A 40 kilómetros de Cartagena se encuentra la isla de Barú, un destino con altos índices de turismo. Allí, en Playa Blanca, las visitas se han disparado desde el 2014, cuando se inauguró un puente que conecta a la capital de Bolívar con esta zona caribeña. En efecto, los masivos viajes han deteriorado el ecosistema, en especial, el desgaste de la superficie terrestre y las condiciones del hábitat de las tortugas carey que ocupan la zona. Como medida preventiva, a principio de año las autoridades habían insinuado clausurarlo por un periodo. Este domingo, el Ministerio de Ambiente anunció que no hay elementos técnicos para efectuar el cierre del lugar. (Lea: Turismo sin límites en Playa Blanca)
— Minambiente Colombia (@MinAmbienteCo) 29 de enero de 2017Sin embargo, las condiciones de la playa exigen una estrategia para contrarrestar los daños causados hasta ahora. El pasado fin de semana, representantes de la Alcaldía Distrital, autoridades ambientales de la región junto a miembros de consejos comunitarios se reunieron para definir un plan estratégico de Desarrollo Sostenible, con el fin de solucionar la erosión costera y preservar el hábitat de las especies marinas, como es el caso de las tortugas, quienes se han desplazado a otros ecosistemas a causa del aumento del turismo.
“En la actualidad la dificultad más grande que tiene la isla es la sobrecarga de turistas que llegan, la zona tiene capacidad aproximada para recibir entre 3000 y 3200 personas, que pueden estar allí sin inconvenientes. No obstante, hay días que llegan hasta 15 mil personas, especialmente en temporada alta y fines de semana, por lo que es urgente buscar mecanismos para controlar la llegada de turistas”, indicó el viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Alberto Botero López, durante la reunión que se llevó a cabo en Cartagena.
El director de valorización del Distrito, Jorge Luis Marimón Blanco, es el líder de las actividades preventivas a implementar. Su objetivo es ganar la confianza de los pobladores, con ayuda de la empresa privada y las comunidades para desarrollar el plan que estará listo en junio, bajo la supervisión del Ministerio de Ambiente. Asimismo, con la iniciativa surgió la asociación Unidos por Barú, para replantear las soluciones más radicales que en el pasado se habían propuesto: un peaje, el cobro al acceso de Playa Blanca o incluso el cierre temporal del lugar, copiando el modelo del Parque Tayrona, que cada tanto priva la entrada a visitantes para el descanso del medio ambiente.