La polémica estrategia de Postobón en La Guajira

Entre julio y diciembre de 2017, 3.130 niños recibieron bebidas de la marca Kufu. Sin claridad sobre el cumplimiento de las exigencias de Minsalud, la empresa examinó a algunos menores para evaluar efectos de los productos.

-Redacción Nacional
15 de febrero de 2018 - 04:37 a. m.
Miguel Fernando Escobar, presidente de Postobón, durante el lanzamiento de Kufu en Manaure (La Guajira). / Fotos: archivo particular
Miguel Fernando Escobar, presidente de Postobón, durante el lanzamiento de Kufu en Manaure (La Guajira). / Fotos: archivo particular

Franklyn Gogriyú es un niño de diez años que vive en el resguardo indígena wayuu de Mayapo, a veinte minutos de Riohacha, en La Guajira. En la segunda semana de diciembre de 2017, Gogriyú salió del comedor de la Institución Etnoeducativa Rural Laachón-Mayapo con una docena de bebidas Kufu que le habían regalado. Mientras La Liga Contra el Silencio lo visitaba, con una sonrisa tímida le dijo a su maestro que las compartiría con los cinco hermanos que lo esperaban en casa. Luego comentó que antes no tomaba “gaseosas”, pero que ahora lo hacía todos los días.

El niño forma parte de un grupo de 3.130 estudiantes de La Guajira que entre el 24 de julio y el 15 de diciembre de 2017 recibieron de lunes a viernes un combo que incluye dos bebidas: una gasificada, con sabor a “mora azul” (fortificada, de acuerdo con el empaque, con vitaminas B5, B6, B9, B12, magnesio y zinc), y otra que contiene avena y mango, empacada en una cajita de cartón, fortificada con vitaminas A, C, E y con adiciones de zinc y selenio, según dice en las etiquetas. Ambos productos, en cuya presentación aparece un oso sonriente y bonachón, están identificados con la marca Kufu.

La repartición de los combos de Kufu es parte de la primera etapa de Postobón que, según la compañía le explicó al Invima durante una visita de inspección en octubre de 2017, tiene por objeto “contribuir a la nutrición de los niños en edad escolar no desnutridos mayores de cinco años, a través de la entrega del producto en conjunto con la alimentación escolar en los centros educativos, como un aporte a la prevención de la deserción escolar”.

Hasta diciembre de 2017, Postobón entregó las bebidas a través de la Fundación para el Desarrollo Panamericano en la Guajira (Fupad), la cual brindó el apoyo técnico para implementar el programa Kufu.

Desde hace siete años, la Asociación Wayuu Araurayú administra la Institución Etnoeducativa Rural Laachón-Mayapo, que tiene veintisiete sedes para atender a la población estudiantil de diferentes comunidades indígenas. La sede principal recibe a 1.200 estudiantes, 200 de los cuales están internados. Las subsedes, distribuidas en los resguardos, acogen a 1.452 estudiantes más. Durante seis meses, los combos llegaron no sólo aquí, sino también a la escuela Divina Pastora, en Riohacha, y al Internado Indígena de Nazareth, en Uribia.

En La Guajira, los indicadores de desnutrición se encuentran por encima del promedio de los demás departamentos del país, de acuerdo con un informe del Banco de la República de abril 2017, el más reciente disponible.

Entregar a una población altamente vulnerable como la de La Guajira productos que no han sido certificados como suplementos nutricionales ni naturales, tal como reconoce Postobón, produce cuestionamientos éticos.

La empresa sostiene en una nota institucional que se trata de “bebidas fortificadas con micronutrientes, diseñadas para acompañar los planes alimenticios de los niños”. En un cuestionario que Postobón le respondió al centro de estudios Dejusticia a finales de 2017, la empresa dice que “Kufu no es un suplemento nutricional, y mucho menos un medicamento”, y añade que “tampoco suple los alimentos necesarios para el desarrollo, pero sí acompaña la alimentación de los niños”. Sin embargo, desde que los primeros informes sobre los combos Kufu salieron a la luz, médicos, expertos y algunos periodistas han expresado críticas sobre los motivos y los efectos del supuesto “acompañamiento alimenticio” que da la bebida.

