El Magazín Cultural

A veces llegan libros… (II)

En la columna pasada escribí que “a mi oficina llegan, mágicamente, libros sobre fútbol”, pero olvidé decir que esa magia tiene condiciones humanas.

Juan Carlos Rodas Montoya
28 de agosto de 2019 - 02:00 a. m.
Portada del libro "Todo Messi: Ejercicios de estilo", en el que se habla de la historia del futbolista argentino desde que llegó a Barcelona F.C a los trece años.  / Cortesía
Portada del libro "Todo Messi: Ejercicios de estilo", en el que se habla de la historia del futbolista argentino desde que llegó a Barcelona F.C a los trece años. / Cortesía

Sir Isaac Newton nos mira desde arriba y dice: “Yo estaba equivocado y Messi tiene razón. Él desafía la gravedad”.

Ray Hudson.

Esos libros se presentan y viajan a mi escritorio a través de manos que saben leer a los lectores apasionados, porfiados y, para acabar de ajustar, llegan cuando saben que quien lee ese día tiene “platica”, es quincena o “se lo lleva y después me lo paga”. A veces llegan libros que no se esperaban, pero llegan indefectiblemente porque hay una mano amiga que sabe que ese lector muere de sed de lectura. Además del listado de la columna, les comparto los nombres de otros textos-encuentros sobre la temática del fútbol y la vida: Una gambeta a la muerte y Sueños a la redonda, de nuestro colega y amigo Gonzalo Medina, son muestra fehaciente de las múltiples relaciones que existen entre fútbol, violencia, arte, música y otras manifestaciones culturales. Todo Messi. Ejercicios de estilo, de Jordi Puntí. Matthias Sindelar, una historia de fútbol, nazismo y misterios, de Camilo Francka. La patria transpirada. Argentina en los Mundiales: 1930-2010, de Juan Sasturain. Cuentos cuervos, compilación de Loyds y Enzo Maqueira, cuyo el texto comienza con un epígrafe de Jorge Luis Borges: “Yo soy de San Lorenzo, ¿sabe? Me han dicho que siempre pierde”. Esas mismas manos que saben de lectores, escuchan voces nocturnas y ubican libros disfrazados de aromas, colores y sabores, tienen el nombre de libreros, pero algunos, inmediatamente, dicen que su título es, más bien, recomendadores de buenos viajes, es decir, encomenderos que van por el mundo anunciando lo que han leído y, ojo, ellos mismos dicen que hay un título que no les gusta: alcanzalibros. Como Hermes, traen y llevan libros, los lucen, los recomiendan, los valoran como joyas y asisten a cuanta fiesta de libro se programe. Sea esta una buena oportunidad para agradecerles a todos los encomenderos viajantes, en especial a los de la Editorial-Librería de la Universidad Pontificia Bolivariana por sus complicidades, porque traer y llevar libros es una obra de arte como lo es el gesto de leer. Gracias a Rigoberto Castrillón, Sigifredo Castro y Etilber Cano por compartir sus experiencias lectoras con los visitantes de la Librería UPB y que, cada vez más, anuncian la palabra de autores con sus palabras en tanto son los primeros lectores cuando el libro sale de impresión. Bueno, también un merecido reconocimiento a Pedro Pulgarín, quien nos acompañó durante muchos años irrigando y sembrando semillas con abono afectivo para imaginar mundos. Cuando escribo estas líneas me llegó Golazo. De los aztecas a la copa del mundo: la historia completa del fútbol en América Latina, de Andreas Campomar. Un buen pretexto para colegir que un libro es la metáfora de un desafío de fútbol callejero. Jugar es leer a la gente.

Por Juan Carlos Rodas Montoya

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