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Minjusticia busca empleo para presos

El pasado lunes, el Ministerio de Comercio firmó un convenio con el de Justicia pata promover el trabajo en la población reclusa.

Maria Paula Rubiano
16 de febrero de 2016 - 06:59 p. m.

El pasado 15 de febrero, el ministro de Justicia, Yesid Reyes, y la ministra de Comercio, Industria y Turismo, Cecilia Álvarez-Correa, hicieron un llamado a las empresas del país para que se vinculen a la promoción del trabajo en población interna en las cárceles del país.

El ministro de Justicia señaló que “queremos fortalecer el trabajo en la cárcel ofreciéndoles a los internos herramientas para que se reintegren a la vida en sociedad, algo que evita la reincidencia en el delito”.

Por eso, la jefa de la cartera de Comercio convocó al sector empresarial “para que se una a esta iniciativa, que busca aumentar de 2.000 a 2.500 en 2018 el número de internos beneficiados”. Según Álvarez-Correa, esto requeriría incrementar de 78 a 120 los convenios con las empresas. Actualmente, señaló el ministro Reyes, es el proyecto de teletrabajo en cárceles uno de los que más requiere la vinculación del empresariado.

Este proyecto se lanzó el 17 de junio de 2015 y es tal vez la apuesta más importante del gobierno de Juan Manuel Santos en materia de proyectos productivos en centros de relusión, afirmó Oscar Celedón, asesor del ministro de Justicia asignado al proyecto. “Es una novedad no solo en Colombia, sino en el mundo. No hay nada cercano a esto”, le dijo Celedón a El Espectador.

Tal vez por esto, los empresarios podrían mirar con suspicacias la iniciativa en la que desde hace seis meses vienen trabajando las carteras de Trabajo, TIC y Justicia, con apoyo del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec). “Con esto, estamos tratando de evitar que ante la falta de oportunidades, haya una reincidencia en el delito por parte de las personas que salen de la cárcel”, explica Celedón.

Diana Ávila, de 24 años y mechón rojo sobre el rostro, es una de las 40 internas elegidas para iniciar la formación en teletrabajo en el centro del Buen Pastor en Bogotá. “Yo no había trabajado en eso nunca, pero pues obvio me encantaba el computador, los teléfonos antes de llegar acá. Yo estoy muy ilusionada” dice sobre su relación con la tecnología.

Se espera que en el piloto, que involucra a la cárcel de Tunja, al Buen Pastor de Bogotá, y a la cárcel de San Andrés, capacite y ponga a trabajar a 150 internos. “Proyectamos que para 2018, sean 450 los vinculados”, dice Celedón. Las entidades gubernamentales son conscientes de que tal vez una de las mayores dudas que pueden tener los empresarios a la hora de contratar a alguien condenado es que éste no vaya a atentar contra su empresa. Celedón afirma que el proceso de selección blinda el proyecto.

“Primero se hizo la convocatoria en cada patio” explica Nayibe Cifuentes, de 22 años y presa hace dos, y una de las elegidas para participar. “Dijeron que chicas que fueran bachilleres o técnicas profesionales que tuvieran conocimientos básicos de sistemas se inscribieran”. Con un libro de Álgebra de Baldor en la mano, pues está dando clases de matemáticas a las reclusas que están cursando noveno y décimo de bachillerato, continúa: “Después nos hicieron un examen. Cosas básicas pero que uno dice ‘juemadre me corché’. Después, esperar los puntajes”.

El pasado 5 de enero le avisaron a Diana Ávila, de 24 años y mechón rojo sobre el rostro, que había pasado el examen. Para ese entonces, Nayibe Cifuentes ya sabía que también era una de las 40 elegidas. Dentro de los criterios de selección, además de sus puntajes, se tuvo en cuenta que los delitos por los cuales fueron condenadas no estuvieran relacionados con fraudes o delitos cibernéticos, pues “ellas se desempeñarían en tabulación de datos, diseño de anuncios y publicidad, organización e integración de archivos, emisión de conceptos de informes” explica Oscar Celedón.

Dentro de seis meses, después de la parte teórica del curso con el Sena, las internas empezarán el curso básico para el Teletrabajo de la empresa ICDL. Y entonces, ahí sí, estarán listas para entrar al mercado laboral. “Como todo proyecto productivo que se adelanta al interior de un establecimiento de reclusión, los internos deben estar cobijados por unos mínimos en cuanto a materias de remuneración y seguridad para el desarrollo de esas actividades”, puntualiza Oscar Celedón.

Tanto Nayibe Cifuentes como Diana Ávila enfatizan en que su principal objetivo con el teletrabajo es aprender. “Le comenté a mi mamá que estaba comenzando a estudiar y me dijo que estaba muy orgullosa de mí. Y es duro porque me toca estudiar y llega el momento en el que digo 'uy no más', pero vuelvo y empiezo”, dice Nayibe Cifuentes. Por su parte, Diana Ávila está haciendo las averiguaciones necesarias para estudiar contaduría una vez termine su condena de ocho años y ocho meses.

Dependiendo del éxito de este proyecto piloto, se replicará en los otros establecimientos de reclusión en el orden nacional. “Por eso estamos ansiosos a que la empresa privada se vincule, y estamos buscando por todos los medios llegar a ellos”, finaliza Celedón. Para Diana Ávila, esta no es únicamente una oportunidad para aprender. “El solo hecho de estar en una cárcel ante la sociedad ya pesa. Pero con estos proyectos uno espera que lo traten de nuevo como… como… gente”.

Por Maria Paula Rubiano

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