Alfonso López Michelsen
El comienzo del Frente Nacional no estuvo desligado del debate político. Y uno de los primeros momentos se vivió a comienzos de 1959, cuando se iniciaron en el Congreso las discusiones del juicio político contra el expresidente Gustavo Rojas Pinilla. El 18 de marzo de ese año, el presidente del Senado Edgardo Manotas Wilches leyó el documento a través del cual el Senado declaró indigno por mala conducta en el ejercicio del cargo a Rojas, despojándolo de sus derechos políticos. La decisión del Senado de adoptó previa acusación formulada por la Comisión de Acusación de la Cámara. (Vea el especial 30 años sin Guillermo Cano)
La otra controversia en la que participó El Espectador fue la que planteó el dirigente liberal Alfonso López Michelsen, quien creó el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) para hacerle oposición al Frente Nacional. López y sus copartidarios patentaron dos expresiones para cuestionar a los periódicos que se habían alineado alrededor del Frente Nacional. “La mano negra”, para calificar a los hombres de negocios que restringían la publicidad a quienes no apoyaran el Frente Nacional. La segunda se le llamó “la gran prensa”, dentro de la cual, el MRL situó a El Espectador y El Tiempo. (Lea: Así fue la polémica por los auxilios para los damnificados de Armero)
La pugna entre El Espectador y López Michelsen llegó a tal punto que a los ataques del jefe del MRL contra el Frente Nacional y los periódicos bogotanos, el diario de los Cano replicó con un sucinto comentario: “López habla a nombre de una ausencia total a la hora de las definiciones”. Una forma de recordarle que no se le había visto en la lucha contra la dictadura de Rojas. La pelea terminó en la propuesta de López de crear un tribunal de honor para evaluar sus acciones en favor del liberalismo. Gabriel Cano canceló la disputa recordando que la dirección del diario ya pertenecía a otra generación. (Vea la lucha de Guillermo Cano por la libertad de prensa)
Nadie dudaba de que Gabriel Cano siguiera teniendo notable influencia en las decisiones del periódico, pero realmente eran sus cuatro hijos –Luis Gabriel, Guillermo, Alfonso y Fidel-, conocidos como los cuatro ases, quienes y orientaban los destinos de El Espectador. Precisamente, de su decisión surgió uno de los productos más exitosos de esa época de transición política. La serie periodística “Los municipios olvidados”; una campaña para desentrañar los más distantes pueblos de Colombia, encabezada por el periodista Marco Tulio Rodríguez, el médico Silvio Luna y el pedagogo Raúl Córdoba. (Lea algunos textos de la familia Cano)
Por Redacción El Espectador
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