A la cuestionable repartición de los combos de Kufu se suma algo más. Según diversas fuentes que La Liga Contra el Silencio consultó, entre las cuales se encuentran maestros de la zona, funcionarios del Ministerio de Salud, la rectora de una de las instituciones y funcionarios de la Fupad, algunos niños involucrados en la campaña fueron sometidos a pruebas de laboratorio. En el Ministerio hay alarma, según le contó a La Liga Contra el Silencio un funcionario del despacho familiarizado con el caso, pues Postobón no solicitó la autorización necesaria para una “investigación experimental” con una comunidad.

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En una conversación telefónica, así como en un correo que la gerencia de comunicaciones de Postobón le hizo llegar a La Liga Contra el Silencio el pasado 8 de febrero, Postobón sostuvo que no se trata de una investigación experimental y que no ha faltado a la norma. La empresa dice que lo que hizo fue un “seguimiento técnico” y que hoy analiza “la información producto del seguimiento”.

Postobón también enfatiza que “el trabajo que se hizo en este estudio es integral, pues incluyó también la realización de talleres, sensibilizaciones y capacitaciones en estilos de vida activos y en hábitos de vida responsables a los padres de familias, docentes y estudiantes de las instituciones mencionadas”. “Nos interesa conocer el aporte (de) Kufu como bebida fortificada en minerales y vitaminas en el acompañamiento a la alimentación de los niños que la reciben”, dice la comunicación.

Sin embargo, el Ministerio de Salud no parece estar conforme con la información que hasta ahora ha dado la empresa. El 9 de noviembre de 2017, el Ministerio le solicitó a Postobón el protocolo del estudio que lleva a cabo con la bebida Kufu. Según el Ministerio, la empresa respondió mediante una comunicación firmada por la directora de Asuntos Regulatorios que dice que “sobre la solicitud acerca del protocolo de investigación, estaremos enviando esta información una vez que concluya el estudio y se obtengan los correspondientes resultados. Estos resultados los podremos tener para marzo de 2018”.

Tres meses después, el pasado lunes 12 de febrero, poco antes de la publicación de esta historia, el Director de Promoción y Prevención del Ministerio hizo llegar a la Dirección de Asuntos Regulatorios de Postobón una nueva solicitud de información. Allí le exige a la compañía “el documento que soporta el proyecto (Kufu) que incluya, entre otros, el objetivo y propósito de la investigación, el protocolo de la misma, los avances y resultados, así como los demás aspectos relacionados con dicho proyecto (…) de acuerdo con lo establecido en la Resolución 8430 de 1993”.

Esta resolución dice que “las investigaciones experimentales en comunidades sólo podrán ser realizadas por establecimientos” que cuenten con un comité de ética, con una autorización del Ministerio y, en el caso de un menor de edad, con el consentimiento de su representante legal. Según César Rodríguez, director de Dejusticia, “si Postobón en efecto no cumplió las normas al realizar las pruebas, es posible suponer una presunta ilegalidad”.

Al respecto, el director nacional de nutrición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Alejandro Gómez, explica que en Colombia se puede hacer investigación de mercado, pero que ésta debe tener el aval de un comité de ética. “Parece que Postobón quiere acopiar evidencia de las bondades de un producto, pero no lo puede hacer vulnerando los derechos de los niños”, dice Gómez. Y añade: “Vamos a investigar”.

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Más allá de la discusión entre el Ministerio y la empresa, una serie de hechos que La Liga Contra el Silencio documentó dejan saber con cierta claridad lo que hizo Postobón con sus combos de Kufu en La Guajira en el segundo semestre de 2017.

En el cuestionario que Postobón le respondió a Dejusticia, la empresa admitió que había hecho “el estudio” con un grupo de 200 estudiantes que recibieron de lunes a viernes dos bebidas Kufu y que luego había comparado los resultados con otro grupo de control de veinte estudiantes, que no las habían recibido.

En una de sus respuestas a Dejusticia, Postobón dice que “el estudio comenzó el 24 de julio y tiene una duración de seis meses”. El objetivo, según el documento, había sido “determinar los cambios físicos del desarrollo y los cambios bioquímicos derivados del consumo de esta bebida fortificada con vitaminas y minerales, en una muestra representativa de niños que reciben la bebida”. La empresa sostiene en el mismo cuestionario que su intención “también es evaluar la aceptación, uso y consumo de la bebida en sus dos presentaciones, así como capacitar en nutrición a padres de los 220 niños de las instituciones educativas”.

