agosto de 1989 fue asesinado Galán.

Después del crimen

Casi desde el mismo día del magnicidio se recordó la encarnizada rivalidad entre Galán y Santofimio. En octubre de 1989, un ciudadano le pidió a la Procuraduría que presionara a la justicia para que llamara a declarar a Santofimio en la investigación
por el crimen. Nunca se hizo. En agosto de 1999, cuando un juez especializado pidió que lo vincularan a la investigación, calificó de “infames esos rumores”.

Para entonces, Santofimio terminaba de purgar una condena de 55 meses de prisión por enriquecimiento ilícito dentro del sonado narcoescándalo del proceso 8.000. Desprestigiado y alejado de la política, Santofimio se limitó a observar: “La hipótesis de mi participación en el crimen de Galán jamás ha sido probada. No deseo polemizar con nadie y dejo que la justicia en su sabiduría lo resuelva”. Y seis años después, la justicia
comenzó a resolverlo.

“No existió el supuesto complot”

En octubre de 2004, El Espectador entrevistó a Alberto Santofimio. Al ser consultado sobre los rumores de sus vinculaciones con el magnicidio de Luis Carlos Galán, así contestó el ex dirigente político:

“Llevo 15 años rechazando ese engendro miserable en la mente torcida de algunos de mis enemigos políticos del Tolima. Esa versión la recogieron algunas personas vinculadas al doctor Galán, que desde hace 15 años conformaron una especie de grupo parajudicial o de justicia privada, que pretende, por fuera de los organismos del Estado, lanzar sindicaciones y señalar personas como culpables.

La investigación que ha realizado el Estado, en cabeza de todos los fiscales, ha llegado a la conclusión de que nada tienen que ver actores políticos o contradictores políticos con el horrendo crimen. Es absolutamente miserable. No sé cómo pueden apelar a ese estilo de expedientes sin ninguna fuerza probatoria, sin respeto por el honor y por nadie. Poniendo en peligro la vida de las personas. Además, está comprobado históricamente que no existió jamás el supuesto complot y la participación de personas políticas en el crimen. No ha habido una investigación con tantas presiones indebidas, pero también tanta verticalidad de los fiscales para hacer valer su independencia. Han querido elevar a condición de delito no haber sido seguidor de Galán. Yo conocía Pablo Escobar, elegido representante a la Cámara por una lista disidente del Nuevo Liberalismo. Cuando aparecieron las primeras publicaciones sobre nexos de Escobar con problemas de la justicia colombiana en Estados Unidos, yo procedí a expulsarlo del movimiento, el 11 de septiembre de 1983, seis años antes del magnicidio de Galán.

Escobar se inició en la política como seguidor y simpatizante de Galán, pero él lo expulsó y desautorizó su lista. La leyenda de que yo lo elegí para el Congreso es falsa. Él fue elegido por los antioqueños con apoyo de estamentos académicos y en apoyo a la reelección de López en 1982. Luego vino el conflicto y se rompió todo vínculo con él. Al contrario, se generó la enemistad. Su familia ha hablado del tema y lo ha ratificado. Sólo el odio y la maledicencia han hecho que pretendan endilgarme la presencia de Escobar en la política”.
 

Por Redacción Política

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