¿Cómo va la recuperación del río Bogotá?

Qué se ha hecho y qué falta por hacer para descontaminarlo. Esas fueron algunas de las preguntas que respondió Ricardo Rodríguez, encargado de la tarea en Minambiente.

Mariana Rolón Salazar
15 de diciembre de 2016 - 04:08 a. m.
El río Bogotá, con 354 kilómetros de extensión, tardaría 24 años en recuperarse si se siguen las órdenes de la sentencia para descontaminarlo.  / Cristian Galvis
El río Bogotá, con 354 kilómetros de extensión, tardaría 24 años en recuperarse si se siguen las órdenes de la sentencia para descontaminarlo. / Cristian Galvis
Foto: CRISTIAN GARAVITO/EL ESPECTADOR - CRISTIAN GARAVITO

Ricardo Rodríguez, gerente del río Bogotá, hizo un balance de las acciones que el Ministerio de Ambiente ha adelantado desde que el Consejo de Estado emitió una sentencia en 2014 para restaurarlo. “Hemos avanzado, pero todavía falta mucho por hacer”, comentó. Según él, se ha cumplido el fallo en un 70 %. Esa cifra se hace evidente con la llegada de algunos animales, como aves y patos canadienses que habían dejado de visitar lo que por años se convirtió en una cloaca.

Aunque la cuenca media del río –que va desde Cota hasta antes de Soacha– es ahora navegable y está recuperada, tendrán que pasar 24 años para que el río vuelva a ser lo que fue antes de que creciera la inmensa ciudad a su alrededor. Si bien escuchar que el río se recuperará por completo en 2040 es un dato alarmante, Rodríguez asegura que “no es lejos”, pues restaurar 354 kilómetros de agua toma su tiempo.

Esa fecha se cumplirá si todo avanza de acuerdo con lo planeado. La propuesta inicial es construir una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en cada uno de los 46 municipios que atraviesa el río Bogotá. Por ahora, hay sólo cinco listas y una sexta –la PTAR Canoas en Soacha– que ni siquiera ha empezado a construirse, pues lleva pensándose desde 2010. En abril de 2017 el Departamento Nacional de Planeación entregará la ruta para materializar este proyecto en lo financiero, jurídico y técnico. A partir de ese momento se tendrán que contar cuatro años hasta que se termine la obra.

Las cinco plantas se están “optimizando”, comenta Rodríguez. La PTAR Salitre, por ejemplo, hace un buen rato necesita una ampliación para que no se desborde el agua cuando llueva en cantidades. Para eso se firmó un contrato de 450 millones de dólares aproximadamente. Sin embargo, Rodríguez no cree que la única solución para descontaminar el río sea construir más de estas plantas e invertirles más dinero, así representen avances técnicos y mejoras en la calidad de agua del país. Para él “no es algo de lo que nos debamos sentir orgullosos, sólo quiere decir que estamos contaminando más”, dijo.

Por eso, uno de los grandes retos es concientizar a la población sobre la importancia del río Bogotá. “¿Cómo hacerle entender a la sociedad civil que eso que va a pagar en impuestos es para su beneficio?”, afirma Rodríguez. La ciudadanía, entonces, y el cambio constante de gobernantes también hacen parte de las dificultades del proceso.

Por ejemplo, un caso concreto de roces con la población que impiden la recuperación del río Bogotá son las curtiembres que lo bordean. El funcionario asegura que “nos ha tocado sentarnos con la gente porque tienen un negocio generacional y el objetivo es hacer empresas amigables con el ambiente pero que al mismo tiempo sean rentables”. Actualmente se han registrado 302.000 empresas en las regiones aledañas al río, que aportan el 30 % del PIB del país.

Sumado a esto, el hecho de que cada cuatro años se cambie de gobierno significa un obstáculo para volver a articular a los funcionarios con la misión del río. “El 90 % de los actores son nuevos”, dice Rodríguez, y añade “los alcaldes al comienzo no conocen bien el tema y están concentrados en sus planes de gobierno”. Es así como se ha hecho necesaria la implementación de un proyecto de ley que perdure en el tiempo aun cuando haya cambios de gobierno.

La sentencia que busca descontaminar el río Bogotá obliga al Ministerio de Ambiente a hacer un proyecto de ley. Luego de dos años de trabajo, Rodríguez dice que “ya tenemos los conceptos y estamos en la etapa final del proyecto de ley”. Eso y nada puede ser lo mismo, pues el Ministerio recibió cerca de 280 sugerencias de distintas entidades del gobierno que “las han venido trabajando” para incluirlas en el documento. Sin embargo, todavía no es clara la fecha en que se harán los debates finales en el Congreso y si va a haber voluntad política para radicar esta ley.

Por Mariana Rolón Salazar

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