Delfina Díaz, la rectora de la Institución Etnoeducativa Rural Laachón-Mayapo, cuenta que las primeras pruebas se hicieron en julio de 2017 y que las más recientes se dieron en diciembre del mismo año. Esto también lo dice una profesional de monitoreo de la Fupad. Al hablar con La Liga Contra el Silencio, la profesional solicitó no mencionar su nombre en este artículo.

Díaz es una docente indígena que lleva una gestión, según dice, “de puertas abiertas”. Sobre los productos que recibió de Postobón con el apoyo logístico de la Fupad, Díaz dice que “es lógico considerarlos […] beneficiosos”, cuando ellos en esas zonas están “acostumbrados a la precariedad”. “Los niños, entre las siete y las nueve de la mañana, reciben el desayuno del Programa de Alimentación Escolar. A las diez les dan el Kufu y a mediodía reciben el almuerzo”, cuenta.

“Todavía no se conocen los resultados de las pruebas de laboratorio, pero nos dijeron que con la ingesta de los Kufu los niños han aumentado sus valores en cuanto a hemoglobina. Y estamos seguros de que los pone más activos, porque estos muchachos tienen mucha energía”, dijo la rectora en conversación con La Liga Contra el Silencio.

Al hablar de “valores”, Díaz se refiere a los resultados de las muestras de sangre que, según dice, les tomaron a los niños en julio de 2017, cuando comenzó lo que ella llama “la estrategia social Kufu”.

La rectora cuenta que también en ese mes de julio les hicieron controles de talla, peso y medidas a 130 alumnos en Mayapo. En Riohacha, añade, les hicieron las mismas pruebas de laboratorio y mediciones a otros 110 niños. Uno de los maestros de Mayapo, entrevistado por La Liga Contra el Silencio, cuenta que los funcionarios de la Fupad les dijeron que buscaban “comprobar las ventajas del consumo de Kufu”. El maestro también contó que se les pidió autorización a los padres de familia. El equipo que investigó esta historia y para ello viajó a La Guajira no logró tener acceso a las autorizaciones. Pero otros maestros, así como funcionarios de la Fupad, afirmaron que habían sido solicitadas. Lo mismo asegura la propia empresa.

Diversas fuentes consultadas por La Liga Contra el Silencio también ponen en cuestión que Postobón hable de Kufu como un “acompañamiento a la alimentación”. “Es muy claro que la empresa de gaseosas lo que persigue es fidelización con la marca. No es ilegal, pero es antiético”, dice Diana Vivas, de la organización Educar Consumidores. “Están criando a su cliente desde chiquito”, dice Diana Guarnizo, de Dejusticia. “El sector privado debería abstenerse de introducir nuevos productos que no llenan las necesidades nutricionales, confunden a la población y crean falsas expectativas, anteponiendo intereses privados al bien común”, dice en un comunicado la Sociedad Colombiana de Pediatría.

Ante las peticiones de la Alianza para la Salud Alimentaria, el ICBF tomó el 5 de diciembre de 2017 una postura oficial. El oficio, que lleva la firma de Gómez, dice que “la institución apoya las compras locales de productos que van en favor de la seguridad alimentaria y nutricional, pero no permite en sus modalidades de atención que se suministren productos como Kufu, ultraprocesados o relacionados”. Esto quiere decir que la campaña de Postobón no cuenta con el respaldo del ICBF. Sin embargo, está fuera de la competencia del instituto fiscalizar o controlar las donaciones que un tercero pueda hacerle a una institución educativa.

Diana Guarnizo, abogada de Dejusticia, la organización que desde el comienzo ha liderado el debate ético sobre “la estrategia Kufu”, dice que “Postobón podría tener un interés por introducir los productos Kufu al mercado y por eso, para sostener sus promesas futuras, hace mediciones y exámenes de laboratorio”. Según ella, las estrategias de este tipo “generan empatía de los niños hacia la marca y, más tarde, se podría traducir en una lealtad que se refleja en las ventas”.

