En un comunicado, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Óscar Urbina, suscribió una carta con ocho puntos refiriéndose, a nombre de todos los obispos del país, sobre el paro nacional.
En primer lugar, reconocieron el deseo de transformación que se manifiesta en las calles. “De poner fin a los problemas que aquejan a nuestra nación desde hace muchos años y de avanzar por las vías democráticas hacia una nueva realidad de estabilidad social y de justicia”, se lee en la carta.
En ese sentido, al igual que apoyan la manifestación social, también rechazaron contundentemente cualquier acto de violencia, “sobre todo, agresiones y atentados directos contra la vida y los bienes de la población civil y de los servidores públicos”.
A esa posición, sostienen que es incoherente destruir en medio de las protestas pacíficas, cuando se debe “construir lo que nos falta”. A eso, manifiesta su preocupación de que, a su juicio, la protesta sea usada como “formas de manipulación política y se han percibido apropiaciones a favor de intereses particulares”.
En ese marco, llaman al diálogo nacional, a la reconciliación, fortalecimiento de la acción social y desarrollo integral para todos. “Hay que preservar en esta vía para alcanzar la paz verdadera”. Y planteando estas condiciones, se presta para participar de esa conversación.
“La solución no está en manos de una persona o un grupo, sino de todos los colombianos. Es hora de servir con la totalidad de nuestras energías personales e institucionales al bien común y de afrontar este momento como una oportunidad para fortalecer la identidad y unidad nacionales y para edificar un país donde todos vivamos como hermanos”, plantean.
Así mismo, sostuvieron que, para lograr un verdadero diálogo social, es necesario formar en ética y valores a las personas para lograr una verdadera convivencia social.