El Magazín Cultural

“Queridas”, la correspondencia para todas las mujeres

Es el nuevo libro de la profesora y escritora Viridiana Molinares, en el que a través de cartas trata de plasmar lo que las mujeres no se atreven a decir, haciendo universal el océano de sensaciones y emociones en las que las lectoras son las testigos y protagonistas.

Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13
06 de febrero de 2018 - 02:00 a. m.
 Viridiana Molinares es la autora del libro “Queridas”, editado por la Universidad del Norte.  / Mónica Vásquez
Viridiana Molinares es la autora del libro “Queridas”, editado por la Universidad del Norte. / Mónica Vásquez

Querida S,

Cuando el insomnio insistió en concentrar mi vigilia en algo más que intentar dormir, te leí. Quería empezar a escribirte con una gran frase, como las que hiciste en el preámbulo de cada una de las cartas a tus queridas, que nunca entregaste cuando eras testigo de los atardeceres; pero los cuatro intentos que esbocé se quedaron en eso, intentos, frustraciones que uno guarda para sí misma, ¿evidencias alguna coincidencia?

Yo diría que sí y le agregaría que, más que coincidencia, cierta complicidad. Complicidad entre vos y yo, vos con tus queridas, vos con la otra, vos con las mujeres que alguna vez te tropezaste en la calle; yo con mis amigas, yo con mi mamá, yo con la que ahora comparte placer con quien alguna vez le dije “te quiero”.

Todas somos tu voz escrita, todas somos esas queridas, todas somos esas que tienen la etiqueta de ella y han sentido miedo, placer, frustración, angustia y felicidad. Felicidad al encontrar que no somos las únicas que nos rompemos y acudimos a viejas fotos, libros con olor a tiempo y cartas empolvadas para reconstruir esa mejor versión que habitó alguna vez nuestros cuerpos.

Tus queridas P, A, M, H, K, G, C, B, J, E y L, que pueden ser para mí Paolas, Andreas, Marianas, Helenas, Katherines, Gabrielas, Carolinas, Beatrices, Julianas, Estefanías y Lauras, fueron tus musas para deconstruir esa narración que fuiste cuando usabas vestidos blancos con encajes parecidos a pudín de boda, cuando los muchachos de cabello largo te invitaban a ti y a tus amigas al parque y las verbenas, cuando decidiste que los domingos son los días para lavar la ropa y tenderla en el patio para así camuflar tus lágrimas, cuando fuiste feliz a comienzos de un otoño porque soñaste que él te desnudaba siendo los cuerpos de ambos prohibidos.

Te escribiste en cada línea y nos describiste a todas las mujeres mirándonos al espejo llenas de pánico por estar ahí paradas de frente a nuestras miradas, esculcando más allá de la retina; sentenciaste el irremediable error de no reconocer la belleza del pelo que recién se levanta, de las ojeras que no desamparan las madrugadas mientras nos sumergimos en la soledad, de las uñas con color natural, de las cicatrices que cuentan historias; elogiaste el conocimiento, ese que buscamos por iniciativa propia; alentaste la feminidad, esa que se admira a sí misma y que quiere ser contemplada por un hombre –o por una mujer–; y, más que nada, “permitiste el sonido de nuestra voz”.

Quizás fueron más de once cartas no entregadas que escondiste en tu morada, quizás habitaban en tu casa más de once anécdotas, pensamientos y reflexiones, quizás escribías todos los días –o solamente los martes, porque los domingos y lunes ya estaban demandados para la ropa, las lágrimas y el café–, quizás una hoja en blanco y un lápiz te ayudaron a vivir más liviano, quizás hablar te hubiese ayudado a no cargar con todo el peso de tus ideas.

Te puedo escribir muchos ‘quizás’, interpretando tus letras, pero me quedo con la conversación que comencé con vos esa madrugada cuando te leí y me clavaste como un puñal, cada vez que pasaba la página. Me dijiste que ser mujer no es una equivocación, tampoco una derrota, mucho menos una carga frágil; por el contrario, me recordaste que soy mujer y que eso me debe bastar.

Foto: Mónica Vásquez. 

***

El libro: 
“Queridas ”es una narración que cuenta la vida de una mujer, pero a la vez coloca en primer plano las vivencias, pensamientos, sentimientos y complejidades de cualquiera. Por eso Viridiana Molinares, su escritora, dice que este libro es para la profesional, la amante, la artista, la activista, hasta para la otra.

“S” –la protagonista que al no tener nombre puede encarnar cualquier otro– fue la excusa de Molinares para adentrarse en ese mundo de lo femenino y su complicidad con sus queridas.

A través de este personaje, la autora pretende demostrar todo lo que las mujeres tienen por hablar pero no se atreven por miedo y por la censura que la sociedad aún les sigue imponiendo.

Por esta razón, la muerte de “S” es la justificación del silencio escrito en el que se sumió por no atreverse a expresarlo. Ella, como muchas otras mujeres, se valen de los diarios, de las cartas y de los poemarios para desahogar esos pensamientos y experiencias por los que atraviesan, esperando por un día para compartirlos o anhelando a que alguien los encuentre.

Este libro de ficción quiere convertirse en la voz interna de cada mujer para que se sienta identificada con ese universo del silencio, las soledades, las frustraciones, las tristezas y las alegrías; y, al tiempo, quiere ser esa vocera femenina que pone de manifiesto el universo íntimo y la complejidad emocional que pueden llegar a vivir la esposa, la madre, la hija, la hermana y la amiga de cualquier hombre que lea Queridas.

La muerte de “S” es la muerte simbólica de las tantas veces que las mujeres aprisionan sus sentimientos, pero la revelación de su vida y de quién realmente manifestó ser a través de las cartas es la afirmación de que, a pesar de la censura, ella –y todas- encuentran otros medios por los cuales hablarse, a sí misma y a las otras.

Por Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13

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