Postobón rechaza señalamientos

Rechazamos enfática y categóricamente los cuestionamientos hechos por el colectivo denominado La Liga Contra el Silencio al proyecto social Kufu, que se desarrolla en La Guajira, pues tergiversan los propósitos que éste tiene de contribuir al progreso de la región.

Durante 114 años, Postobón ha demostrado un gran compromiso con el desarrollo de Colombia por medio de un ejercicio de responsabilidad social claro, transparente y sin cuestionamientos.

En la actualidad, contamos con programas de alta relevancia en los cuales hacemos inversiones superiores a los $12.000 millones al año. Estos programas traen beneficio a poblaciones vulnerables de 18 departamentos de Colombia.

Rechazamos enfática y categóricamente los cuestionamientos hechos por el colectivo denominado La Liga Contra el Silencio al proyecto social Kufu, que se desarrolla en La Guajira, pues tergiversan los propósitos que éste tiene de contribuir al progreso de la región.

Lo manifestado en dicha información no corresponde a la realidad y genera un gran daño reputacional, afectando la confianza que los grupos de interés y comunidades tienen en nosotros.

Postobón no tiene ningún interés comercial con la bebida Kufu, aspecto sobre el cual hemos sido reiterativos. La decisión de entregar gratuitamente la bebida en La Guajira obedece a ayudar con una intervención integral a una comunidad de tanta relevancia para el país.

Hemos dicho con claridad y argumentos que Kufu no es un suplemento nutricional ni mucho menos un medicamento. Por lo cual, no aceptamos ninguna consideración que la asemeje a una prueba científica.

Kufu es una marca social representada por una bebida fortificada en vitaminas y minerales conocidos y de amplio uso en la industria de alimentos. Fue desarrollada bajo estrictos parámetros regulatorios y cuenta con todos los soportes técnicos de desarrollo. Además, cumple con la normatividad exigida por la ley colombiana, lo cual, sin discusión alguna, garantiza que es completamente apta para el consumo humano.

Kufu se entregó gratuitamente a 3.125 niños como acompañamiento de sus planes alimenticios y contó con el consenso y participación de diferentes instituciones. Adicional a esto, Fucolde, entidad relacionada con la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad), fue contratada por Postobón para hacer seguimiento periódico a la entrega del producto y para realizar acciones de promoción de estilos de vida activos y responsables por medio de talleres y procesos de formación con los niños y padres de familia. La documentación al respecto está a disposición de quien lo requiera.

En paralelo, se promovió la realización de mediciones (antropométricas, de glicemia y cuadro hemático) a los niños, bajo el consentimiento de los padres de familia y los directivos de las instituciones educativas, con el fin de tener información complementaria que les permitiera a las familias conocer el estado de la salud de los niños y recibir, por parte de un equipo de profesionales, recomendaciones específicas sobre la promoción de estilos de vida activos y responsables.

Tenemos un fuerte compromiso con La Guajira, donde además de entregar gratuitamente Kufu, hemos aportado, en conjunto con aliados, cerca de 2.200 bicicletas del programa MiBici Postobón, destinadas a los niños y niñas de zonas rurales, y mobiliario escolar del programa MiPupitre Postobón, hecho con material reciclado de Tetra Pak.

Como siempre, estamos abiertos a entregar la información pertinente y exponer todos los argumentos necesarios sobre Kufu. A su vez, invitamos a hacer un uso responsable de la información, pues el mal manejo de esta va en detrimento de los beneficiarios de la intervención social.

Ratificamos el compromiso de aportar al desarrollo de Colombia y seguiremos adelante con nuestros programas sociales para beneficio de las regiones del país, incluyendo a La Guajira.

La Liga Contra el Silencio

Esta investigación es un producto de La Liga Contra el Silencio, un esfuerzo colectivo de la Fundación para la Libertad de Prensa y varios medios de comunicación para contrarrestar la autocensura en el periodismo colombiano y contribuir así a la libertad de expresión y el derecho a la información sobre asuntos de interés público.

 

*El Espectador reproduce este artículo en el marco de su alianza de medios con VICE Colombia. Vea el artículo original aquí.

Por -Redacción Nacional

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