No hubo acuerdo entre los sectores de centro para ir unidos a la primera vuelta de la elección presidencial, por lo que, aunque las encuestas no le favorezcan, lo va a intentar y va a ir hasta el final. Es lo que dice el exnegociador de paz del Gobierno en los diálogos con las Farc y hoy candidato liberal, Humberto de la Calle, en una entrevista concedida al diario El País de España.
"Parto de la base de que me va mal. No voy a ocultarlo. Tengo talante y experiencia, y puedo brindar confianza a los colombianos. Mi propuesta arranca del centro, pero no un centro descafeinado, sino con transformación social, que es el desafío inmediato para Colombia tras el conflicto armado con las Farc. Algún expresidente dijo que la única encuesta en la que él creía era la del organismo electoral el día del sufragio", dice.
De la Calle cuestiona la aguda polarización política que hoy vive el país que, según él, ha descendido de la reflexión al insulto y a la agresividad. Asimismo, crítica la degradación que se ha dado en Colombia en la relación entre Ejecutivo y Legislativo, que hoy está cimentada en lo que llaman “mermelada”, y que ha hecho florecer la corrupción.
"La corrupción es permanente, se da en todas las esferas y forma parte de la cultura. Antanas Mockus hablaba de la proclividad de los colombianos al atajo, a buscar un camino distinto de la legalidad. Mi propuesta va desde las medidas punitivas y de transparencia, hasta el liderazgo que debe estar en la presidencia incluso a riesgo de generar crisis de gobernabilidad", enfatiza.
En la entrevista para el diario español, el candidato liberal habla de la "indiferencia" del país urbano frente al país rural, la cual se vio en el plebiscito por la paz, y reconoce que uno de los mayores obstáculos en la implementación de los acuerdos con las Farc es la reforma rural, pues hay una élite que a través de la historia nunca se dio a la tarea de dar acceso a la tierra a los campesinos.
Refiriéndose a la captura de ‘Jesús Santrich’, De la Calle asegura que en lo pactado quedó claramente establecido que si se cometían delitos después de 1° de diciembre de 2016, serán de competencia de la justicia ordinaria y si se le comprueban las acusaciones, no habría razón para hacer excepciones. Reconoce también que al Acuerdo le queda el 80% de lo pactado por cumplir, y que ante la perspectiva de que el uribismo gane la Presidencia y trate de hacerle cambios sustanciales, ello sería un error histórico y fatal: "Una cosa es oponerse, otra el sabotaje sistemático (…) en Colombia, cuando el Estado ha incumplido su palabra se han generado nuevas formas de violencia".
Por último, ratifica su postura crítica frente al gobierno venezolano señalando que Nicolás Maduro "es un dictador que viola la Carta Democrática Interamericana", aunque recomienda que, desde Colombia, antes que usar la violencia y el odio contra ese régimen, se debe obrar desde un plano multilateral. "Un cambio de régimen con elecciones libres y democráticas en Venezuela es necesario. Nuestro otro gran esfuerzo es evitar la xenofobia, ya tenemos suficientes odios", concluye.