Tras seis meses de cierre, la isla Boracay abre sus puertas al turismo

Esta isla filipina escaló hasta superar el año pasado los dos millones de turistas en poco más de mil hectáreas de territorio. Por eso, el presidente Rodrigo Duterte ordenó el 26 de abril la clausura del lugar, al que calificó de "cloaca".

Sara Gómez Armas / EFE
18 de octubre de 2018 - 09:47 p. m.
El pasado 26 de abril, el presidente Rodrigo Duterte ordenó la clausura de la isla, a la que calificó como "cloaca".  / EFE
El pasado 26 de abril, el presidente Rodrigo Duterte ordenó la clausura de la isla, a la que calificó como "cloaca". / EFE

El agua cristalina y la arena blanca han recuperado su esplendor en la paradisiaca isla filipina de Boracay, destino turístico vetado al público por seis meses para frenar la expansión hotelera descontrolada, la contaminación y los vertidos al mar. Conocida por sus fiestas sin fin, la masificación de esta isla escaló hasta superar el año pasado los dos millones de turistas en poco más de mil hectáreas de territorio, lo que llevó al presidente Rodrigo Duterte a ordenar el pasado 26 de abril la clausura de lo que calificó de "cloaca". (Puede leer: Filipinas cerrará una de sus islas más turísticas debido a la contaminación)

Después de meses en los que fue una isla desierta, sin turistas y con los negocios cerrados, está semana se ha iniciado una apertura piloto con la llegada de más de un millar de visitantes filipinos para ensayar. La inauguración oficial de la nueva Boracay será el próximo 26 de octubre. "El presidente estaba muy enfadado por la condición del agua. Ahora está limpia y transparente. También hemos trabajado en concientizar a la gente sobre la importancia de cuidar el entorno", explica a EFE el subsecretario del Departamento de Medio Ambiente, Benny Antiporda.

La idea es transformar a Boracay en un ejemplo de turismo sostenible para otros destinos "de moda" en Filipinas, como El Nido, en la isla de Palawan, o Panglao en Bohol, y para "el resto del mundo", indica Antiporda. La situación fue especialmente grave en la playa de Bulabog -célebre por sus fiestas nocturnas y los deportes acuáticos de día- donde varios hoteles construyeron tuberías ilegales para verter directamente sus aguas residuales al mar.


Antes del arreglo, varios deportistas practicaban fútbol playa con el miedo a lastimarse con la basura que había en la playa. / EFE

Las nuevas normas son estrictas: está prohibido fumar o beber alcohol en la playa o colocar hamacas y sombrillas. Tampoco está permitida la venta ambulante ni dar masajes y los deportes acuáticos sólo se podrán practicar más allá de los cien metros desde la orilla. Para algunos las medidas son excesivas, aunque las autoridades aseguran que serán implacables a la hora de aplicarlas, para lo que han creado incluso un grupo de vigilantes civiles que supervisarán la limpieza de las playas y reprenderán a los infractores.

Tirar basura estará castigado con penas de prisión en la nueva Boracay, donde también se ha limitado la capacidad de turistas a 19.200 por día. "Estamos felices de que por fin se haya rehabilitado la isla. Hemos sacrificado mucho, pero creo que es mejor hacerlo ahora durante seis meses que hacerlo para siempre", apunta Junthir Flores, quien ahora entrena con su equipo de frisbee en la playa sin necesidad de apartar basura ni miedo a cortarse con un cristal. (Vea: Filipinas cerrará isla turística Boracay por contaminación)

A pesar de quedarse sin trabajo estos seis meses - es recepcionista en un hotel-, Angela Rodríguez está convencida de que había que tomar medidas contra el turismo masificado: "comían y bebían en el mar y tiraban latas de cerveza al agua. Ahora está más limpia y se ve hasta más amplia la playa, que antes estaba colonizada por hamacas, barcas y sombrillas", señala Rodríguez, quien recibió la compensación de $15.000 (270 dólares) concedida por el gobierno a los afectados por la pérdida temporal de empleo.

Los hoteles ya han empezado a aceptar reservas, pero sólo podrán hacerlo aquellos que hayan obtenido el permiso de las autoridades y que cumplen con los nuevos requisitos en materia medioambiental, como un sistema adecuado de drenaje y tratamiento de basura. De los más de 600 establecimientos hoteleros que operaban en Boracay en abril, ahora sólo cuentan con el permiso alrededor de un centenar.

No obstante, las autoridades advierten que será una "apertura suave" ya que la rehabilitación de la isla no está completa y han pedido a los hoteles que "moderen las expectativas" de sus huéspedes porque la reconstrucción no estará completa hasta el año que viene. Dar un paseo más allá de las playas es imposible: las obras para ensanchar la única carretera que atraviesa la isla están atrasadas y el tráfico es casi imposible, las aceras están levantadas y la mayoría de los establecimientos siguen enfrascados en tareas de reconstrucción. (También puede ver: Cierran indefinidamente la playa de Maya Bay por contaminación)

Algunas de las obras en la isla presentan atrasos. / EFE

Por Sara Gómez Armas / EFE

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